viernes, 27 de marzo de 2009

Martini

Tomas un martini en la barra de un hotel de lujo mientras mezclas en tu mirada la perversión y la inocencia. Tiras el anzuelo envuelto en un sexy atuendo nocturno. Seguramente algún especimen masculino caerá en la trampa y tendrás una buena sesión de sexo de ocasión. Esto sucede en los cuentillos que hacen de colofón a las revistas de moda quincenales o en películas o en series o en telenovelas, pero... ¿le puede suceder a alguien en la vida real? ¿Me puede suceder a mí? Anoche tomé un martini en la barra de un hotel de lujo (¡Diablos! ¿Por qué ya no se puede fumar en lugares cerrados?). Lo demás lo dejo a la imaginación del que lea...

jueves, 26 de marzo de 2009

Las amigas

Sé que he sido una quejumbrosa de lo peor, pero así como acostumbro a venir a gritar mis decepciones, angustias, corajes y de más, también debo reconocer con alegría y darle el valor que tiene, al esfuerzo de mis amigas por verme bien.

Esta mañana me sentía desanimada, cansada y un poco alterada y mi amiga querida vino en mi auxilio para confortarme y hacerme saber que no importa cuan de cabeza pueda estar mi mundo, no estoy tan sola como suelo creer. Sin duda sus consejos y apoyo me hicieron sentir mejor.

Pasamos el resto de la mañana en compañía de otra de nuestras amigas más queridas y el compartir con ambas mis pensamientos y sentimientos, me ayudó a sentirme todavía mejor.

Retomamos la energía y el buen ánimo por un proyecto muy querido que hemos acariciado por largo tiempo al que, por circunstancias ajenas a nosotras, no hemos podido terminar.

Y eso no es todo... me siento tan motivada, que creo que mi proceso creativo ha empezado a andar de nuevo y que puedo canalizarlo hacía un proyecto que tengo un poco abandonado.

En fin, la presencia de las amigas siempre es una mano salvadora que te ayuda a escalar los obstáculos.

¡Gracias amigas por estar conmigo!

miércoles, 25 de marzo de 2009

Sueños que se convierten en pesadillas

Dicen por ahí que todos los caminos llevan a Roma; yo no sé de primera mano si esto es cierto porque nunca he intentado ir, pero sabiendo que el mundo es redondo, la lógica me dice que eventualmente cualquiera me llevará.
Últimamente me he sentido muy agobiada por una serie de inconformidades que vengo cargando en el alma desde quien sabe cuando y que no me atrevo a soltarlas por temor a lastimar a la gente que amo.
Curiosamente por todos lados me bombardean mensajes que me dicen que no es bueno callar y aunque he reflexionado al respecto, no estoy convencida de poder hacerlo.
Anoche tuve un sueño que se convirtió en pesadilla. Alguien me clavó una aguja de tejer en la garganta y me dejó sin habla.
¿Será acaso que debo dejar de darle vueltas al asunto y decir lo que traigo atorado antes de que sea tarde?

lunes, 23 de marzo de 2009

domingo, 22 de marzo de 2009

Lo de siempre

Un nudo en la garganta. Otro en el estómago. Una buena rola sonando a tope en el estéreo del coche. El acelerador a fondo. Un cigarrillo en los dedos. El aire entrando por las ventanillas abiertas y enmarañándome el cabello. La incertidumbre haciendo un ruido insoportable en mi cabeza. Las eternas ganas de llorar, de escuchar, de saber, de dormir hasta finales de noviembre... hasta que esto que siento se haya desvanecido. Nada raro. Lo de siempre. This is me.

sábado, 21 de marzo de 2009

En Comunión con Cristo

"Prepárate porque el reino de los cielos está aquí y ahora"

Yo también tenía 9 años cuando me fue permitido recibir el cuerpo de Cristo por primera vez. Mi preparación fue en cierto sentido un calvario porque como no lograba “decir de corrido” El Credo, los sacerdotes me rechazaban una y otra vez argumentando: “Esta niña no se sabe El Credo, por lo tanto no está preparada para la hacer la Primera Comunión”, así que lo que más recuerdo del Catecismo es estar sentada por horas y horas repasando El Credo.

Admito que fui una hoja al viento y que por muchos años ni siquiera cuestioné por aquello que se supone, había aprendido en esas tardes de catecismo donde, por cierto, me robaron una muy bonita Virgen María que había hecho con mucha devoción, lo que me hizo saber que los males del mundo no se quedan afuera de las paredes de los sitios sagrados.

Pero a pesar de que me alejé de los lugares de enseñanza tradicionales, siempre tuve a mano otros medios para aprender.

De esas formas extraoficiales que tuve para aprender, una de mis favoritas fue la película Jesus of Nazareth, dirigida por Franco Zeffirelli en 1977 y protagonizada por el actor inglés Robert Powell en el papel de Jesucristo.

Sin temor a equivocarme puedo afirmar que esta versión es la más completa jamás hecha sobre la vida de Jesús, pues abarca los aspectos más importantes de su vida desde su concepción hasta su resurrección.

Hoy que mi hijo mayor está a punto de recibir por primera vez el sacramento de la comunión, vengo a celebrar ese momento de triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte y a agradecer a Dios que nos haya dejado llegar a este momento tan importante y que nos haga merecedores de recibir ese regalo de vida que nos dio a través de su muy amado hijo.

En este fragmento, Jesús resucitado vuelve con sus discípulos para hacerles una promesa eterna.

Gracias por leer, gracias por comprender.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Me resisto

Desde el día aquel que determiné que sería una mejor madre me dediqué a serlo y en el camino me topé con los demonios que han dominado mi vida, y gracias a los cuales, he sido un fiasco en ese ámbito por los pasados 9 años.
Como no estoy dispuesta a vivir de lamentaciones, hice lo que tenía que hacer sin darle demasiadas vueltas al asunto y hoy me encuentro adolorida y consternada.
Hoy por la mañana lo platicaba con mi tocayita del alma y llegamos a la conclusión de que todo esto era un maquiavélico coctel de estrés con hormonas fuera de control; además de lo anterior, yo le agregué la locura que produce remover los demonios del corazón.
No lo sé, tal vez este nudo que estoy sintiendo es producto de la salida a la superficie de todo lo malo que uno guarda en el corazón y que tiene que confesar para vida de comulgar como es debido. Ver con tanta claridad el lado obscuro puede llegar a ser aterrador.
Sé que no soy un Dexter que tiene la certeza de ser un monstruo, pero sé que envidio, que codicio (aunque no en el plano material), que guardo resentimientos y por una extraña razón me resisto a abandonar esos malos hábitos... no lo sé, es como si disfrutara esa maldad que guarda el corazón.
¿Por qué me siento así? ¿Por qué creo que algunas personas merecen de mí esa parte maligna? ¿Hasta cuándo regresará la calma?
Supongo entonces que lo que me hace falta es llorar y llorar en busca del consuelo que mi corazón necesita.
Sí, ya sé que con llorar no arreglo nada... en realidad no estoy buscando arreglar algo.

Pictures of you

Esta rola es un poema, su lírica está en mi top ten, me encanta el "tu tu tu tu tu tu tu tu tu tu" de Robert Smith y toda la atmósfera melancólica que me genera al rededor cuando la escucho. Curioso, pero no me hace evocar momento alguno de mi vida, simplemente la he hecho mía a lo largo de los años desde que adquirí en cassette el "Desintegration" hace algunos ayeres.
Enjoy

Hoy hace diecisiete años...

Hoy me remonto con felicidad a la lejana tarde de mi primer beso, hace hoy 17 años exactos. Uno de mis más "realmente momentos"... imposible negarlo o evitarlo. Supongo que a la mayoría, si no es que a todas, nos pasa lo mismo.

Ese breve instante de humedades encontradas, expectantes, deseadas y nerviosamente temidas, nos cambia la mente y el cuerpo. Sin duda nunca volvemos a ser las mismas después de la sensual experiencia, inicio de una cadena de descubrimientos que nos llevarán, sin remedio, al intercambio sexual en plenitud. Es el comienzo de la aventura erótica de nuestras vidas.

A mí me llegó más tarde que a la mayoría. Tenía ya 18 años y llevaba varios esperando por aquel chico guapo que reuniera cierta cantidad de cualidades que lo hicieran irresistible ante mis ojos, pero sobre todo, ante mi necio corazón que había decidido pasarse la vida rechazando oportunidades de abrirse al amor después de un primer intento de enamoramiento fallido y doloroso.

Finalmente ese chico llegó, y resultó que ni era tan guapo ni reunía tantas cualidades, pero me flechó y algunos meses después descubrí que mi corazón era no sólo necio, sino también ciego y estúpido. Tuvieron que pasar varios años para que las heridas sanaran y me diera una nueva oportunidad para amar.

En fin, que el punto aquí es el primer beso y de eso no me puedo quejar (honor a quien honor merece), fue una experiencia tierna, amorosa, sorpresiva y sorprendente, audaz, natural y con un entorno boscoso de ensueño. Definitivamente algo sin precedente en mi vida y digno de una nena irremediablemente romántica como era yo entonces.

Recuerdo claramente la sensación de la hierba nueva bajo mis manos, el olor del encino, podía olerlo a él y sentirlo acortando la distancia, acercándose lentamente, amenazando con iniciarme en el juego del deseo. Unos segundos más y el mundo dejó de girar, y todo lo demás dejó de existir. Sus labios estaban sobre los míos, gentiles, cálidos, suaves; mostrándome el camino y calmando mis titubeos, llenándome de vida y atándome a la suya, porque pasara lo que pasara después, vinieran los besos que vinieran, ese sería para siempre el primero y gracias a ello, él ha permanecido y permanecerá inmerso en esa memoria selectiva que mi corazón ha desarrollado alrededor suyo, guardando lo bueno y desechando lo malo, atesorando los momentos mágicos en los que me ayudó a descubrir a la mujer apasionada que llevo dentro hasta hoy y olvidando aquellos en los que me enseñó lo que es sentirse una mierda. En fin, un buen recuerdo para este día de marzo.

martes, 17 de marzo de 2009

Un sueño menos

No puedo evitar que me duela renunciar a un sueño más. ¡Carajo! ¿De qué me han servido todas las experiencias previas? Tal vez sea que no sé soñar, que espero demasiado de algo que sólo está en mi cabeza. Lo que sea, pero no deja de doler.

En el primer año

Un año ha pasado, un año completito desde que ella fue arrancada de mi vida.

A pesar de que nunca nos llevamos del todo bien, debo reconocer que sin ella mis hijos no hubieran podido jamás ver la luz del día. Durante un breve espacio de tiempo, fue nido que los arropó y los preparó para la vida en el mundo y eso es algo que siempre le agradeceré.

Nunca es fácil decirle adiós a lo que ha sido parte de ti desde siempre, pero para nosotras las cosas se habían complicado demasiado así que no hubo mayor drama cuando llegó el momento de partir.

Pensé que nunca la extrañaría y por eso no acepté la ayuda psicológica que me ofrecieron para que me fuera más sencillo superar la pérdida, pero la verdad de las cosas es que la extraño, por lo menos eso es lo que mi subconsciente me dice a través de los sueños que a veces tengo.

Lo triste de esto es que sólo puedo recordarla en su agonía carmesí, en las horas de angustia que me hizo vivir desde que se enfermó y en el agotamiento que me dejaron las noches insomnes previas a su fin.

Hoy, a un año de su partida, miro su fotografía y le agradezco los buenos momentos y le pido perdón por los malos; recuerdo que a pesar de todo seguimos siendo parte una de la otra y que eventualmente nos reuniremos al final de los tiempos.

lunes, 16 de marzo de 2009

La hora de las luciérnagas


Creo que todo en mí se reduce a una sola palabra: luz.

Este fin de semana me sumergí en varias de las que siempre he considerado mis luces favoritas: las estrellas, la luna, una fogata, las chispas de sol colándose entre las hojas de los árboles y reflejándose en el agua corriente de un río lento; pero hoy quiero dedicar un pensamiento especial a esos insectos mágicos que poseen la peculiaridad de romper la noche con su pequeña y fugaz aportación de luz y que lo convierten todo en un gigantesco arreglo de Navidad: las luciérnagas. Me resulta inevitable observarlas y sentir envidia de la belleza que son capaces de regalar con su danza aérea, etérea y amorosa; quisiera atraparlas y llevarlas a mi mundo loco para sentir la paz de su brillo cuando parece que todo lo demás se lo traga la oscuridad, para llenarme de la sencillez de su naturaleza que encierra, paradójicamente, la grandeza de la vida. Varias veces he estado con ellas, rodeada de su magia y siempre, siempre me regalan esa sensación que ahora mismo me explota en el pecho y que no sé exactamente cómo describir.

domingo, 15 de marzo de 2009

The Social Contract

Nota importante: Esta entrada contiene referencias al capítulo “The Social Contract” de la serie Dr. House. Este capítulo no ha sido transmitido todavía por el canal Universal ni por el canal 5 de Televisa en México.

Este es el primero de una serie de escritos que tengo rondando por la cabeza y a los que identificaré con la etiqueta: “The TV that I love” (“La TV que amo”). No es mi intención derramar presunción al usar una frase en inglés, simplemente quiero ligarla con aquello que le dio origen: la televisión extranjera, principalmente la norteamericana y que obviamente es de habla inglesa.


A lo largo de los años me he topado con muchas personas que expresan con cierta frecuencia lo influyentemente positiva que ha sido la lectura en su vida. Al principio consideraba una vergüenza decir que yo no pertenezco a ese selecto club de lectores, y digo selecto, porque en este país no es popular dedicarse a la lectura como un hábito recreativo, pero la vida me ha enseñado que existen otros caminos para cultivarse además de la lectura, el punto es saber cuáles de ellos sirven para cumplir el objetivo.


Confieso abiertamente que la televisión fue mi nana (niñera) y aunque por algún tiempo tuve no solo una sino muchas, la televisión fue la más fiel y constante compañera.


En 36 años he visto de todo y aunque pudiera haber cientos de cosas consideradas como basura televisiva, también he visto diversas series, documentales, noticieros y películas para televisión que en algún punto del camino me movieron las emociones y/o me invitaron a la reflexión.


El caso concreto motivo de esta entrada me lo dio el capítulo “The Social Contract” (“El Contrato Social”) de la serie Dr. House y del cual les contaré a continuación los aspectos que más me impactaron.



Todo comenzó cuando Nick Greenwald, el paciente en turno, manifestó los síntomas de su enfermedad a través de un brutal y ácido acto de sinceridad durante una cena de presentación de un libro de cuentos cortos. De la nada, el tipo que por cierto es el editor, criticó severamente al autor y al trabajo de éste mientras la esposa, asustada y sorprendida por sus comentarios, le pedía que se controlara pero él no podía hacerlo y así, todo lo que pasó por su cabeza salió por su boca en un festín de crueles y dolorosas verdades.


Por supuesto la primera impresión que recibimos de Nick es la de un tipo insufrible y tremendamente amargado, quizás celoso o envidioso del momento en el que el autor es el centro de la atención. La verdad es que no hay nada más falso que esto. El tipo simplemente dice lo que piensa, tiene un criterio y expresa abiertamente lo que considera que no funciona.


¿Cuántas veces hemos ido por la vida pensando?: “Ay, qué mal gusto tiene fulano para la ropa”, “cuánto ha engorado sultanita” o “pero qué re-buena está la vecina” (en el caso de los caballeros que por naturaleza, piensan gran parte del tiempo en cualquier cosa relacionada con el sexo), pero de todas estas, ¿cuántas han sido dichas en voz alta? Y esto no sólo dirigido a un extraño, algunas veces también a las personas que amamos.


El buen Dr.Taub afirma que la gente no dice todo lo que piensa porque la cortesía es parte de un contrato social, gracias al cual, las personas pueden coexistir en paz, tal como lo expuso el libro del mismo nombre escrito por Jean-Jacques Rousseau en 1762.


Lo más común en la naturaleza humana es ejercitar la crítica, siempre (o casi siempre) teniendo cuidado de que el objeto de ésta no se encuentre presente para evitar “pisar callos” o dicho en otras palabras, lastimar sus sentimientos.


El padecimiento de Nick fue relacionado con el caso de Phineas Gage, quien al ser víctima de un accidente donde una barra de metal de 3 centímetros de diámetro y 1 metro de largo se le incrustó en el cráneo, sufrió severos daños en el cerebro, específicamente en una parte del lóbulo frontal.


Por increíble que parezca, Phineas no solo no murió a consecuencia del accidente, sino que permaneció consciente en todo momento y se dice que hasta comenzó a hablar pocos minutos después de lo ocurrido.


Después de un tiempo, el médico que atendió a Phineas tras el accidente, lo dio de alta pensando que éste se había recuperado por completo, al menos eso manifestaba su aspecto físico, pero poco tiempo después descubrieron que Phineas jamás volvió a ser el mismo ya que su personalidad y temperamento cambiaron de forma radical.


Esta situación hizo que la esposa de Phineas lo dejara, argumentando que él ya no era el mismo con quien se había casado y porque lo consideraba peligroso dado lo agresivo de su carácter.


Por si esto hubiera sido poco, Gage también se quedó sin trabajo en diversas ocasiones gracias a su inconstancia, irreverencia, blasfemia e impaciencia, todas características que antes del accidente no tenía.


Finalmente el cielo se apiadó de él y Phineas Gage murió a los 38 años de edad resultado de una serie de crisis epilépticas.


Gracias a Phineas, los neurólogos lograron llegar a la conclusión de que existe una relación directa entre los lóbulos frontales, las emociones y la toma de decisiones, todo esto encaminado a controlar nuestra conducta y a corregir errores.


De un modo hipotéticamente similar a lo ocurrido con Phineas, la relación de Nick con su esposa e hija, a quienes señala constantemente sus fallas y limitaciones, se va deteriorando dramáticamente. Pero no todo resulta tan malo después de todo, por lo menos para Cuddy, quien fue blanco directo de la predilección sexual de Nick por encima del gusto que le provocó en primera estancia “Thirteen”.


Sin duda es extremadamente halagador ser el blanco de un pensamiento o creencia positiva, pues aunque pueda resultar embarazoso, el hecho en si resalta lo positivo que tenemos o lo bellos que podemos ser a los ojos de otros.


Estas son las dos caras de la misma moneda, lo triste es que si todos sufriéramos del padecimiento que atormentó a Nick, la mayoría del tiempo nuestros pensamientos estarían encaminados a destruir en lugar de construir, y es por esto que lo mejor que nos pudo pasar fue haber sido diseñados con un área que se encargue de controlarnos volviéndonos en cierta medida “hipócritas” en aras de mantener nuestro Contrato Social intacto.


Amamos es verdad, admiramos también lo es, pero no somos perfectos y en medio de esa imperfección no podemos dejar de notar las fallas del mundo. Lo que nunca debemos perder de vista es que el mundo también tiene una opinión sobre nosotros y ésta puede ser incluso más aterradora de la que nosotros podamos tener de él.


"It's amazing the way people cling to insults. Or what they think are insults." – Gregory House – The Social Contract.


Gracias por leer, gracias por comprender.

P.D. Hasta House aprendió algo de todo esto.

martes, 10 de marzo de 2009

A day after

Hace unos días era el SPM, hoy no sé que es pero estoy de un sentimental insufrible, llorando por cualquier cosa y por los rincones como la muñeca fea. El caso es que creo que hoy puedo hablar sobre lo que me sucedió ayer. Escuchaba un podcast que produce y conduce un buen amigo, cuando me encontré con "Famous last words", esa rola memorable de Tears for Fears, y me transporté de inmediato a esa época de finales de los ochenta, cuando cursaba la preparatoria y sonaba a tope el "Seeds of love". La mayoría se iba por el sencillo más sonado de ese disco "Sowing the seeds of love" pero yo quedé atrapada por la primera, y... bueno, fue inevitable recordar decenas de imágenes que me abrumaron, de lo que sentía, de lo que anhelaba, de lo que me dolía. Me sentí absolutamente rebasada, tontamente "nockeada" y estúpidamente feliz al encontrarle significados nuevos, curioso, con gente no nueva, pero esa es otra historia; al escuchar de nuevo esa frase que refleja lo que más me gusta del mundo "The sun and the moon, the wind and the rain" y cómo cada que la escuchaba sentía que me habían escrito un poema personal e intrasferible.
Hace poco, en este mismo espacio, Anabell hablaba acerca de tocar la vida de los demás y de la magia que eso conlleva; este amigo del podcast no se imagina siquiera la manera en que me acarició el alma con esa rolita.
Sé que lo que he escrito no tiene mucho sentido pero me prometí que escribiría sobre todo aquello que me diera la gana, sin preocuparme tanto por las formas, así que, aunque el resultado sea caótico (no puede ser de otra manera porque simplemente así es como está mi cerebro), aquí estoy, tratando de vaciar la entraña.

Iron Maiden y mi historia de amor

Como muchas historias, la mía vio la luz gracias a un pequeño momento de determinación. Esos que se presentan con frecuencia pero que generalmente no hacen la diferencia porque nosotros mismos no hacemos algo al respecto.

Era agosto de 1998 y yo estaba recién llegada a una reconocida empresa del ramo de la tecnología, rodeada de desconocidos que poco a poco dejaron de serlo.

“La Banda” es un grupo de compañeros de trabajo que empezaron a reunirse a la hora de la comida y que, a fuerza de convivir todos los días, llevaron la relación amistosa fuera de los muros de la empresa.

Yo que nunca antes fui un ente social, traté de mantenerme al margen de sus actividades y eventos, aunque sí los acompañaba a comer y me enteraba de todo cuanto hacían y de lo divertido que lo pasaban. Fue durante una de esas comidas que se afinaron los detalles para la reunión en donde despedirían a mi mejor amiga de la universidad (una de las dos personas que conocía de tiempo atrás), ya que dejaba la empresa para irse a vivir un tiempo a Florencia, Italia.

Nunca antes había ido a una reunión sin mi novio (de aquel entonces) así que les dije que haría lo posible por asistir aunque por dentro sabía que no iría porque mi novio no me acompañaría.

Esa noche llovió a cántaros, cosa que me dio el pretexto perfecto para justificar mi ausencia en aquella reunión, pero mientras veía la televisión me debatí entre la posibilidad de seguir con mi plan de quedarme en casa o animarme a hacer algo distinto.

¡Qué diablos! ¿Por qué no?

Tomé las llaves de mi coche y salí de casa sin saber que aquella noche se dispararía la aventura de mi vida.

Lo difícil para mí siempre ha sido dar el primer paso, iniciar el contacto pero una vez superada la primera resistencia, generalmente me muevo como pez en el agua.

-¿Y eso?- le pregunté a Alex señalando un disco que le mostraba a Toño- ¿Quiénes son?- Pregunté interesada al ver algo familiar en esa macabra portada.
-Iced Earth, pero no los conoces- respondió sin darle importancia a mi pregunta-. Es metal.
-¿Son como Iron Maiden?
-¿Conoces a Iron Maiden? – preguntó sorprendido por mi comentario.
-Pues sé que existen y que tocan metal.

Había dicho las palabras mágicas, definitivamente había atraído su atención.

A partir de ese momento, Alex y yo comenzamos a compartir nuestros gustos musicales y con singular alegría descubrimos que nos interesaba lo mismo: Queen, The Police, Genesis, Peter Gabriel, The Beatles, Pink Floyd, Duran Duran, entre muchos otros que por el momento escapan de mi memoria.

Un año más tarde, Alex y yo nos casamos.

A medida que el tiempo pasó, fui conociendo el mundo del heavy metal y a sus representantes más icónicos. Confieso que no fue fácil, pues son sonidos difíciles de digerir y sus temas pueden ser complicados así que me fui por lo fácil. Los primeros temas que me gustaron de Iron Maiden fueron los instrumentales. De algún modo, desarrollé alguna antipatía por la voz de Bruce Dickinson porque me parecía innecesariamente gritona. Fue así que por principio de cuentas me hice fan de lo instrumental como “Transylvania” y “Losfer Words (Big 'Orra)”.

Llegado el 2001 Maiden hizo su gira “A Brave New World” con Bruce de regreso, evento al que por supuesto no podíamos faltar.

Inocentemente pregunté si tocarían Transylvania pero esa era una rola que no venía en el “set list” así que me limité a escuchar y a seguir la corriente a los metaleros que se reunieron a ver a Queensryshe, a Rob Haldford (del que conocía aquella rola “Breaking the Law” que cantaba con Judas Priest) y a Iron Maiden en el Foro Sol de la Ciudad de México.


A pesar de mi poco conocimiento de la música, la experiencia fue genial y en gran medida se lo debo a mis compañeros de concierto, mis amigos de la banda (por supuesto mi marido incluido). Salí de aquel concierto con una playera, una gorra, el poster de la gira y esta portada que me acompañó como "wall paper" de mi computadora por mucho, mucho tiempo.

Pasados los años me fui familiarizando con el tema y aprendí a apreciarlo en toda su extensión. Conocí a bandas de estilos inspirados en el metal como: Dream Theater con su metal progresivo y Rhapsody con su metal sinfónico y mientras más escuché, más me enamoré del género por la belleza de su música y por lo profundo de los temas que tratan en sus letras.

Y hablando de letras, mi más grande admiración en este rubro es para Steve Harris (bajista y fundador de Maiden), bueno, por eso y porque tiene una cabellera fenomenal!!!


Admiro su capacidad para tratar tan acertada y bellamente temas que hablan sobre lo que cualquiera puede sentir respecto el miedo a la obscuridad en “Fear of the Dark”, la emoción y el valor que vive un piloto de la Segunda Guerra Mundial en “Aces High”, la moraleja que deja la historia de terror del anciano marinero que mata a un albatros en “The Rime of the Ancient Mariner”, la batalla de la caballería inglesa contra la rusa en la guerra de Crimea en “The Trooper”, la pesadilla de Harris en “The Number of the Beast”, las vivencias de los habitantes blancos de Estados Unidos luchando por eliminar a los indios nativos americanos en “Run to the Hills”, las emociones encontradas y en algún punto esperanzadas del condenado a muerte en “Hallowed be thy Name”, la historia de Erik causando terror en el “Opera House” de París en “The Phantom of the Opera” entre otras muchas y maravillosas canciones que han salido de su ingenio, sensibilidad, creatividad y conocimiento de la historia universal.

¿Cómo no amar y admirar a Iron Maiden cuando me ha dado la oportunidad de experimentar tantas y tan variadas emociones que sin duda me han llevado a la reflexión sobre lo que mueve al género humano?

¿Cómo no amar a Iron Maiden cuando le ha dado tantos momentos de alegría y reflexión al hombre que se ha convertido en el compañero de mi vida?


¡Gracias Steve Harris, Bruce Dickinson, Dave Murray, Adrian Smith, Janick Gers y Nicko McBrain!

“And I screamed for you Iron Maiden, and I’ll do it again.”

lunes, 9 de marzo de 2009

The sun and the moon, the wind and the rain

No tengo palabras. Mi reencuentro con esta rola ha sido cataclísmico.



Lamento no haber posteado el video original, pero tiene deshabilitada esa función.

Dejando huella

Dicen por ahí que para dejar huella debes plantar un árbol, escribir un libro o tener un hijo. Yo sólo tengo lo último y en lo único que no pensé el día que nacieron mis hijos fue en que a través de ellos podría dejar una huella en este mundo. Después de todo, ¿quien diablos soy yo? Un ser humano como cualquier otro.

No es fácil abrir el corazón a un mundo que potencialmente es dañino. Cuando escribes o hablas para un público que no nada más son tus amigos o familia, te quedas con la carne expuesta, lista para recibir la flama consumidora de la burla, la envidia, la crítica mordaz o en el mejor de los casos la indiferencia.

Un día, después de descubrir que las personas que más han influido en mi vida ni siquiera me conocen, decidí que no podía seguir guardándome tantas y tantas cosas que pasan por mi mente y corazón. Viví mucho tiempo escondiendo mis gustos, ilusiones, miedos, añoranzas y emociones temiendo ser lastimada, sin darme cuenta que las monedas tienen dos caras y que si bien alguien puede hacerme daño al conocer lo que me mueve por dentro, también la vida de alguien puede ser tocada en silencio y eso, eso tiene mucho más peso que mil puñaladas en el corazón.

Empecé a escribir y a pesar de mis problemas de redacción fui capaz de transmitir un sentimiento, de cambiar una opinión, de dejar un conocimiento nuevo o simplemente fui motor para que otros soñaran.

Algún tiempo después extendí ese medio de comunicación a la creación de "slide shows" con mis rolas favoritas (no los puedo llamar videos porque no lo son), y a pesar de no tener muchas herramientas a la mano, estoy segura que logré tocar otras vidas mostrando a través de una interpretación propia, lo que una rola significa.

Esto es lo que he hecho para dejar huella más allá de mis seres amados, y no importa si al final no puedes recordar mi nombre porque yo seguiré adelante por este camino con la convicción de que lo que hago y digo, puede marcar la diferencia en otra vida además de la mía.

sábado, 7 de marzo de 2009

De Sabines, rolas e interludios

Esta noche es de interludios empolvados que salen de los cajones y vuelven a sonar como antaño; de poemas de Sabines hace tanto no leídos, a los amorosos, a las mujeres desnudas envueltas en humo de cigarrillo después de follar hasta la locura, tan llenos de palabras crudas y coloquiales sumergidas en la meticulosa perfección de su sintaxis, una tras otra, de tal manera que tocan hasta la más esquiva de las emociones. Esta noche es de esas en las que viejas canciones vuelven con su embelezo y sus recuerdos para permitirme redescubrirlas y cantarlas de nuevo. Esta noche es de magia solitaria, de soledad escogida. Esta noche es mía.

viernes, 6 de marzo de 2009

Love is in the air

¡Mi hermanito se casaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Vaya! Nunca pensé que una noticia así me emocionaría tanto, pero lo cierto es que estoy eufórica. Me hace recordar el periodo de preparativos para mi propia boda, tan intenso y emocionante; me hace recordarle a él, pequeño, de la edad que mi hijo tiene ahora, estudiando yo para un examen parcial mientras le aventaba pases con un balón de americano en el patio de nuestra casa en Tulancingo; su clásico "Oye, Ana" con esa voz aguda que, afortunadamente, se le agravó.
¡Qué rápido pasa el tiempo! Mi hermano, diez años menor que yo, se casa en un año, y mi hija de once me avisó ayer que por primera vez su "novio" le tomó de la mano con toda la revuelta de entrañas y de hormonas que eso implica. Creo que seguiré sin poder dormir con tanta revolución alrededor mío, con tanta evidencia de que el tiempo se me va de las manos junto con la juventud; pero... mejor concentrarse en lo positivo.
¡Felicidades, Juancar y Fer! ¡Los quiero!

¿Qué se siente?

¿Qué se siente que el mundo te escuche, que una bella voz expulse del silencio lo que alguna vez estuvo sólo en tu cabeza? ¿Qué se siente abrir los arcones, soltar las amarras? ¿Qué se siente que la música vieja de adentro salga y adquiera matices nuevos? ¿Qué se siente escucharte fuera de ti?
Hoy lo sé.
Gracias, Jorge, de todo corazón.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Piedad

¿Dónde puedo confesar que el sueño no ha vuelto a mis ojos? ¿A quién le puedo confiar los espasmos que mi corazón sufre cada noche en medio del insomnio? ¿Cuándo se terminará la pesadilla de ojos abiertos, la del miedo, la de la tristeza?
Nada peor que la vigilia nocturna para un ser como yo, que se refugia en los sueños y los guarda en cajitas de terciopelo rojo. Nada peor que las manecillas del reloj jugueteando con mi cansancio y mis ansias de romper el embrujo inmisericorde al que me someten entre las sombras y los ronquidos de la mitad del mundo.
Piedad, sueño, ten piedad de esta luna que ha sido tu más fiel servidora durante los últimos treinta y cinco años, de esta luna que dejó de ser serena hace treinta y cinco noches.

lunes, 2 de marzo de 2009

¿Qué tan bueno es ser bueno?

Quico ha sido siempre un marido ejemplar. Su esposa, la envidia de todas cuantas conocíamos a ese hombre tan considerado, amoroso, romántico, entregado, incansable para decirle minuto a minuto y delante del mundo entero lo hermosa que era ella ante sus ojos, fiel, trabajador, sin vicios, buen padre, buen hijo, buen hermano, buen amigo, buen todo. Diez años de tal derroche de virtudes no le alcanzan hoy para retenerla, para convencerla de que ella nunca se encontrará a un tipo mejor que él, para que lo siga amando si es que alguna vez lo hizo en realidad.
Casos como este, y otros con los que me topo de frente en la problemática de amigos y conocidos, me hacen pensar si en realidad ser bueno es tan bueno.
Adriana me decía la semana pasada que fallamos en ser tan cuidadosas, tan buenas niñas, tan observadoras de las buenas costumbres, "¿de qué diablos nos ha servido?" Me preguntaba desolada mientras su pequeño de dos años gritaba como poseído al rededor suyo, sin permitirle siquiera unos minutos para desahogar sus penas y arrpentimientos. "Debimos ser más cabronas, romper más reglas, besar más bocas, reventar más corazones, tomar más tequila" aseguraba con la voz rota por el cansancio de la vida a sus treinta y cinco. Entiendo que atraviesa por una ligera depresión y que bajo ese estado es muy común ver las cosas más densas de lo que en realidad son, pero no he dejado de preguntarme qué tan cierto resulta en la práctica.
¿Qué tan bueno es ser bueno? ¿Por qué a quienes se portan bien les va mal? ¿Por qué una "niña mal" se puede convertir en una "señora bien" y no se vale lo contrario? Y no es que las señale, es más, lo más probable es que las envidie, justo como lo hace Adriana, aunque yo no sea tan valiente y no me atreva a decirlo en voz alta.
Supongo que, nuevamente, es cuestión de equlibrio, y a veces siento que lo he logrado; sin embargo, otras me parece que la vida se me ha ido quemando en infiernitos tontos. Supongo, también, que todo depende del cristal con que se mire y que tengo que esforzarme por alejar lo más posible mi vida del lugar común de las lamentaciones estériles.
Acción, movimiento, decisión, tomar las oportunidades que se me presentan, decir lo que siento, hacer lo que quiero... el único antídoto. El precio del fracaso: la monotonía, la simpleza, la mediocridad.
¡No! Me resisto, lo haré siempre. A fin de cuentas, creo que no soy tan buena. Es más, no sé si quiero seguirlo siendo.

domingo, 1 de marzo de 2009

¿Hace falta más?

A veces siento que no entiendes, que no escuchas, que no has logrado conocerme en todas mis dimensiones y me hiere hasta la médula saber que hay cosas que no puedo compartir contigo porque simplemente no entenderías. Entonces me siento sola y triste y abandonada y rabiosa. Sin embargo, casi siempre, justo cuando estoy a punto de explotar, me muestras ese otro tú, ese al que amo desde hace tantos años; ese tú cariñoso, tierno, divertido, responsable y corresponsable de nuestra vida juntos, ese tipo cooperador y consciente de que necesito mi propio espacio, mis momentos de soledad, mis rolas, mis letras... y me desarmas la ira y me destrozas el abandono y descubro con deliciosa sorpresa que tus manos aún me mueven como el primer día, que sigo siendo incapaz de oponerles resistencia.
Y sí, duele saber que nunca leerás y que aunque lo hicieras no sentirías lo que intento transmitir al escribirte, pero no es necesario porque sé que en cuanto termine de teclear, publique la entrada y cierre mi sesión, subiré y tus brazos estarán abiertos para mí y mis silencios, esos que guardan lo que a veces siento que no entiendes ni escuchas. ¿Hace falta más?