viernes, 31 de diciembre de 2010

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Antes de irme a celebrar con mi familia el fin del ciclo 2010, quiero agradecer a todos los lectores que nos regalan unos minutos de su tiempo al visitar este espacio, especialmente a nuestras queridas amigas y familiares.


Gracias por compartir en un instante, las cosas pequeñas y las grandes, las amargas y las dulces, las negras y las multicolor.


Que el 2011 sea un año en el que todos tengamos lo que nos sea menester para vivir bien. Que haya muchos momentos para reír y disfrutar, y que los momentos que sean para llorar y dolerse, no pasen en vano, es decir, que también dejen algo bueno al corazón.

Que en cada crisis encontremos una oportunidad y que esas oportunidades nos conduzcan a la verdadera felicidad.

Que haya mucho amor y buena voluntad entre nosotros y quienes nos rodean, y cuando no sea así, que se abra un espacio en el que podamos experimentar el perdón y la misericordia a quienes nos lastiman.

Tengan todos un extraordinario 2011. ¡Muuuchas felicidades!

Un abrazo muy fuerte.

Para Cerrar el 2010

Con el tiempo contado vengo a dejar esta entrada porque no quise dejar pasar el momento para expresar, aunque sea de manera resumida, lo que siento al cerrar el 2010.
El 2010 fue un año extraordinario y creo que nunca lo olvidaré mientras viva.
Hoy más que antes, sé que Dios me ama y que debe amarme mucho porque me ha dado tanto sin yo merecerlo.
Escuché su voz y me dejé conducir por sus caminos.
Lo único que le pido es que no me suelte la mano y sobre todo que no me deje estorbarle en el cumplimiento de su voluntad.
Hoy que muchas vendas han caído, me doy cuenta cuan libre soy y cuan esclava fui de mis miedos, rencores y desconfianzas.
Procuraré ya no dolerme por lo que no valga la pena y cuidaré eso que aunque por momentos pueda doler, sí sirve para crecer.
Valoraré cada momento como si fuera el último y me prepararé constantemente para el día en que me llame a cuentas.
En pocas palabras: ¡VIVIRE!
¡FELIZ 2011!

viernes, 24 de diciembre de 2010

¡FELIZ NAVIDAD!

Muchas cosas pueden ser dichas en una noche como esta: que haya amor, paz, salud, dinero, trabajo, un techo, etc.

Aunque le de muchas vueltas sé que no encontraré nada diferente qué decir, así que simple y sencillamente iré al grano.

Que esta Navidad nos traiga a todos lo que nos sea necesario y que en nuestro corazón, guardemos un sentimiento de agradecimiento por todas las bendiciones que tenemos.

Que en cada crisis encontremos una oportunidad.

Que en cada decepción encontremos consuelo.

Que en cada alegría reafirmemos lo mucho que nuestro Padre Eterno nos ama, para que llegado el momento del dolor, entendamos que somos capaces de hacer algo bueno que nos lleve de regreso a Él.

Pero sobre todo... pidamos que nunca estorbemos su voluntad porque lo único que Él quiere, es nuestro bien.

¡Tengan todos una EXTRAORDINARIA NAVIDAD!

martes, 21 de diciembre de 2010

La vida sigue...


Gracias Dios por la mamá que me diste y gracias por habérmela dado por tantos años.

Gracias por haber premiado su vida y dedicación con el regalo de tu paz infinita.

Gracias madre por tu amor, dedicación y preocupación.

Gracias por tus lágrimas y por tus risas.

Gracias por todo lo que hiciste porque lo hiciste con la mejor de las intenciones.

La vida sigue y en honor a ti y a aquellos que se fueron antes que nosotros y que marcaron nuestra vida con amor, debemos seguir adelante de la mejor manera posible. En mi corazón, sé que estaré bien.

Te amo mamá y sé que nunca morirás porque en mi corazón y en mi pensamiento siempre estarás presente.


jueves, 2 de diciembre de 2010

Para superar el dolor

Para superar el dolor tienes que vivirlo día a día y sentir su trago amargo correrte por las venas para darte cuenta de que nada es como parece.
Es una prueba irrefutable de que tu sentir está en el lugar equivocado y de que necesitas que venga la razón a rescatarte.
¿Dónde está la verdad?
¿Qué vale la pena en la vida?
¿A dónde te va a llevar este recorrido?
Algún día lo viviré, lloraré un momento y luego pasaré a otra cosa.
Quien puede saberlo, tal vez hoy es el día...

viernes, 26 de noviembre de 2010

Manejando Emociones


Creo que una de las cosas que más trabajo nos cuesta manejar a las mujeres son las emociones.



Esta semana he vivido en un torbellino de ellas y aunque esto es algo de la vida cotidiana, creo que estoy aprendiendo a no dejar que las emociones dominen mi razón.



Ha sido de lo más complicado pero ahí la llevo.



No sé si envidiar al sexo masculino porque su naturaleza les permite tener un mejor manejo de sus emociones, pero como he visto mujeres que lo han logrado, no pierdo la esperanza de contarme algún día entre ellas.



Creo que debo empezar por no envidiarlos... ¿verdad?



¡Bonito día y fin de semana!

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Encrucijadas

La vida es un camino lleno de bifurcaciones y por lo tanto, lleno de decisiones por tomar.

A veces la elección del camino es acertada, a veces no lo es tanto. En ocasiones rodeas un poco pero terminas llegando al mismo lugar que otra ruta más directa te hubiera llevado, pero no siempre es posible ver con antelación la diferencia así que te resignas a que lo importante es que llegaste, aunque sea un poco tarde.

Ya en muchas ocasiones me he visto en la encrucijada de lo que se debe hacer y no, por los que se ama. ¿Cuál es la manera más efectiva para ayudar a quien sufre?

El caso es que la vida ya me ha enseñado que aunque uno mucho lo quiera, no es nuestro papel hacer lo que creemos que debemos hacer para ayudar a los demás.

¿Dar un consejo? ¿Una palabra de aliento? ¿Compartir tiempo?

Hoy una amiga me trajo una herramienta con la cual tal vez pueda ayudar a dos personas muy importantes en mi vida y que hoy sufren sus errores del pasado. Pero lo que me sugiere confronta mi creencia y mi fe en Dios.

¿Será que este hombre (René) está en el mundo como instrumento de Dios para hacer el bien?

¿Quién puede saberlo?

Seguiré meditando hasta decidir el camino que habré de tomar.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Correr y desnudarse

Empecé a correr hace poco menos de dos años. No es que haya logrado mucho en cuanto a distancias pero el correr, hoy por hoy, cinco kilómetros tres veces por semana me hace sentir, más allá de los innumerables beneficios físicos, algo así como poderosa.

A lo largo de mis años he sido básicamente sedentaria, salvo breves y esporádicos períodos en los que he estado inscrita en algún gym; pero desde que una mañana de sábado sentí la libertad estrellarse en mi cara mientras corría, no he vuelto a ser la misma. Mis piernas han adelgazado, mi estrés ha disminuído, mi cintura mide menos, mi mente se ha liberado, los problemas parecen más pequeños, el bikini me viene bien en la playa, mis pulmones se han saneado un poco y cada vez le cuesta más al tabaco convencerlos de aceptar más de dos cigarrillos, los leggins y los jeans entubados forman parte de mis atuendos diarios, me siento capaz de nuevas metas, empiezo a preocuparme más por mi alimentación, me gusta mucho más lo que veo cuando miro al espejo, mi desnudez ya no me asusta.

Como dice Anabell en la entrada previa, como te ven te tratan; pero un poco más allá de eso, creo que como te ves te sientes y te tratas tú misma; el trato de los demás es entonces consecuencia de lo que proyectas, de esa seguridad que te da salir de casa por la mañana y caminar por la calle sintiéndote una reina, guapa, segura. Es entonces cuando los demás empiezan a voltear, a mirarte e incluso a propinarte algún piropo. El círculo virtuoso se abre y los resultados positivos se van desgranando a lo largo del día en el resto de los momentos de interacción social y en cada uno de tus encuentros con el espejo.

Ayer noche vi en la tele un programa de la BBC que se llama "How to look good naked". La finalidad de cada episodio es hacer que la protagonista en turno aprenda a aceptar y a amar su cuerpo de tal forma que al término del mismo se permita fotografiarse desnuda y caminar por una pasarela en ropa íntima. La fulanita de anoche era una inglesa rubia simplona, pasada de peso, desaliñada y con un pésimo sentido de la moda, una mujer que odiaba su cuerpo al extremo de no atreverse a mirar su reflejo desnuda. Me impactó el proceso por el que la fueron llevando para que se diera cuenta gradualmente de que ni sus bubbs eran tan enormes como ella pensaba ni su cuerpo tan repulsivo como se había acostumbrado a creer, y todo sin hacerla bajar un gramo de su peso. La aceptación llegó finalmente y se atrevió a posar frente a la cámara sin nada más que un peinado glamoroso y un maquillaje divinamente profesional. El resultado fueron las fotos espectaculares de una mujer que se siente hermosa y lo proyecta. No hubo cirugías ni lipos ni implantes ni nada, todo el trabajo fue a nivel mental y emocional.

Cuando el programa terminó me quedé pensando en mí, en todo eso que he detestado de mi cuerpo a lo largo de los años, y en cómo el correr me ha ido cambiando sistemáticamente esos rencores, en cómo ha ido transformándolos en orgullo por mí y en una reconciliación con mis chaparreras (por cierto, cada vez más pequeñas). La conclusión es una súbita comprensión de que el resto está en mi mente.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Como te ven, te tratan

Nunca me ha gustado darle más importancia a la apariencia de las personas que a cualquier otra característica de su personalidad. Por alguna razón siempre he estado muy consciente de que el aspecto exterior, por muy bonito que pueda ser a los ojos, con el paso del tiempo se marchita sin remedio (aun en aquellos que desafían al paso del tiempo con cirugías y tratamientos de diversos tipos).

Hace muchos años mi esposo tuvo un desafortunado accidente donde perdió el ojo izquierdo. Cuando yo lo conocí no usaba prótesis y aunque su aspecto llamaba la atención a primera vista, los lentes que siempre ha usado terminaban por desviarla la mayor parte del tiempo.

Después del accidente, el doctor que lo atendió le dijo que tenía que ponerse de inmediato una prótesis porque su aspecto era monstruoso. Él, como buen adolescente de 14 años se indignó ante semejante comentario y le dijo que ese aspecto no sería impedimento para que él siguiera con su vida y lograra todo lo que se le diera la gana.

Años más tarde decidió que era momento de hacer algo por él y su apariencia. Se preguntó si aquel aspecto no sería factor para no alcanzar algunos propósitos (sobre todo profesionales) y llegó a la conclusión de que como te ven, te tratan.

"¿Que pensarías de un cuate que trae su carro chocado por mucho tiempo?" Me decía. "Da la impresión de que no le importa, de que es descuidado o desidioso."

Y advertí que tenía razón y que el aspecto exterior cuenta mucho para el mundo porque es la puerta de entrada a todo lo demás.

Después de que nacieron mis hijos me quedé con diez kilos de más que no hice nada por bajar. El comentario de toda la gente que por alguna razón veía mis fotos de antes de que nacieran mis hijos era el mismo: "¡Ay, qué delgadita que eras!"

Hace poco más de dos años me hicieron una histerectomía y un año más tarde me encontré con otros quince kilos de sobre peso, producto quizá de un desbalance hormonal, o tal vez porque en lugar de limitarme con la comida, comí y comí de más.

Con tantos kilos de más me sentía muy mal física y emocionalmente, así que me determiné a bajarlos antes de que se me desatara una diabetes o algún otro mal relacionado con el sobre peso.

Me costó mucho trabajo pero al cabo de ocho meses ya había perdido veinte de los veinticinco kilos que traía de más y el cambio fue bastante notorio. Al principio me sentí muy bien porque todo el esfuerzo y sacrificio que había implicado cambiar de hábitos alimenticios pagaron su precio con los comentarios de la gente que me decía que me veía muy bien, así que no me detuve hasta bajar los otros cinco kilos que todavía me sobraban.

Noté también que el trato de la gente para conmigo cambió a partir de que me vieron sin toda esa bola de kilos que traía encima y aunque por un lado fue halagador, por otro fue decepcionante porque es triste ver que algo que se va a acabar eventualmente, tenga más peso que lo que nunca envejece.

Los que me conocieron gorda y que entonces no me hablaban, hoy me hablan y quieren pasar tiempo conmigo, me buscan y me invitan a sus eventos.

Y bueno, nada en este mundo pasa sin dejarte algo por aprender. Si bien es cierto que la apariencia no debe pesar más que otras características de las personas, tampoco debe relegarse a último plano por el simple hecho de que algún día se acabará.

Es como el portón de entrada a un jardín que reverdecerá todos los años. Si no lo pintas, le arreglas las farolas que iluminan el camino y le barres las hojas secas que el otoño dejó, nadie se acercará para admirar lo que tiene dentro.

Pues sí, como te ven te tratan y está en ti cómo quieres que te vean y por lo tanto, cómo quieras que te traten.

martes, 9 de noviembre de 2010

Gracias a la vida

La chilena Violeta Parra tuvo a bien componer esta maravilla de canción hace cuarenta y tantos años, varios antes de que yo naciera. Hoy se la quiero pedir prestada porque siento la obligación de agradecer este día en que llego a los 37.
Siempre me ha gustado mucho la totalidad de su letra, tan humanista, tan idealista, tan amorosa; pero lo que más me mueve es la manera en que va del individualismo en las primeras líneas de cada estrofa a la mención y presencia constante del hombre a quien ama, en la última. Pasa del yo al tú de una manera sutil pero encerrando en esa transición el tributo a esa persona que siempre está, el agradecimiento, el amor absoluto, el gusto, la devoción.
Hay muchísimo por lo que podría agradecer, pero hoy quiero hacerlo especialmente por el hombre que camina la vida a mi lado; porque él es el origen de mucho de lo agradecible de mi vida; porque está siempre, porque me acompaña y me cuida y me mima y me calienta los pies en las noches de frío, porque no necesito más que su sonrisa para sonreír, porque nunca más seré nómada mientras me abrace, porque conoce mis cicatrices y las acepta, porque su amor es el perfecto contrapeso de mi perenne egoísmo, porque siempre me saca de las peores pesadillas en el momento oportuno.
Gracias a la vida que me ha dado tanto en un solo hombre, en un sólo amor.
Y gracias también a los que han leído y han contenido la risilla irónica que provoca lo cursi. Quienes me conocen saben que lo soy irremediablemente, sólo que hoy me di permiso de un poco más. Es lo menos que merezco en mi cumpleaños ¿no? ;)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

El horror de mis cumpleaños

Ok. Sí. Tengo que admitirlo. ¡Odio que llegue mi cumpleaños! Y no tiene nada que ver el asunto de la edad, esa es otra historia. El punto es que siempre que se acerca la fecha en la que sumo un año más a mi existencia, me topo de frente con el inevitable tren de mi falta de pertenencia, de mis raíces no echadas en ningún lado, de la inexistencia de un motivo para celebrar en aquellos a quienes amo y, se supone, me aman; de un festejo sincero que nunca llega... ni llegará.
Los amigos que están lejos, jamás han venido ni vendrán. Los amigos que están cerca no tienen con quien dejar a sus hijos pequeños. Los familiares asisten siempre al festejo del tío Rubén (con el que estoy peleada a madres, por cierto) que cumple tres días antes que yo y siempre apaña el fin de semana más próximo. Así que todo siempre se resume a una comida equis en un restaurante equis. Supongo que es suficiente para un ente también equis.

sábado, 30 de octubre de 2010

De Humanidades

Sin lugar a dudas, las bodas son de los eventos donde mejor se puede apreciar la vasta gama de peculiaridades que conforma nuestra humanidad. El ambiente festivo, la emotividad a la que nos conduce estar en la presencia del amor en una de sus más puras expresiones, en conjunto con cantidades industriales de alcohol corriendo por las venas, nos lleva irremediablemente a manifestar, con o sin intención, algunos de los más profundos sentimientos que guarda nuestra alma.
Hoy amanecí cruda pero no por el alcohol. Un par de semanas de mucha tensión que concluyeron en una noche de total vela tras asistir a dos bodas que coincidieron en día y hora, me dejaron en un estado extraño que se parece un poco a la cruda aunque pensándolo bien, creo que el término "indigestión del corazón" suena más apropiado.
Y es que es exactamente lo mismo que cuando te llenas la barriga de comida. Es probable que tengas tanta hambre (o antojo) que no distingues el momento en que ya has sobre pasado el límite con el que el cuerpo queda satisfecho.
Anoche por primera vez en mi vida estuve en presencia de los sentimientos más sinceros de un grupo de personas que yo siempre pensé que no los tenía porque no los conocía. ERROR... uno de los muchos que he cometido: asumir sin conocer.
Es que somos tan dados a esconder nuestra humanidad para que quienes nos rodean siempre vean la cara bonita de nuestra alma, que llega un punto del camino en el que los convencionalismos sociales te impiden mostrar quien realmente eres por temor a ser criticado, juzgado y condenado por todo aquello que no encaja con la manera de ser y de pensar de terceros.
Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, así que daré por sentado que esos que estaban más "alegres" expresaron en medio de su felicidad, su verdadero yo; cosa que vale la pena reconocer.
Cuando te acostumbras a recibir tan poquitas muestras de cariño de parte de un grupo de personas, llegas a pensar que de ese mismo tamaño es el afecto que les inspiras. Por eso cuando aquello se desborda un buen día, te cuesta trabajo asimilar la dimensión y profundidad con la que tu presencia ha marcado sus vidas.
Han habido cosas buenas y cosas que podríamos considerar no tan buenas o incluso malas, pero el día de hoy las acepto como parte de nuestra humanidad porque después de todo, mi familia es tan humana como todas las familias en el mundo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Llueve


Llueve
aquí y allá
adentro y afuera
hasta en el último resquicio de patria
desde la frontera del muro
hasta la del río.
Llueve
no para
las nubes gordas de Figueroa
lloran
gimen
se duelen de dar sombra
a la tierra ensangrentada bajo ellas.
Llueve
en cada rostro de huérfano
en cada esposa convertida en viuda
en cada ojo de madre sola.
Llueve
sobre mojado
sobre la desesperanza
sobre el miedo.
Llueve
incertidumbre
tristeza
sueños rotos.
Llueve...

martes, 5 de octubre de 2010

Dejar ir

Muchas cosas me cuestan, pero creo que nada tanto como dejar ir. Dejar ir en general: lugares, momentos, personas, sensaciones, relaciones, recuerdos, etapas. Imagino mi interior como una bodega atiborrada, caótica, en la que hay de todo; con un apartado especial para los tesoros intocables, para las personas más amadas, para los recuerdos más queridos y, por lo mismo, para los dolores más intensos. Entiendo que no es sano ir por la vida con semejante cargamento, que debería soltar lo que no sirve para aligerarme el recorrido. Lo intento. En verdad que si, pero seguramente mis intentonas no son tan sinceras como para materializarse. A veces pienso que es cuestión de tiempo, basada en que ya me ha sucedido que cargamentos pesados y realmente dolorosos han dejado de serlo con el paso de los años; pero hay momentos en los que se hace realmente duro pensar en esa espera y conceptualizar la parte positiva de seguir mirando hacia ese adentro doloroso por años hasta que el hartazgo haga su trabajo. Mientras tanto ¿qué?, ¿cómo hago para dejar en el camino lo que no se ha jubilado?, ¿lo reciente?, ¿lo último? Pienso en la infancia de mis hijos que recién me abandona, en la lozanía que comienza a despedirse, en la juventud que se marcha con todo lo que no hice mientras estuvo conmigo, en los amigos queridos que se alejan sin decir una palabra dejando desolación donde antes hubo compañía. Contra algunos de esos males hay antídoto (ya empecé a tomar Imedeen jaja), pero para los de más adentro no lo hallo, no he podido dejar de extrañar, no he logrado asimilar las ausencias, sus causas y sus efectos.
Hace días que estoy tratando y sigo y seguiré. Seguro que en algún punto encontraré el interruptor que haga que la puerta se abra y comiencen uno a uno a quedarse en el camino los pesos muertos. Deseenme suerte :)

sábado, 2 de octubre de 2010

¡Feliz cumpleaños, Sting! III

Mi madre dice que soy malinchista porque mi músico favorito no es mexicano, porque me emociono más con una canción en inglés que con una en español. Le respondo siempre que creo que la música es universal, que me mueve más una rola (en el idioma que sea) que haya estado conmigo en los momentos importantes, duros o blandos, de mi vida, una que me haya arrancado una lágrima de felicidad o de tristeza, una que me tome de la mano para llevarme y traerme en el tiempo, una que me haga explotar el pecho y la entraña, una que me haga tener la honesta sensación de volar aunque en realidad sólo esté sentada tras un volante, un freno y un acelerador, una que signifique personas y lugares de mi vida y que me haga ser de nuevo esa yo cambiante a lo largo de mi propia existencia. Mi madre no lo entiende porque nunca ha sido fan de nadie, porque tristemente no encuentra en la música esos estímulos. Generalmente no explico más y me guardo maliciosamente la certeza de mi complicidad unilateral y eterna con mi músico favorito, y se quedan como un secreto en mi corazón los tantos y tantos y tantos momentos compartidos con su música.
Hoy es su cumpleaños, y por tercera vez escribo aquí sobre él lanzando un grito al viento cibernético que sé que jamás escuchará pero que siento la necesidad de liberar como agradecimiento a la compañía de su música y a todas esas emociones que me ha regalado a lo largo de mis años.
Una vez más: ¡Feliz cumpleaños, Sting!

jueves, 30 de septiembre de 2010

Adolescencias

Mis capacidades son limitadas. Las de cualquiera. Nada nuevo bajo el sol. Hablo de esto porque no he sido capaz, a últimas fechas, de salirme de la espiral de sentimientos que mis nuevas realidades generan, mantienen y acrecentan cada día, y enfocarme en otros asuntos. Los que sean.
El caso es que mis hijos, mi adolescente y mi puberto, me ponen a prueba en todos sentidos en todo momento. El descubrimiento de que nada de lo que sobre esta etapa haya imaginado mientras eran sólo un par de niños pequeños se acerca ni remotamente a lo que hoy me cubre y me revuelca como avalancha, me vuelve a cubrir y me vuelve a revolcar. Son muchos los miedos, demasiados los gritos de mi propia etapa adolescente que debo callar constantemente para no permitir que mis frustraciones tomen las riendas de la madre que soy ni empañen la que deseo llegar a ser dentro de un lustro o dos o tres. En eso se me va el ochenta por ciento de mis energías. El veinte restante se diluye entre el resto de mis responsabilidades. Entiendo que no debe ser así y empiezo a buscar salidas para los sueños inconclusos, para los kilómetros que me esperan, para los ríos de tinta que guardan las palabras que algún día lograré disponer en orden sobre una hoja de papel. Entiendo, también, que no debo dejar de trabajar en mi yo adolescente, que debo buscarme, quererme, perdonarme y aceptarme, dejar de sentirme víctima y mirarme en el espejo nuevo de los recuerdos de mis recién reencontrados compañeros de preparatoria (sobre esto vendré a escribir pronto); en resumen: sanar. Nada que no tenga puedo entregarle a mis hijos, nada que no sea.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Tiempo: ¿Amigo o enemigo?

¡Cielos! Hoy más que nunca antes me pesa el paso del tiempo.

Desde que recuerdo he tenido que dejar que muchas horas de mis días se pierdan en el vacío del tráfico citadino.

Cuando niña porque asistía a escuela rural, cuando mayor porque mi escuela y después mi trabajo quedaban al otro extremo de la ciudad. El caso es que siempre he tenido que madrugar para vida de llegar a tiempo a todos lados.

Antes no me pesaba porque alcanzaba a echarme un sueñito en el medio de transporte y la hora cuarenta y cinco minutos que pasaba en él me daba para eso y más.

Leía, escuchaba música y soñaba... buena manera de pasar los trayectos.

Hoy no es así porque, aunque tengo la enorme bendición de tener coche propio, el tráfico de esta ciudad se ha vuelto tan complicado que pesar de que las distancias no son tan grandes, pasas horas cambiando el pie del freno al acelerador y viceversa.

Seguramente los choques, los atropellados, los carros quedados, las marchas y todo lo que obstaculiza la fluidez del tráfico son cosas de toda la vida, pero ahora que estoy en otra posición los he resentido mucho más, al punto de querer tirar la toalla y dejar que el mundo siga girando con sus millones de coches que van a toda prisa y que no tienen consideración por los demás.

Hoy me voy a poner en mi papel de "drama queen" y me sentaré a llorar por los eventos a los que he llegado tarde y por los que me he perdido por las muchas horas que he pasado sin remedio en mi coche, donde ya ni siquiera puedo invertirlas en un buen libro o en otra cosa productiva porque me arriesgo a tener un accidente.

Así son las circunstancias y así vivimos muchos mexicanos en las ciudades más grandes del país. Salir con una hora y media o dos de anticipación ya no te garantiza que llegarás a tiempo y pareciera que aquello va a la alza.

Ni modo... peor sería tener que tomar tres o cuatro medios de transporte cargando hijos, pañaleras, mochilas, portafolios, loncheras y paraguas.

Peor sería, no tener un trabajo al cual llegar (aunque sea tarde)...

Y bueno, dicen que no hay mal que por bien no venga... y todas mis horas perdidas en el tráfico no se comparan con el bienestar mío y de mi familia en aquello que llamamos hogar.

Tengo fe en que algún día el tiempo y yo volveremos a ser amigos...

Hoy hay que avenirse a lo que se tiene y ser agradecidos porque se tiene.

jueves, 16 de septiembre de 2010

México lindo y querido

Personalmente me esperaría al 27 de septiembre del 2021 para celebrar el Bicentenario de la Independencia de México, pero dicen que todo viaje comienza por el primer paso y se supone que anoche, hace doscientos años los mexicanos lo dimos.

Y aquí estamos, doscientos años después gritando: "¡Viva México!", "¡Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad!". Y después ¿Qué?

A seguir la vida, supongo. A vivir a todo pulmón en este México lindo y querido que ha estado rodeado por intereses individuales que nos han llevado a la desunión y a la falta de consideración para con el próximo.

Celebro que haya vuelto a nuestras escuelas la clase de "Civismo", esa que no debió desaparecer nunca porque gracias a ella aprendemos a verdaderamente amar a nuestra patria, dando lo mejor de nosotros mismos y anteponiendo los intereses de la comunidad por encima de los personales; esa clase donde aprendimos a ser respetuosos de las autoridades porque son autoridades para darnos una estructura civilizada en la cual podamos desenvolvernos mejor y podamos desarrollar nuestro potencial.

Veo con tristeza que después de doscientos años, los mexicanos no hemos aprendido a luchar por lo que verdaderamente representa un bien para todos; que preferimos la comodidad inmediata aunque no sea duradera, por encima de cualquier sacrificio que nos lleve a un verdadero crecimiento.

Y es una pena que siendo un país tan grande y con tantas ventajas que no se dan en otras partes del mundo, estemos luchando por salir de aquí a cualquier costo porque la calidad de vida puede ser tan miserable como lo era para aquellos que iniciaron el movimiento independentista o para aquellos que iniciaron la revolución.

Se que es complicado para los mexicanos que sí deseamos de corazón que este sea un país donde todos tengamos oportunidades de crecimiento y de trabajo honesto y bien remunerado, porque es nadar contra la corriente, es encontrarnos con muchos mexicanos flojos, aprovechados y trinqueteros que hacen lo que se les da la gana con tal de llevar al pie de la letra la ley del mínimo esfuerzo.

Y no, no estoy en contra de buscar formas que nos den más por menos, eso se llama optimizar recursos y creo que es muy positivo en todos los sentidos, en lo que estoy en total desacuerdo es cuando esa ley del mínimo esfuerzo sirve para pisotear los derechos de otros compatriotas que se parten el alma para darle de comer a su familia y una calidad de vida más o menos decente.

¿Hasta cuándo vamos a darnos cuenta de que el bien común es directamente proporcional a nuestro bien personal?

Recordemos lo que Ramón López Velarde escribió con mucho tino en su poema "Suave Patria": "la Patria es impecable y diamantina". Somos nosotros con nuestro proceder, los que la manchamos y la tiramos al suelo a rodar como si fuera un pedazo de carbón que no vale nada.

Quiero pensar que es cierto que el eterno destino de México, por el dedo de Dios se escribió, y que no es sólo una frase conmovedora dentro de las estrofas de un Himno Nacional que cantamos con mucho orgullo el día que un compatriota gana algo en algún evento internacional o cuando es 16 de septiembre, 20 de noviembre o 5 de mayo.

Porque si es cierto que el destino de México ha sido escrito por Dios mismo, entonces podremos guardar esperanzas de que algún día, esos soldados que en cada hijo el cielo le dio, se levantarán para luchar por su patria con sus mejores armas: la buena voluntad, el trabajo para todos, la honestidad y la rectitud.

Y ojalá que no pasen otros doscientos años para verlo...

¡Que viva México! Y sus mexicanos también...


miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ocho de Septiembre


La maternidad me llegó por vez primera hace once años, un día como hoy.


Me tomó por sorpresa porque se suponía que mi hijo llegaría hasta noviembre y como en muchas otras ocasiones, no estaba preparada para que eso sucediera.


La noche de anoche de hace once años, mi hijo comenzó a tener sufrimiento fetal, indicativo inequívoco de que mi embarazo definitivamente tendría que ver el fin en ese momento. Cobarde como soy para el dolor, hice de tripas corazón y me aguanté los horrores de una cesárea para la cual tampoco estaba preparada.


Recuerdo que cuando niña pensaba en el momento en que sería mamá, pero aquello era tan lejano que nunca me preparé realmente para la llegada de una experiencia de ese tamaño.


No sufrí para cuidar a mi hijo porque tuve muuuchos años de entrenamiento con mis muñecos. Incluso mi mamá me dio un bebé que mi papá le había regalado cuando yo nací. Era un güerito de ojos azules que atrás tenía una perilla para darle cuerda. Él heredó mis pañales de tela y alguna otra ropa que yo guardaba en una maleta vieja que mi mamá me había dado para jugar.


Pero ser mamá no es saber cuidar bebés... esa es la parte más sencilla de todo el asunto. Lo complicado viene el día que tienes que moldearlos y hacer de ellos, personas de bien.


Con mi hijo mayor cometí muchos errores (como muchos los cometen con sus primogénitos), porque no fui capaz de hacer un lazo entre su inocencia infantil y la adultez que he vivido desde que tengo algo así como once años.


Hoy, esa etapa se ha terminado y no hay marcha atrás. Hoy empieza la etapa de la pre adolescencia, esa donde mi marido dice que seré una extraordinaria madre porque finalmente mi hijo y yo, nos podremos entender.


Ojalá que así sea...


¡FELIZ CUMPLEAÑOS HIJO MIO!


Con amor: Tu mamá.

martes, 7 de septiembre de 2010

Sawyer y su Chuleta =D

Bueno, ya que el presente ciclo escolar me ha dado dos días a la semana para no hacer otra cosa que escribir por una hora y media, aprovecharé que me he podido colgar de un modem de por ahí para contarles de mi novio Sawyer.


Sawyer fue mi personaje favorito de Lost y aunque su físico influyó fuertemente en mi enamoramiento, más influyó lo que Josh Holloway hizo con él.


Puede que por principio de cuentas te caiga gordo porque es un "mamón" de lo peor, un cínico, desvergonzado que no respeta nada ni a nadie, que a todo el mundo llama por apodos y que cuando no está leyendo, está molestando a otros.

Si yo hubiera estado con él en la isla, seguramente no me habría caído bien pero la verdad de las cosas es que estando fuera del alcance de sus majaderías, hasta simpático me parece que trate a todo el mundo con semejante dosis de sarcasmo. Después de todo, siempre fue acertado en sus observaciones para con los demás.

Conforme el tiempo pasó, más me gustó porque comprendí la razón de su proceder y no pude evitar aceptarlo con el paquete completo de su pasado, ese que lo hizo un sinvergüenza es verdad, pero que no pudo borrar su lado tierno a pesar de lo grande de su dolor.

Otra de las cosas que más amaba de James era esa lealtad a toda prueba. Sí, parecía que estaba sólo para salvar su propio pellejo pero a final de cuentas, fue de los más leales de entre todos los que llegaron a la isla en aquél memorable vuelo del Oceanic 815.

Que se hubiera enamorado de la condenada pecas del mal de Kate, fue algo que para nada me gustó... pero bueno, no hay hombres perfectos en este mundo así que se lo pasé, resignándome a que la mensa esa, sería la ganona (como tooodas, como siempre). Si el requisito para heroína es ser mensa, prefiero mil veces no serlo jamás.

Pero qué bueno que finalmente Kate decidiera quedarse con Jack y dejar a mi Sawyercito disponible para su Julieta porque eso sí me agradó bastante.


Y es que Juliet Burke (Elizabeth Mitchell) fue también uno de los personajes femeninos más interesantes de la serie. Podría destacarla junto con Sun Kwon porque lejos de ser las tarugas que por estar enamoradas hacen babosada y media, fueron mujeres muy firmes y bien definidas en su modo de proceder y en sus convicciones.

Recuerdo lo grato que fue empezar a ver los lazos que se tendieron entre estos dos, cuando ella estaba en la playa desconsolada porque no pudo irse a casa con su hermana como era su deseo, y en eso llega James nadando porque tampoco pudo irse en el barco que supuestamente los vino a rescatar.


Y bueno, me pregunto si se hubieran enamorado de haberse podido ir en el submarino después de que quedaron atrapados en 1974, pero creo que fue fenomenal que aunque fuese por tres años, este par haya encontrado un poco de felicidad en medio de su tragedia personal.

Siendo franca diré que por mucho tiempo tuve mis dudas de que Sawyer realmente la amara porque los escritores manejaron tan bien la historia en ese aspecto, que siempre el proceder de James te dejaba pensando que más que amor por Juliet, lo que sentía era el peso de su soledad al haberla perdido.


Pero bueno, creo que por el momento aquí lo dejaré porque entre gritos y balonazos, como que no me concentro muy bien.


Lo que sí diré antes de irme es que una cosa recuerdo con mucha emoción del capítulo final de la serie y es cuando Juliet le dice a James: "Kiss me, James!" y él responde: "You got it, Blondie!"


Y si se preguntan por qué la entrada se llama "Sawyer y su chuleta", es porque Julieta eventualmente derivó en "Chuleta"... que por acá en mi tierra, quiere decir "bonita".

martes, 31 de agosto de 2010

Otro agosto que se va


Algunas de las mejores cosas de mi vida han pasado en agosto así que puedo decir sin temor a equivocarme que agosto es mi mes favorito del año.

Este agosto, como muchos en otros años, ha sido sumamente enriquecedor. Me hubiera gustado tener más tiempo para llenar de letras estos maravillosos 31 días, pero la vida es así. A veces te da oportunidades para una cosa a manos llenas y a veces no.

Este mes fue de grandes vivencias, algunas muy difíciles y dolorosas. Aprendí mucho del dolor de mi abuela paterna en su enfermedad. Me acerqué a Dios para pedirle ayuda y consuelo y por supuesto que me los dio a manos llenas.

Las personas más queridas de mi vida me llenaron de cariño en mi cumpleaños y compartieron conmigo la dicha de mis once años de extraordinaria vida matrimonial.

Tuve unas maravillosas vacaciones de deberes materno-escolares que disfruté todo lo que fui capaz.

Tuve ocasión de reflexionar sobre lo que quiero hacer con mi vida en el futuro cercano.

Saboreé un delicioso café al lado de algunas de mis amigas más queridas.

Me reencontré con uno de mis más queridos amigos.

Y bueno, también tuve ocasión para sufrir un poco mis malestares de mujer que hace un par de años perdió su útero.

Hubo de todo sin duda. Creo que por eso me gusta Agosto y en especial este, y por eso nunca lo voy a olvidar.

lunes, 30 de agosto de 2010

Los Emmys


Sí, puedo decir que la televisión fue mi nana durante mi niñez y aunque los tiempos han cambiado y ya no hay necesidad de que ocupe ese sitio en mi vida, sigue siendo gran compañera de mis días.

Porque me gusta ver televisión, adoro ver los eventos en los que se reconoce y premia el trabajo de quienes la hacen posible.

Ayer fue la fiesta de los Emmy Awards y vengo a dejarles mis impresiones al respecto.

El anfitrión. Jimmy Fallon me parece un extraordinario comediante, de los últimos talentos de SNL, pero sinceramente siento que se lanzó "a la grande" antes de tiempo. Hizo muy bien su trabajo, no lo niego, pero no creo que haya estado a la altura de alguien como Ellen DeGeneres o Conan O'brien. Para acabar pronto, Neil Patrick Harris me pareció mejor anfitrión que Jimmy Fallon.

Las series premiadas. Bueno, creo que si alguien pensaba que los sentimentalismos influían a la hora de repartir premios, anoche quedó más que claro que no es así porque no le dieron a LOST nada más que un homenaje de despedida junto con 24 y Law and Order, y bueno, como premio de consolación el de Edición en una sola cámara.

Sinceramente no he visto Mad Men pero creo que después de lo de anoche, veré si me atrapa.

Me dio agüite que no le dieran el premio a "The Good Wife", pero la verdad es que la cosa estuvo muy competida y si no lo creen, pregúntenle a los de "Dexter" y "LOST".

"Modern Family" es una serie que apenas estoy viendo porque la acaba de sacar FOX aquí en México pero puedo decir que pinta para divertir por lo menos un par de temporadas. Me caen bien Ed O'Neill (o el que se comió a Ed O'Neill) y Ty Burrell por anteriores trabajos, así que será refrescante verlos en papeles distintos.

Me hubiera gustado que ganara "Nurse Jackie" pero evidentemente no todo se puede tener en la vida.

Sobre los premiados. Estoy de acuerdo en el premio a Jim Parsons como protagonista de comedia por "The Big Bang Theory".

También estoy de acuerdo en el premio a Edie Falco como protagonista de comedia por "Nurse Jackie", aunque no me hubiese incomodado que se lo dieran a Toni Collette por United States of Tara o a Julia Louis-Dreyfus por The New Adventures of Old Christine.

Con pesar por razones sentimentales, pero reconozco que fue muy merecido el premio a Bryan Cranston por "Breaking Bad". Yo lo conocía como comediante en "Malcom in the Middle", así que ha sido una grata sorpresa ver que se ha desempeñado como actor de drama y más con ese papel que ha resultado tan impactante.

Me apena que mis novios (Hugh Laurie y Michael C. Hall) no hayan sido reconocidos, pero así es este negocio. Lo importante es siempre estar presente porque en cierta medida ya eso es un reconocimiento a la calidad del trabajo que se hace.

Lo que sí me gustó es que a Dexter le dieran dos premios: el de actor invitado a John Lithgow y el de director de series de drama a Steve Shill.

También me hubiera gustado que ganara Julianna Margulies por "The Good Wife", pero me conformo con que le hayan dado un premio a Archie Panjabi como actriz de soporte por la misma serie (que igual se lo hubiera dado a Christine Baranski).

En general me queda un buen sabor de boca con esta entrega de premios Emmy y por ahora espero con ansias el inicio de temporada de Dexter, House y The Good Wife, entre otras.

sábado, 28 de agosto de 2010

Satisfacción

Así como me gusta llorar mis fracasos, me gusta celebrar mis triunfos.

Acabo de tener uno muy grande que significó un esfuerzo no tan grande.

Sí, suena raro pero la verdad es que todo fluyó. Me pregunto qué hay diferente en mí y sólo puedo decir que un poco más de madurez.

Y lo mejor de todo es que esta madurez me llegó en la juventud.

¿Verdad que vale la pena celebrar la madurez cuando aún eres joven?

viernes, 27 de agosto de 2010

Los sueños que sueñan con volverse realidad


Podría decirse que a la vida le gusta jugar a hacer mis sueños inalcanzables.

Bueno sí, estoy exagerando un poco porque en realidad mis sueños más importantes sí han visto la luz del día.

Lo que pasa es que hay algunos muy largamente anhelados que de pronto se ven al alcance de la mano y tal como cuando despiertas, se han desvanecido.

Peeeeero.... como todo en la vida, depende de la actitud con la que quieras interpretar lo sucedido.

En otro momento hubiera hecho rabieta, pero hoy me doy cuenta que mi tiempo no ha llegado pero llegará.

Hoy estoy en el lugar en el que debo estar haciendo lo que debo hacer y no es más un sacrificio o un estancamiento, es la preparación de la mente y del espíritu para lo que vendrá.

Porque los que hoy me necesitan, mañana no estarán y entonces sólo entonces podré volar.

jueves, 26 de agosto de 2010

Lo que soy ahora

Mi muy escaso sentido de pertenencia está seriamente afectado en este momento. Por más que trato de racionalizarlo es mucho más grande el vacío en el estómago. Entiendo perfecto que el pasado no puede cambiarse y que lo que soy ahora mismo es una consecuencia irreversible de esa lógica. Creo que ese es justamente el problema: lo que soy ahora. O lo que no soy ahora. O lo que no fui antes... o lo que si. O ese "nadie" que me persigue siempre.

sábado, 14 de agosto de 2010

Celebrando el amor


Me ha llegado otro momento de revivir aquello que se selló una tarde de verano y no puedo más que sentirme la mujer más afortunada sobre la faz de este viejo y maravilloso planeta.


He vivido cosas buenas y otras con tintes decadentes pero lo que hace la diferencia es haberlas vivido a tu lado.


Hoy más que nunca estoy convencida de que mi lugar en el mundo es junto a ti, y me siento feliz de no haber dejado pasar la oportunidad de vivir esta aventura, pensando en los temores y en los fantasmas del pasado.


No es por nada pero de aquello que pudiera creer que me hace falta, la verdad ni me acuerdo.


Tú todo lo llenas y a todo le das balance.


¡Gracias por estos maravillosos once años de amor y crecimiento, amado esposo mío!


Anabell

14 de Agosto de 2010


Entre la lucha y la aceptación de una realidad que no se puede cambiar

Hace una semana me comunicaron que mi abuela paterna ha sido diagnosticada con cáncer de colón.
La noticia me vino mal y no he sido capaz de abstraerme por completo del sentimiento de tristeza que me embarga desde ese día, aunque he hecho lo posible por superarlo.
Me queda claro que es una persona muy mayor y que su momento de partir está tal vez más cerca que el de muchos otros miembros de la familia, pero no es fácil aceptar que ese último recorrido será doloroso y por demás penoso.
Yo nunca he sido persona de mimos y apapachos, pero eso sí, siempre me he preocupado y me he dolido por mis seres queridos y sus pesares.
Confieso que me gustaría poderles resolver la vida para que cada quien pudiera seguir su camino con un horizonte amplio, pero sé que eso no está a mi alcance aunque lo quiera.
En esta vida nada pasa por casualidad y todo tiene un objetivo. Hasta las enfermedades... incluso esas que son terminales.
Hoy va a haber un evento aquí en mi ciudad con una persona que se dedica a sanar enfermos de nombre Rene Mey.
Personalmente nunca había oído hablar de él hasta esta semana en donde me dijo una amiga muy querida que llevara a mi abuela para que la sanara.
Y bueno, con mucho respeto a las buenas intenciones del señor Mey y de todos los que creen en su poder sanador, pero creo que hay ciertas cosas en la vida que no se pueden revertir aunque lo desees de todo corazón.
Sé que irán a verlo varias personas a quienes tengo en muy grande estima y que padecen de enfermedades que van desde las serias, hasta las que son terminales.
También sé que el poder de la mente es tremendo y que igual que enferma, es capaz de curar.
Me pregunto si hago mal en no intentarlo con mi abuela.
Me pregunto si esta es una de esas cosas en las que hay que ver para creer.

viernes, 13 de agosto de 2010

And I wonder if I ever cross your mind...

Algo tiene esta rolita que, a pesar de ser nueva, me remite de inmediato a los albores de mis veintes y me mueve las tripas de una manera inusitada. Extraño, ¿no?

jueves, 12 de agosto de 2010

Hoy... sin la venda en los ojos.

De un mes a la fecha me he estado reencontrando con gente de antes, con antiguos compañeros de vida. Fugaces unos, otros no tanto. De frente en una mesa de café, por teléfono, por Messenger, por Facebook. En general todos ellos fueron gratificantes. Todos menos uno.

Varias veces he hablado aquí sobre ese amor de juventud que me marcó por años y años. Con bombo y platillo puedo decir hoy que nada de eso queda ya. Parece que el tiempo se encargó de hacer eso que todos te dicen cuando traes mal de amores: todo lo cura, todo lo borra. Sé que puede parecer estúpido que venga a decir esto hoy, a casi veinte años de distancia; entonces sólo hay que recordar que soy un ser de pasados, que los atesoro y no los dejo ir tan fácilmente. Hace un par de semanas dejé en un par de fotos que me encontré en Facebook, todos los recuerdos: los buenos, los malos, los más o menos, los dolorosos, los eufóricos. Por primera vez en mi vida entendí lo que mis amigas se cansaban de decirme. La venda se me cayó de los ojos y pude percibir aquello que siempre me negué a mirar. Empecé a preguntarme entonces: ¿De quién estuve enamorada?, ¿a quién le permití mostrarme el amor con sus encantos y desencantos?, ¿a quién le regalé la primicia de mi piel?... ¿A él? ¿Al que aparece en esas fotos recientes? ¡No quiero! Preferiría seguir pensando que era un tipo simpático, guapo, sencillo y sensible, con ojos y boca de niño, con sonrisa de campo y manos de alquimista. La realidad me desagrada porque por primera vez lo veo como todos los demás lo vieron siempre... como era su esencia, sin todos esos oropeles que mis ojos nuevos y enamorados le adjudicaban en cada mirada.

Hoy puedo agradecer el sentirme finalmente liberada de él, pero ha empezado a dolerme la crudeza de la realidad, el fin del sueño, la caída de las murallas de ese recordar selectivo que tuve que construírme en torno a él para no sentir que mis primeras veces fueron un desperdicio porque las deposité en la persona incorrecta. Finalmente no sería yo si la historia tuviera un final feliz... esos no son para mí.

miércoles, 11 de agosto de 2010

¡Terapia!

Ayer comencé terapia Gestalt. Una nueva experiencia. Un nuevo modo de intentar solucionar las intermitencias y los dolores de siempre. No sé si funcionará pero quiero intentarlo. Igual nada pierdo pero lo que puedo ganar creo que es importante. Quiero encender la luz, sentir que puedo, que quiero, que me quiero. Y es que eso de querer querer... me, me ha acompañado tanto que he llegado al punto en el que no parezco querer otra cosa, lo peor, no parezco lograr nada distinto, y así se me van quedando las letras en el tintero, las notas en el piano que no tengo, las viejas querencias junto a las nuevas, y lo peor de todo, la sensación de que la vida llega a la mitad y nada ha sido suficiente... nunca.
La primera tarea es escribir una auto biografía. ¡Menuda cosa para un intento de letruda como yo! Me emociona y me asusta a la vez. Si logro algo medianamente aceptable lo compartiré acá, si nunca llega es porque el adefesio superó mis propias expectativas siempre malas y tristes. La segunda tarea es la sinceridad a b s o l u t a, y no con el terapeuta, conmigo misma. Cuando lo pienso me aterra, abrir la boca para que salga por ella todo lo que sé que guardo y que a veces no puedo confesarme ni siquiera en silencio... no es cosa sencilla, pero algún precio hay que pagar por encontrase, por liberarse. La tercera tarea es el asumir la responsabilidad de mi propia vida, o sea dejar de endilgarle los milagritos a los santos incorrectos; acá la única responsable de cada cosa que siente, quiere, piensa o sufre, es su servilleta. Así que de ahora en adelante soy la única "santa" en cien kilómetros a mi redonda.
Finalmente no sé si sea un grito de auxilio en la dirección equivocada, pero creo que hacer algo es mejor que seguir esperando el amanecer de un día en el que la plenitud me acompañe a pesar de mis propios pesados pesares.

viernes, 6 de agosto de 2010

Uno

Aniversarios vienen, llegan y se van. Ayer uno sólo hizo las tres cosas y dejó un recuerdo grato, dejó la estela de unas horas buenas, una rola de The Beatles resumida, un cielo nocturno medio nublado de inicios de agosto y un calorcillo en el corazón dentro de una sonrisa robada al tiempo.

martes, 3 de agosto de 2010

Previo

En el pequeño instante que representa el antes y después, quiero detener el tiempo y agradecer por todo lo recibido y lo vivido.

Quiero devocionarte porque es gracias a ti, que mi mundo ha girado.
Perdóname por no entenderte a plenitud y por seguir caminos que me alejan de ti. Por eso es que debo aprender a abrazar más mi fe en ti, que en intentar comprender el por qué de tus designios.

Gracias por darme tantas y tantas oportunidades para palpar tu amor y tu misericordia; gracias por no dejarme en el abandono aun cuando el dolor y los problemas me hacen olvidarme de tu presencia; gracias por invitarme a ser partícipe de tus obras aun cuando creo no tener las habilidades necesarias para llevarlas a cabo.

Porque tú crees más en mí de lo que yo creo en mí, es que he podido seguir por este camino a pesar de lo inclinada de la cuesta.

¿Y cómo no vas a saber más de mí que nadie, si tú me creaste?

Por eso hoy, en el instante previo de otro aniversario en el que se selló nuestro primer pacto, vengo a reconocer ante ti mi pequeñez, a dejar mi vida en tus manos y disponerme a ser un instrumento de tu voluntad.

¡Ayúdame Señor! Porque sin ti no llegaré a ningún lado, ni seré capaz de dar a tu obra nada trascendente.

Y que sea por ti, sólo por ti. Porque lo que yo valgo radica en el centro de tu amor y en ningún otro lugar.


Anabell
3 de Agosto de 2010

sábado, 31 de julio de 2010

A la luz de los años

Es cierto que el paso de los años deja más que sólo arrugas o una irremediable tendencia a ser atraído por la gravedad.

Para mí, el paso de los años ha traído experiencia y conocimiento con los cuales he formado un criterio a mi parecer bastante sensato.

Esta fue una tarde para mí. Mi marido se fue con sus amigos y mis hijos se fueron con mi mamá.

Tuve mucho tiempo para pensar y para soñar.

Después de pensar, se me metió el antojo de soñar, así que quise ver una de esas películas que los gringos llaman: "chick flick" y que son generalmente de corte romántico.

Pero no encontré la película que quería ver ("He's not that into you" o "A él no le gustas tanto") y en cambio me topé con una película de 1963 con María Félix de nombre "Amor y Sexo".

Tal vez el título diga mucho, o quizá no diga nada. Esta es la historia de una mujer madura con un pasado disoluto, pero que parece no agobiarle, que conoce a un joven médico con el que más temprano que tarde, sostiene un tórrido romance. Si es que puede llamársele de ese modo.

Pero no he venido a contarles la trama, sino a compartirles aquello que me hizo reflexionar.


Últimamente me ha dado mucho por pensar en la justicia y en el precio que tenemos que pagar por las cosas que hacemos mal, deliveradamente hechas o no.

En otro tiempo me hubiera dado gusto ver lo que pasó con esta mujer y me hubiera puesto incondicionalmente del lado de la novia del médico, la chica inocente y burlada, pero que sabe pasar por el fango sin que su dignidad se vea comprometida.

Hoy lo que vi es a una mujer que sintiéndose libre, hizo con su vida lo que pensó le daría la dicha. Tarde se dio cuenta de que valían más otras cosas que nada tenían que ver con el dinero pero aceptó con tristeza que no todo el mundo es capaz de hacer un "borrón y cuenta nueva", por mucho que se cante el amor que se dice sentir.


Dicen que el orgullo es lo que sostiene a un hombre y aunque 1963 y años anteriores parezcan muy lejanos, es un hecho que para muchas personas, el valor de las mujeres se encuentra en sus virtudes, incluidas claro está la castidad.

Y yo me pongo a pensar en qué será lo que verdaderamente les importa. El valor de esa primera entrega que va más allá de un acto que busca saciar necesidades físicas, o el temor a las comparaciones y a los recuerdos del pasado que lo único que logran es avivar un celo que se torna irracional.


Al final ella hace lo correcto. Se da el valor que tiene como mujer y como ser humano y paga el precio que tiene que pagar por haber tomado decisiones que aunque parecieron convenientes en su momento, evidentemente no lo fueron. Con llanto sí, pero también con dignidad.

¡Cuantos matices tiene la vida!

Desacuerdo

No sé si a alguien además de mí le cause escalofríos la palabra desacuerdo. No, no porque sea una palabra de temer por sí misma, sino por las cosas que nuestra naturaleza humana desencadena cuando vivimos en desacuerdo.
Cuando era pequeña, los desacuerdos entre mis padres me hacían pensar en que en ese instante se rompería mi familia y cada quien se iría por su cuenta. Cuando adolescente, los desacuerdos entre mis padres me seguían asustando, pero en ese momento llegué a pensar en que la separación, al ser el punto final de los desacuerdos entre dos personas, sería la solución al conflicto (y futuros conflictos), así que dejé de temer y empecé a desear la separación de mis padres, con tal de que ya no hubiera conflictos derivados de los desacuerdos.
Y es que los desacuerdos mal tomados derivan muchas veces en la agresión verbal y física, al cierre del entendimiento y en los casos más graves, a la destrucción.
Ayer leí una nota que decía que Julio fue el mes con mayor número de muertes de soldados norteamericanos en Irak. ¿Será porque ya llegaron a un acuerdo?
Y no se necesita ir tan lejos o ver las cosas en tan grande escala para darnos cuenta de que nuestra manera de tratar los desacuerdos nos daña más de lo que nos beneficia pensar con mente propia y no como piensa el montón (o ese montón en particular).
El desacuerdo vive en el núcleo mismo de nuestras familias. ¿Qué hijo está siempre de acuerdo con su padre? ¿Qué esposa está siempre de acuerdo con su marido?
Lo más triste de todo es que estamos tan cansados de los conflictos originados por un desacuerdo mal llevado, que optamos por eliminar cualquier contacto con la sociedad. Dicen que vale más estar solo, que mal acompañado.
Y es que la persona con la que estamos en desacuerdo se convierte en la mayoría de los casos en el enemigo. ¿Y quién es el dueño absoluto de la verdad como para determinar quién tiene la razón y así eliminar el origen del desacuerdo?
Uno de mis vecinos me contó un día que, sabiendo que él adora sus rosales, una vecina suya con la que tenía "pique" por otras razones, una noche se internó en su jardín para cortarle todas sus rosas.
Cuando mi vecino se dio cuenta de lo sucedido inmediatamente supo quien había sido la autora de la fechoría y corrió a ponerle una demanda por daño en propiedad privada.
Después de unas semanas de "dimes y diretes", las rosas volvieron a crecer e incluso más bonitas que antes. El vecino meditó en lo sucedido y le dio un poco de risa ver que lo que al principio fue un daño, se convirtió en un bien y decidió dar el primer paso para eliminar los conflictos: dejó de pelearse con la vecina y de darle importancia a aquello que ella hacía y que a él le molestaba.
Ellos siguen en desacuerdo, pero por lo menos ya no se meten uno con el otro.
Seguramente nosotros fuimos educados para ser personas de bien, esto quiere decir que no hago el mal con ese propósito y por lo tanto, siempre estoy bien.
Cuando alguien hace las cosas de manera distinta, piensa diferente o tiene otros gustos, lo primero en que pensamos es tal vez que estando en su situación, nosotros haríamos las cosas mejor.
El desacuerdo nunca va a desaparecer y por el contrario, cuando las personas son más cercanas, los desacuerdos se viven de una manera quizá más intensa.
No lo digo yo, lo dicen las miles o millones de actas de divorcio que se dan alrededor del mundo: Motivo de separación: Diferencias irreconciliables.
¿De verdad hay diferencias irreconciliables? O ¿Será que no nos dimos cuenta a tiempo de que con esta persona había muchos más puntos de desencuentro que de encuentro?
Creo que para saltear los obstáculos que nos presenta el hecho de no saber manejar los desacuerdos, debemos ser humildes y conscientes de que lo que es distinto no es malo por ser distinto; tal vez en la tolerancia encontremos que aunque diferentes, al final de cuentas todos respiramos el mismo aire y compartimos el mismo suelo.
Hay que pensar en que la diversidad nos enriquece y que todos tenemos derecho a vivir como mejor nos parezca (siempre y cuando no afectemos los derechos de los demás).
Se como buenamente puedas ser, que ya encontraremos el modo de seguir en este camino en paz, tú con tu credo y yo con el mío.

lunes, 26 de julio de 2010

De la vida, lo que te acomoda... y de la moda, también

Hablando de cosas hasta cierto punto banales, encuentro que me hubiera gustado en algún momento de mi vida, haberme formado cierto estilo en cuanto a mi arreglo personal.

Siempre me ha gustado la elegancia con el que se arreglaban las señoras de los años cuarentas y cincuentas del siglo pasado. El vestido, la media, el peinado y el zapato de tacón, siempre harán verse bien hasta a la mujer menos agraciada.

Veo las fotografías de las abuelas y las tías más mayores y me doy cuenta de que no nada más las señoras de sociedad se sabían vestir bien en aquel entonces.

Y es que es innegable que la media, el sombrero y el guante, hacen la diferencia.

Pero bueno, en estos tiempos volver a todos esos accesorios suena descabellado en primer lugar porque ya no es moda, y en segundo lugar porque igual y requeriría invertir mucho tiempo en el arreglo, mismo que francamente es preferible invertir en otras cosas.

A mí me encanta la televisión y en ella encuentro algunos modelos que me gustaría seguir, pero esas fantasías se desvanecen en el aire cuando me imagino en esas maravillosas vestimentas, una mañana en la que muy seguramente tenga que tirarme al suelo para desconectar alguna computadora que requiera un arreglo físico o que haya que treparse a un anaquel para revisar el ruteador que se niega a sostener en pie a la red. Murphy no falla, ya me lo ha hecho saber.


La que últimamente me tiene encantada con su forma de vestir y en general con su arreglo es Julianna Margulies, en The Good Wife.

Si ven las fotos de cuando Margulies salía en ER, se darán cuenta de que no es una extraordinaria belleza, sin embargo en The Good Wife le han sacado un maravilloso partido a sus facciones y en general a su figura.

Me encanta ese vestuario elegante y sobrio con que caracterizan a su personaje. Será tal vez porque es una abogada o porque es la esposa del político prominente y la quieren representar con el estilo impuesto por las esposas de los políticos norteamericanos como lo hiciera Jackie Kennedy en su momento.

Creo que es el mejor ejemplo de que una mujer bien peinada, bien maquillada, con un traje sencillo pero de corte sobrio, sus zapatos de tacón y por supuesto la media, se ve muy bien.


Claro que no soy la mujer de oficina que se mueve en círculos que requieren este tipo de arreglo, pero sinceramente me gustaría verme así por lo menos algunos días de la semana.

Independientemente de si me es posible o no llegar a un estilo como el de la señora Florrick, soñar no cuesta nada e intentarlo tampoco.

Y ya me voy a dormir porque para todo lo que se tiene que hacer para verse así, es necesario madrugar.

domingo, 25 de julio de 2010

Charcos

Llueve afuera. Estás en casa o en la oficina. Generalmente buscas cubrirte si es que debes salir. Un paraguas, un impermeable, botas, el auto. El problema es cuando llueve afuera y estás afuera y no tienes paraguas ni botas ni impermeable ni auto. Si te mojas te da frío, se te deshace el peinado, se te corre el maquilllaje, la ropa se maltrata y qué decir de los zapatos que pueden terminar en el bote de la basura después del mojado suceso, amén de la alta probabilidad de pescar un buen resfriado. La mayoría de la gente corre, se resguarda bajo el toldo de lona de algún comercio, entra a una tienda o cafetería, toma un taxi, se sube al micro o al autobús. Hay una amplia gama de opciones pero la constante es tratar de evitar a toda costa que el agua del cielo haga de las suyas sobre nosotros. Sin embargo, existen momentos en los que es imposible abstraerse a pesar de todos los esfuerzos, en los que no queda más camino que la resignación. Sufres un poco al principio, las primeras gotas son siempre más frías que las siguientes, mientas madres y maldices tu suerte más de una vez, lamentas tu falta de previsión y juras por las once mil vírgenes que no volverás a salir de casa sin paraguas aunque te choque cargarlo por todas partes. Ya medio mojado dejas de sentir tan gacho. En algún punto te ríes de ti mismo pero al tiempo que odias a los afortunados que van dentro de sus coches, sobre todo a aquellos que en alguna esquina te miran con lástima. Una vez que te encuentras empapado es cuando la magia sucede. En medio del irremediable "ensopamiento" y de la comprensión de que no vale la pena resistirse, te llega la liberación y de un momento a otro dejan de importar todos los detalles banales que te hicieron buscar el resguardo inalcanzable, vuelves la cara al cielo para sentir la frialdad inicial de las gotas cayéndote encima. Te sientes niño de nuevo. Abres los brazos y deja de importar la lástima de los automovilistas desde su refugio seco y abrigado (finalmente son ellos los que se pierden la diversión). Una vez que te abandonas a la libertad del agua es complicadísimo reprimirte. Es una sensación maravillosa, como de transgresión positiva, como de volver al origen; cuyo climax es el momento justo en el que miras el primer charco y decides, con toda intención, brincar sobre él y sobre los cinco siguientes, arrastrar los pies en el sexto para "hacer olitas", buscarlos en lugar de evitarlos. Llegas a casa mojado hasta el alma pero extrañamente feliz y liberado, como después de un largo día de juegos en la infancia.