viernes, 30 de abril de 2010

Para ese niñ@ que llevamos en el corazón

No me acuerdo cuándo fue que dejé de ser niña porque empecé a cargar con ciertas responsabilidades a temprana edad, que me hicieron dejar de lado los juegos para enfrentar la vida con más madurez.

No me quejo, gracias a eso soy una persona independiente a la que muuuy difícilmente se le atora la carreta.


Soy muy afortunada porque tengo cientos de tesoros de la infancia guardados en el corazón. Tristemente muchos no pueden decir lo mismo porque sus vidas fueron marcadas por la violencia intrafamiliar y la miseria económica.


Aun así, Dios siempre tendrá un regalo para nuestro tierno corazón. A falta de una mamá o un papá, te dará alguien más que te guie y te ame para hacerte una persona de bien.


Y ahora que nos ha tocado la gran fortuna de tener unos angelitos prestados, no nos olvidemos de que nosotros también fuimos niños como ellos. ¿Cómo me gustaría que fuera mi mamá conmigo si yo tuviera 7 o 10 años?


Caminaremos hacia adelante, pero nunca dejaremos en el pasado, a ese niño que fuimos.


¡FELIZ DIA DEL NIÑO!

miércoles, 28 de abril de 2010

Porque la vida nos puso aquí

Muchos años me he preguntado ¿Por qué la vida nos puso aquí? ¿Por qué nuestros caminos se cruzaron en un punto y luego se separaron para convertirse en esa enorme brecha que hay entre nosotros?

Razones hay muchas. El caso es que aunque uno insista en razonar el punto, uno a veces se ve envuelto por el vacío que deja la distancia.

Muchas cosas han pasado a lo largo de los años y más, a lo largo de los últimos días. Después de mucho pedirle a Dios que me ayudara a quitarme esta carga de resentimiento que he traído conmigo por más tiempo del que puedo recordar, él me ha mostrado su misericordia y de golpe me ha quitado todo cuanto me dolía.

Aaaaah, pero el dolor no se va sin antes decirte por qué te dio.

Ayer escuchaba a Billy Cristal decir cuando le preguntaron cómo había sido su última charla con su papá algo más o menos así: “Fue horrible. Una tarde tuvimos una discusión porque él no estaba de acuerdo con mi relación con una chica de la que estaba enamorado. Aquella noche, a él le dio un infarto y murió. Jamás pude arreglar las cosas. Yo desperté a la mañana siguiente pero él ya no.”

Aun así, Billy ha tenido la oportunidad de arreglar las cosas con su papá noche tras noche, en la puesta en escena de su obra: “700 Sundays”.

Yo… simple mortal entre los mortales, tuve la oportunidad que jamás creí que tendría de darme cuenta, entender y aceptar al padre que Dios me dio.

Lo único que lamento de toda la experiencia es haber endurecido el corazón y haberle juzgado del modo en que lo hice.

Dios nos puso aquí y nuestra voluntad nos ha llevado por los caminos que hemos querido. Hoy acepto el lugar en el que cada uno estamos y soy feliz y tengo paz.

No sé que hice para merecer semejante regalo pero ¡Muchas gracias!

¡Feliz cumpleaños, Pa!

martes, 27 de abril de 2010

Más de cinco mil días

Parece que no hace tanto, pero han pasado más de cinco mil días despertando a tu lado. Seguro que es por eso que cuando no estás el mundo se vuelve extraño. No todo ha sido sencillo, incluso ahora mismo hay muchas cosas que no lo son, pero quien crea que el matrimonio sólo se compone de buenos momentos vive una ilusión barata. Tampoco todo ha sido complicado, amarte es muy fácil, entre miles de razones, porque eres un hombre estupendo, leal, divertido y amoroso; porque me amas, me entiendes y me respetas. Con hombres como tú es sencillo enfrentar la vida. ¡Gracias por estos catorce años de amor!

lunes, 26 de abril de 2010

Consecuencias

Creo que si de algo he estado consciente toda mi vida es de que todos los actos tienen consecuencias y he procurado en la medida de mis posibilidades y limitantes, enfrentarlas siempre con la cabeza en alto.

A últimas fechas he vivido una vorágine de sentimientos que me han movido muchos cimientos y hoy como siempre, le tengo mucho miedo a las consecuencias.

Por un lado estoy tranquila porque he encontrado la paz que da el reconocer las equivocaciones y pedir perdón por ellas, pero por otro siento que entre pedir perdón y tenerlo hay una distancia muy grande.

Pero todo debe fluir, como las aguas de los ríos. El día que se queden estancadas, seguramente se empantanarán.

Ya supe dónde estuvo el error...

Después de algo así como treinta y tres años, descubrí el origen de muchas de mis inconformidades, miedos, frustraciones y resentimientos.

Me pasé esos mismos treinta y tres años pensando en que el problema estaba en otros cuando en realidad estaba en mí misma.

Había escuchado mucho decir aquello de "No juzguéis para que no seáis juzgados", pero creo que me tardé mucho en entender plenamente este concepto.

Ayer, Dios me dio un regalo. Como todas las cosas que él suele dar, llegó de sorpresa y fue algo que ni en mis más locos sueños pensé que se daría.

La venda se me ha caído de los ojos. No son las cosas que pasan a mi alrededor las que me lastiman sino la manera en que las miro… o mejor dicho, la manera en la que las he juzgado. Y no está mal; la justicia debe buscarse y defenderse a toda costa, el problema está cuando juzgas a las personas en lugar de juzgar sólo sus actos.

¡Gravísimo error!

Ya me lo había dicho mi maestro pero no le entendí.

Supongo que tienen que pasar muchas cosas antes de que puedas aceptar plenamente las realidades.

Hoy que lo sé y lo entiendo, me arrepiento de haber juzgado y no por miedo a ser juzgada pues es obvio que lo merezco. Me arrepiento porque juzgando alejé a mucha gente de mi vida porque no supe lidiar con los fantasmas que nublan la razón y el entendimiento.

Somos y estamos por una razón, no por casualidad, no por accidente, no por coincidencia y hay que buscar siempre estar bien durante el tiempo que dure nuestra vida.

¡De todo corazón, te pido perdón por haberte juzgado!

miércoles, 21 de abril de 2010

Revistas de moda

No compro revistas de belleza, no porque me desagraden, todo lo contrario, me encanta enterarme de las tendencias de la moda, los cosméticos de última generación y los colores más actuales; en realidad a lo que huyo es a la certeza de mi adicción a esos menesteres porque eso va en absoluto contrasentido con mis intentos perpetuos, y generalmente fallidos, de ser una mujer austera. Antes era por pura convicción, hoy la jodidez es un factor de mucho más peso, pero, ya sea "por juana o por chana", es inevitable que después de hojear una revista tipo "Glamour" o "Elle" no me quede en las tripas un residuo de sentimiento devaluatorio del tipo "soy una pobre diabla", mismo que toma fuerza cuando me reúno con mi madre y mis hermanas que son la personificación misma de la moda en contraposición a la fodonga de la familia que siempre ha sido su servilleta. Sin embargo, debo confesar que en las vacaciones de Semana Santa caí en la tentación (¡vaya contradicción!) y compré uno de esos ejemplares. Difícil contenerse si estás echada en un camastro tomando el sol, olvidaste el libro en el depa y las llaves las tiene tu marido quien se fue al cine con los niños, y de repente se te presenta el señor de las revistas ofreciéndote la solución al aburrimiento que te trae en jaque desde hace una hora. El caso es que compré la revista y conforme iba hojeando mi mente volaba al escenario perfecto en el que, tarjeta en mano, me daba vuelo comprando cada una de las cosas que iban apareciendo ante mis ojos: los zapatos cafés de tacón altísimo, una bolsa de mano roja, el vestido naranja, la blusa blanca de estilo vintage, las sombras de Dior, el maquillaje de Lancome, el spray que le aporta volumen al pelo, el anticelulítico milagroso de Vichy, las gafas oscuras de Prada y una lista interminable de etcéteras que empecé a "necesitar" de inmediato. Después de todo ¿quién no quiere verse espectacular? La que lo niegue, miente... me digo para intentar convencerme de que en realidad no es tan malo el nuevo conflicto que me cargo; si le pasa a muchas no puede ser tan malo, vuelvo a decirme ya en el centro comercial a punto de dar el tarjetazo. A fin de cuentas alcanzo a reflexionar por un instante, justo antes de cometer la tontería de comprar algo que realmente no necesito y salgo casi corriendo al estacionamiento, sintiendo alivio por no haber caído y culpa por haber estado a punto de.
Como sea, hoy estoy aquí, luchando contra el materialismo que me abruma con la firma amenaza de ganarme la partida, y jurando que nunca más compraré una pendeja revista de modas. JUM. Pero por si acaso, ya escondí la tarjeta ;)

martes, 20 de abril de 2010

La guerra que se acabó

En alguna etapa de mi vida abril significó más que el mes de mi aniversario de bodas, por tres o cuatro años fue el escenario de un evento que en verdad me apasionaba, por el que era capaz de sendas desveladas y de aún mayores exprimidas de cerebro. El primero de esos abriles descubrí que lo que yo escribía podía gustarle a alguien, que no era una locura abrirle el pecho a gente desconocida y mostrarle todo el contenido guardado durante mi vida entera. Todavía recuerdo la sensación de ver los comentarios positivos a mis tímidos intentos de poesía y la fuerza interior que eso me producía, la vorágine de letras, cuentos, poemas que salían de mi pluma uno tras otro; a veces despertaba en medio de la noche con una idea y corría al baño a plasmarla antes de que el olvido se la robara. La sacudida fue tal que ese primer treinta de abril comencé a preparar el material para el siguiente, me uní a otras personas y la sinergia que se creó sólo puede describirse con la palabra magia. Fueron meses grandiosos, llenos de planes, trabajo y compañía constante, amigas nuevas por montones, creatividad al máximo. Los siguientes abriles tuvieron su encanto y seguí entregada a la satisfacción de esas noches geniales aunque cada año el desgaste era mayor imperceptiblemente y el placer se iba haciendo pequeño, algunas amigas demostraron que no lo eran y las decepciones comenzaron a enseñar su feo rostro cada vez con mayor constancia; mi vida personal se fue complicando, viví cambios importantes que alteraron mi dinámica diaria, me emproblemaron y se llevaron al caño mi creatividad. El distanciamiento final llegó de manera inevitable, se fueron las letras, casi todas las amigas, el tiempo y las ganas, se me agotó el motor para tanta locura. Hoy es veinte de abril y hace apenas un par de días que me di cuenta de que la Guerra Florida debía estar desarrollándose en algún foro; me caminó entre los dedos un gusanito de nostalgia, a fin de cuentas esos abriles serán siempre parte de los grandes recuerdos de mi vida y los culpables directos de que en este momento esté aquí escribiendo o intentándolo por lo menos, pero jamás volvería a participar, la pasión necesaria es mucha y a mí hace rato que no me queda nada de todo aquello.

lunes, 19 de abril de 2010

Bajo presión

Estoy bajo una intensa presión desde hace varios meses, básicamente de trabajo; pero a últimas fechas parece que los demás ámbitos de mi vida se han contagiado y hoy me siento abrumada por la presión que me aplasta y que viene de todas las direcciones. Hacia donde sea que mire hay alguien presionando el botón de mi capacidad para resistir, incluso el espejo me devuelve esa presión que yo misma me impongo para no doblarme y seguir intentando mantener el barco de mi vida a flote. No puedo fallarle a todos, no puedo fallarle a nadie. Lo triste es que hay días en los que siento que no podré soportarlo, lo rescatable es que siempre termino soportando; la pregunta es si la fuerza que me sostiene proviene de una fuente inagotable o si en algún momento se extinguirá y entonces el mundo (léase hijos, esposo, padres, hermanos, amigos, empleados, etc.) me caerá encima. Quiero ser optimista y pensar que la fuerza la genero yo misma, quiero creer que soy fuerte, quiero pensar que sólo yo decidiré si me quiebro o si sigo sosteniendo este peso inmenso sobre mis hombros. Quiero intentar no volver a fallar a quienes he defraudado y no hacerlo por primera vez a quienes he logrado mantener al margen de mis debilidades y equivocaciones. El tiempo dirá si logré o fracasé, mientras tanto tarareo la rolita de Queen y David Bowie con la que tanto me identifico en este momento.

miércoles, 7 de abril de 2010

De círculos llenos de nada



"Sola yo estoy y llena de inquietudes;
cada día me interno más adentro;
mis defectos atraen a las virtudes;
de un misterioso círculo soy centro.
El cansancio que tengo es infinito;
todo el dolor del mundo lo he probado;
un laberinto de ansiedad habito
y a tientas me revuelvo en lo intrincado".
Pita Amor.


Círculo de angustia, 1948


Tú y yo nos encontramos en un punto de ese círculo de vacío. Él es nuestro común denominador, por quien buscamos las respuestas que rasgan el corazón.



Miedo a las tinieblas, miedo a la ignorancia hemos tenido y él de luz nos ha llenado.



Y hoy que te he conocido, también he conocido una parte de él que estaba perdida en el universo.



¡Gracias Pita, por decir tan magistralmente lo que atormenta a este corazón!
¡Gracias Pita, por haber existido!

martes, 6 de abril de 2010

Fracturas

Llevo mucho tiempo luchando contra un sentimiento que no sé donde ponerlo; y es que las fracturas no tienen remedio.

Es complicado decidir qué hacer sin pensar que la estás regando si te dejas llevar sólo por la razón o sólo por el sentimiento.

He tratado de darle un equilibrio y por momentos encuentro algo de paz pero el tiempo pasa, le pongo un curita y lo siguiente que veo es que la fractura se ha hecho más y más grande.

¿Tiene sentido seguirla parchando si se va a seguir corriendo?
¿Debo quedarme aquí de pie hasta que el piso finalmente se abra y me devore?

Si tan solo supiera cuál es el sentido de todo esto...

Paralelismos y divergencias

Me gusta Isabel Allende. Creo que si las mentes humanas se catalogaran como estilos literarios sin duda la mía sería, absolutamente, un libro de la chilena... sin complejidades intelectualoides. Vamos, que entiendo que de seguro mi mente no llega a tanto pero creo que la aproximación sería muy descriptiva de lo que me circula dentro del cráneo, aunque seguramente menos rica.

Durante las vacaciones leí Paula. Me había resistido por miedo al tema de la hija enferma y muerta. Me resulta complicado enfrentarme a temas que me hacen sentir vulnerable y nada podría lograrlo más que verme en el espejo de una madre que vive la agonía de una hija en lo que debería ser la plenitud de sus días. El caso es que finalmente vencí al miedo y me dispuse a enterarme de los pormenores de la muerte de Paula y de la vida de Isabel, de refilón. No haré una reseña. La finalidad de esta entrada es exponer la sensación de paralelismo con la que me topé al descubrir muchas de mis propias carencias y sueños y miedos en la parte de esa historia que corresponde justo a la etapa de vida por la que atravieso. De alguna manera me sentí comprendida, acompañada, cuerda; un sentimiento de solidaridad me acarició y por momentos dejé de visualizarme como el bicho raro y mezquino al que no le alcanzan las bendiciones que le caen del cielo día a día para sentirse plena. El lado oscuro del asunto es que también me encontré con una especie de certeza interna que me asegura que hasta ahí llegan las similitudes, que no habrá más, que no vendrá una temporada de luz en la que encuentre eso para lo que nací, a diferencia de Isabel que encontró su camino en la escritura de ficción aunque no estuviera ni remotamente en el esplendor de su juventud. Tengo miedo de que esa voz tenga razón, de que se me acaben de ir los treinta y los que me queden y nunca pueda decir con orgullo "estoy satisfecha" en esos aspectos en los que me gustaría brillar aunque fuera una sola vez. Sé que depende de mí, pero a últimas fechas me he sentido tan a la deriva que no veo por donde pueda encontrar eso que me falta y que ni yo misma sé con exactitud qué es. Tengo miedo, para variar, tengo miedo.

lunes, 5 de abril de 2010

El Puerto...


Anoche soñé con el Puerto. No puedo recordar el lugar exacto pero desperté llena de esa humedad (a veces fría) tan de aquellos años de mi vida, y de golpe se me vinieron las memorias de las cosas vividas frente a ese mar que recuerdo más gris que azul. Me vi escribiendo poemas frente al mar agitado, luchando contra el viento que me volvía palomas las hojas y garrapatas la caligrafía, pero que nunca pudo acomodarme los sentimientos (bueno, al final sí); me vi convertida en la princesa de los cuentos de hadas encerrada en una torre , tejiéndome el cabello en cientos de trenzas para destejerlas luego en la carretera de regreso a casa; recorriendo las calles en moto, sin casco y con miedo; gritando vestida de rojo en las gradas del Pirata Fuente un sábado sí y otro también (siempre que la localía coincidiera con mis vacaciones); topándome a cada paso con el amor inconcluso, con el dolor constante de mi pérdida. En el Puerto cambió mi vida, allí descubrí un diciembre que podía amar de nuevo o por lo menos intentarlo; también allí viví mi primer y único acostón post-antro de una sola noche, del que guardo un gratísimo recuerdo porque ahí supe lo que es que los anhelos más locos se te vuelvan realidad. Entre las notas de las marimbas en los portales viví de todo, encuentros inesperados, huídas espectaculares, tensión, ansiedad, pero la constante más constante eran las tripas encogidas, todo el tiempo. El Malecón me regaló uno de los recuerdos más queridos de mi papá, uno de los más graciosos de mi mamá, la más dulce de las revanchas que puedo recordar y las espectaculares noches de Año Nuevo envueltas en los aullidos de los barcos. Mi paladar no olvida los lecheros con canilla de La Parroquia, ni las "vacas voladoras" clandestinas que comprábamos Adriana y yo de noche para tomarlas de a poquito frente al mar antes de que los edificios nuevos lo llenaran todo, los Faros de Don Nachito, las papas fritas del KFC, las primeras cervezas micheladas con música de marimba.

Los recuerdos me visitan en marabunta y ya soy incapaz de seguir enumerando las experiencias vividas en el mágico Puerto de Veracruz, un lugar que me late dentro, que amo y que es parte inevitable de mis primeros años.

jueves, 1 de abril de 2010

Hay cosas que a pesar de los cambios, conservan su encanto

Es complicado no sentir algo de ansiedad cuando sabes que algo en tu vida será distinto a partir de equis momento.

En estos días mi vida ha dado más vueltas de lo que hubiera imaginado y aunque por momentos he dudado si el camino que he tomado me llevará al destino deseado, sé que quedarme en el mismo lugar por siempre me hará mucho daño.

Hay que moverse como las aguas del mar, como las estrellas en el cielo, como los días y las noches; y hay que dar las gracias porque somos bendecidos por esa maravillosa capacidad de movernos a voluntad.