sábado, 21 de julio de 2012

En mi vida...

Hay un par de versos en la canción que escribieran John Lennon y Paul Mc'Cartney titulada "In my life" que rezan algo así: 

"Hay lugares que recordaré
Toda mi vida, aunque algunos hayan cambiado.
Algunos para siempre no para bien,
Algunos han pasado y algunos permanecen.

Todos estos lugares tienen sus momentos,
Con amores y amigos, que sigo recordando.
Algunos están muertos y algunos viven.
En mi vida, los he amado a todos."

En este momento estoy de camino a un lugar de esos que recuerdo y que recordaré toda mi vida. ¿Habrá cambiado? Seguramente sí. ¿Para bien? Sólo Dios sabe...

Y sí... ese lugar tuvo muchos momentos con amores y amigos que sin duda sigo recordando.

Algunos de ellos, como mi madre, han pasado de este mundo, pero todavía quedan algunos otros que por lo menos aparentan estar vivos.

Lo importante es que en mi vida... los he amado a todos.

Un abrazo con aprecio.

viernes, 13 de julio de 2012

En un mundo de percepciones

Hará cosa de un año recibí una de las críticas a mi persona que consideré más injustas.  La recibí sintiendo que un tren me había pasado por encima porque no lo vi venir y porque si algo he cuidado en la vida es mi conducta y siempre procuro comportarme a la altura y cuando no es así, generalmente soy yo misma la primera en sentirme mal por mi proceder.
Fue una época de muchos cuestionamientos y deseos de pelear por defender mi “buen nombre”, de aquellas personas que tan injustamente me trataron (según mi parecer), pero entre tener la razón y vivir en paz, opté por vivir en paz poniendo algo de distancia de por medio.

Hace unos días recibí una crítica, que igualmente pudo considerarse injusta, pero ésta tuvo un matiz diferente porque la persona que me la dijo, también expresó que lo que pensaba era producto de su percepción.

Cuando me explicó su punto de vista, lejos de sentirme mal me di cuenta de que en cierto sentido tenía razón porque así es como se veían las cosas desde donde él estaba.

Hay una historia de una pareja que a pesar de haber tenido malas experiencias con un hotel determinado, se hospedaron en él de nueva cuenta, ignoro si fue porque no había otras opciones disponibles o si lo hicieron en la espera de la reivindicación del lugar.

El caso fue que cuando se encontraron en la puerta de su habitación, las llaves electrónicas no funcionaban. Ninguna de las dos que les dieron. Al principio pensaron que tal vez que las habían puesto junto al celular y por eso se había desprogramado la banda magnética pero no fue así. Llamaron a la recepción pidiendo que alguien subiera a ayudarlos porque para acabarla de amolar, la dama necesitaba con urgencia hacer uso del baño. El tiempo pasó y nadie llegó a auxiliarlos, razón por la cual volvieron a hablar a la recepción y les dijeron que la persona ya había subido pero que no los encontró fuera de su puerta.

-Pero si estamos aquí y no nos hemos movido- fue lo que alegaron hasta que unos minutos más tarde, vieron venir a alguien por el pasillo.

-¿Por qué no funcionan las llaves?- fue el primer reclamo -. Necesito entrar con urgencia, por favor apresúrese a abrir la puerta- instó la señora.

-Con mucho gusto señora- respondió el botones- por favor acompáñenme- solicitó con amabilidad.

-¿A dónde?

-A su habitación, dos pisos arriba.

Puede ser que al momento de emitir juicios saltamos muy rápido a las conclusiones y generalmente las mismas se construyen con el material que se tiene a mano y que suele ser producto más de una percepción que de una realidad.

¿Será posible emitir juicios justos basados en realidades absolutas?

Ahora que miro atrás, las dos críticas que recibí fueron producto de una percepción pero yo tomé la primera como un ataque personal e injusto hacía mi persona.

¿Cuántas veces he hecho lo mismo con otras personas? Seguramente miles de veces… muy a mi pesar.

¿Y qué hay de los halagos?

Bueno, el halago es la cara opuesta de la crítica. El halago es el reconocimiento por lo que se hace bien.

Del mismo modo que las críticas, los halagos son los juicios emitidos en aprobación de un comportamiento determinado y por ello también se construyen de percepciones.

Vivir tratando de evitar los primeros y buscar los segundos es una tarea muy desgastante porque mientras unos no los ves venir antes de que se te estrellen en la cara, a veces los otros tardan mucho o de plano nunca llegan, por más que estires la mirada en el horizonte.

Los primeros te deprimen y te hacen dudar de tu bondad, de tus habilidades y hasta de si mereces vivir en este mundo, mientras que los segundos te llenan de vida, te dan ánimo para seguir el camino y generalmente te impulsan a buscar nuevos horizontes.

He tratado de no dejar que me afecten los primeros y también he procurado que los segundos no me despeguen los pies del suelo, pero no ha sido fácil y la mayor parte de las veces no lo he logrado… aunque esta última vez sí pude manejar mucho mejor la crítica, apartándola de un ataque personal y tomando su contenido como una muestra de las señales que estoy enviando y que tal vez no me conviene enviar. Mucho de esto tuvo que ver más con el hecho de que la persona que me la dio me dijo que era una percepción… no siempre será así, no siempre las personas me harán saber que su crítica o su halago proviene simple y sencillamente de su propia percepción de la vida; algo que puedo tomar con objetividad  para darme cuenta de que probablemente esa percepción no tiene mucho que ver conmigo.

Un abrazo con aprecio:
Anabell

miércoles, 11 de julio de 2012

Desde la muerte

Creo que el momento más terrible después de la muerte de un ser amado es retomar la vida diaria sin esa persona.

Cada vez que estoy en un funeral, veo al viudo o viuda y se me parte el corazón al pensar en lo que será para él o ella llegar a su habitación, a esa que compartió equis años con su pareja y donde se dieron los momentos más íntimos y personales de la vida que se acaba de terminar.

El dolor y la soledad deben pesar mucho en esa primera noche amarga.

A veces me pregunto cómo sería para mí el tener que vivir todo eso y cuando la cosa se torna más oscura y profunda, opto por pensar que yo me iré primero que él.

¿Me gustaría que él tuviera que vivir todo eso? ¡No! Por gusto no... pero sé que él sabría manejarlo... incluso sé que le tomaría menos tiempo que a mí,  recuperarse y aceptar su nueva condición hasta el día en que también entre en el rincón de los graduados.

Tengo un boleto y de pronto no sé qué tan proximamente pudiera hacer uso de él. No, no es que tenga pensamientos ni intenciones suicidas, simplemente hablo del boleto que me dieron el día que nací... el mismo boleto que les han dado a todos los seres vivos desde que este mundo es mundo y que eventualmente todos, queriéndolo o no, terminamos por usarlo.

Y bueno, no es que tenga miedo de morir... al menos no por mí. Lo que me da miedo de morir es saber que va a ser triste para mis amados y que no estaré en posibilidades de confortarlos.

No he conocido a alguien que al día de hoy sea capaz de decir un adiós a algo significativo en la vida sin derramar una lágrima.

Un abrazo con aprecio:
Anabell



domingo, 8 de julio de 2012

Preocuparse...


¿De dónde vienen las preocupaciones?

Tengo un rato dedicando mi vida a quitarme de encima los pesos innecesarios. Un día comencé por viajar ligera, con la firme convicción de que nada que pudiera hacerme falta estaría ausente de mi vida.

Después me fui quitando poco a poco las responsabilidades que no son mías y aquí me encontré con algo muy interesante: ¿cuáles son mis responsabilidades en la vida y cuáles no?

No es fácil determinar de todo aquello que cargamos, qué tanto lo cargamos porque nos corresponde y qué tanto lo traemos porque alguien nos lo dio o porque vimos que otros lo cargaban y era virtuoso hacer lo propio; algunas otras veces lo cargamos porque creemos que si no lo cargamos nosotros mismos, nadie lo hará y será el fin del mundo si alguien no toma responsabilidad de ello. Cargamos porque cargando, justificamos la razón de nuestra existencia… al menos así he justificado la mía.

¿Es necesario que justifique mi existencia? Creo que lo haría sí y solo sí tuviera que pagar un precio por el aire que respiro. ¿De cuánto es la cuota  para que el corazón lata y los otros órganos del cuerpo cumplan con su función?

Si no tengo que pagar cuotas por las cosas más básicas y elementales de mi vida, ¿por qué tengo tantas preocupaciones?

Si lo primordial y más básico de mi vida es gratuito, seguramente mi trabajo en este mundo es conseguirme todo lo demás con sangre, sudor y lágrimas…

Y aquí es donde entran los benditos problemas, las cosas que tengo que resolver, las cosas que me preocupan porque el éxito de mi supervivencia depende del que sepa sortear los obstáculos y encontrar la solución a mis problemas.

Conforme fui quitándome cosas de encima, me di cuenta que la vida es mucho más simple si dejo deliberadamente que las cosas fluyan en lugar de hacer que sucedan.

Y es que la vida es acción, pero acción adecuada, en el momento preciso y en el lugar indicado.

¿Se preocupa un átomo por unirse a otros de su clase o similares porque si no lo hace, algo dejará de existir o se construirá con un defecto?
 
No es necesario que abarque todo el mundo, ni tampoco es necesario que lo sepa todo. Si este mundo está lleno de diversidad… ¿Por qué habría de preocuparme por lo que pasa o por lo que pudiera no pasar?

Un abrazo con aprecio:
Anabell

lunes, 2 de julio de 2012

Sinrazón I

Tardes de lluvia
sueños mojados
tiempo
saudades.
Hijos que van y vienen
que crecen,
miedo amenazante
cercano y lontano.
Vidas que crecen
en vientres queridos,
sueños que se han ido
años que sueño
y extraño.
Madres que envejecen
yo, de antemano
hijo adolescente
hija de jazmines
y duraznos.