lunes, 30 de junio de 2008

Cien


Cien risas, llantos, melancolías, euforias, dolores, alegrías, incertidumbres, vivencias, sueños, miedos...

Cien estrellas, granos de arena, hojas de un árbol flotando en el viento, gotas de lluvia, caminos recorridos, días, noches, lunas, soles...

Cien días, semanas, horas, minutos, segundos...

Cien amores, pasiones, fantasías, juegos de amor...

Cien canciones, películas, libros, revistas, videos...

Cien juegos, pasatiempos...

Cien amigos, compañeros, cómplices...

¿Cuánto más puedo atesorar?

Todavía no lo sé, por eso voy por el mundo juntándolos de cien en cien.

viernes, 6 de junio de 2008

¿Duele que no duela?

Hoy lloro por los rincones como alguna vez lloré tu ausencia… Ya no lloro porque no estés, en realidad no me duele que pases tus días especiales con la gente que te quiere, aunque esto implique estar lejos. Lloro porque me siento incapaz de extrañarte y sé que eso está muy mal.

Sé que eventualmente llegará el día en el que ya no te veré más y no quiero recibirlo con este nudo en el corazón.

Ahora me recrimino haber endurecido tanto el corazón, como para no llorar al verte a través de la ventana partir hacia los lugares donde estaban tus sueños.

Cuanto duele que no duela…

Puede pasar

Hoy no es un día como otros, hoy amaneciste con un nudo en el estómago y no eres capaz de decir que no sabes por qué.

Tienes que hacer la llamada, pero te ocupas en cientos de cosas para que las horas se vayan, tanto como sea posible.

Finalmente de camino al trabajo, no tienes más que hacer que ver las ruedas de otros carros avanzar a paso lento por la periferia de tu terruño querido.

Los dedos cosquillean y sabes que ya no te queda más tiempo, que tienes que llamar antes de que te vuelvas a ocupar tanto, que no sientas que la noche ha caído ya.

- "¡Feliz Cumpleaños! ¿Cómo te la estás pasando?" - Saludas sabiendo que has cumplido y que a partir de ese momento, en cualquier segundo que venga puedes colgar.

¡Qué difícil es olvidarse de 25 años de lágrimas! ¡Qué difícil es mirar lo bueno, en vez de lo malo! Qué triste es que no pueda correr a tus brazos como cuando niña, para decirte lo mucho que te quiero, lo importante que eres para mí. Porque ¿Lo eres?

Hace ya mucho tiempo pensé que no, que el abismo que se abrió entre nosotras es tan grande, que no hay con qué llenarlo. Tus intereses y los míos son distintos, tus metas y las mías están en direcciones opuestas... me cuesta mucho trabajo volver a verte con la admiración que algún día te tuve.

¡Maldita vida! ¡Qué difícil es vivir en esta orfandad cuando no se es huérfano!

Hoy comencé por decirte lo que mi razón me dictó: que fuiste una gran hija, que siempre has sido una extraordinaria hermana, que a pesar de todo y de él has sido una buena esposa, que has sido una buena madre, que me diste todo lo que estuvo a tu alcance y que te agradecía todo eso. También te di las gracias por ser una buena suegra y una buena abuela...

Lo dije y el nudo del estómago se disipó. La carga emocional que he arrastrado por 25 años se empezó de algún modo a aligerar y me sentí bien conmigo misma por darte ese regalo; porque estoy segura que lo sabrás apreciar, porque aunque ya hayan pasado sesenta años, finalmente alguien a quien amas y has amado toda la vida, te lo ha dado.

Tal vez este es el primer paso. Puede pasar que algún día te vuelva a admirar, no por la mujer que fuiste hace 30 años, sino por la mujer que ha tratado de hacer con sus 60 años, lo mejor que ha podido.

¡Feliz Cumpleaños Mamita!

Con amor:
Anabell
Gracias dios por darme siempre más de lo que merezco.

jueves, 5 de junio de 2008

Un divague

Es como todo en todo; un día estás bien y otro no. Simple condición humana. Sin embargo, a veces me pregunto (a veces, siempre a veces) ¿de qué se trata la vida? Respuestas van y vienen, felicidades y martirios llegan y parten dejando detrás las estelas sublimes del recuerdo; y luego... sólo quedan las cartas, los poemas, las fotos, las tripas encogidas cuando las miras y los ojos de los retratados, llenos de lo que en ese momento viven para bien o para mal.

martes, 3 de junio de 2008

En el día que todo comenzó

En el día que todo comenzó, un universo de posibilidades se abrió paso ante tus ojos de niño.

¿Cuántas cosas desde entonces has vivido?
¿Cuántos sueños realizados has tenido?
¿Cuántas risas has regalado?
¿Cuántas lágrimas has vertido?

Cientos, o quizás miles.

Gracias por dejarme ser parte de ese universo que un día como hoy se abrió ante tus ojitos, esos que aunque hoy pertenecen a un hombre adulto, no dejan de mirar con la ternura con la que miran los niños.

Por ti y para ti, en el día de tu cumpleaños.

¡Felicidades amor mío!

Aquella sudadera morada

Hay días en los que te extraño, en los que quiero que el tiempo regrese para volver a compartir contigo los sueños y los dolores. Siempre he creído que la vida es como una novela y que por ello no podemos pedir que todos los personajes sean protagonistas, que muchos vienen y van, sin embargo yo sigo sin resignarme a que te hayas ido del todo a pesar de ese último mensaje en el que dejas claro que eso es justamente lo que sucede. Absurdo ¿verdad? ¿Será que no logro perdonarme por no haber estado a tu lado en los momentos más duros de tu vida? No lo sé... el caso es que creo que, aunque he aprendido a manejar tu ausencia, el resto de mis días extrañaré a aquella sudadera morada en la que aparecías enfundada por mi puerta las noches en las que mi propia estupidez me sumía en el peor de los infiernos.

Hay días en los que te extraño, amiga querida, en los que recuerdo los cientos de parrandas, la noche aquella de San Valentín en la que celebramos en un bar nuestra soledad y terminamos más divertidas que nunca bailando con un par de guapos, las noches de vodka con jugo de naranja, las pintas, Coyoacán, el mercado de Sonora, Juan Soler, las aprovechadas que le dábamos al buen Valero para asistir gratis a todos sus eventos, DAE, Fede Shurmann, la Rata Asquerosa... en fin; tantos y tantos momentos de hermandad que atesoro.

Gracias por todo, Pedraza. Ojalá que algún día puedas entenderme y perdonarme.

domingo, 1 de junio de 2008

El día de tu boda

El día de tu boda, uno de los días más felices de la vida.

Sin duda, las bodas guardan miles de momentos emotivos. La belleza de la novia, la gallardía del novio y los rostros felices de los padres por el cumplimiento de un sueño para sus hijos. La lágrima que asoma los ojos al ver que estos ya no son más, parte del nido.

Ayer, mi amiga Xochitl llegó al altar del brazo de un hombre extraordinario: Juan Pablo.

Me siento feliz por este par, porque sin duda se merecen uno al otro.

Mi amiga, un ejemplo de lo que una mujer entera debe ser: luchadora de toda la vida, sensata, cuidadosa, cariñosa, en pocas palabras una triunfadora.

Recuerdo que cuando trabajábamos juntas, de camino a la oficina platicábamos de cientos de cosas donde descubrí su valía como ser humano.

Como todos, ella no se salvó de cometer errores de juventud, pero de todos y cada uno de esos tropiezos ella supo levantarse con dignidad y valentía.

Ha sabido ser una gran madre en medio de la adversidad y con mucha inteligencia y cariño, le ha dado a Sheyla todo lo que ha estado en su mano para hacerla una persona de bien y feliz.

Él, un hombre muy cariñoso, comprensivo e increíblemente solidario. Supo ver en mi amiga, a la mujer con la que se merece pasar el resto de vida. Siempre respetándola y apoyándola a lo largo del camino, ha demostrado que está hecho para ella.

Seis años de noviazgo llegaron a su fin para dar paso a la consolidación de un sueño en la fundamentación de una familia.

Grandes cosas auguro para esta nueva familia. Porque tienen los ingredientes necesarios para triunfar: inteligencia, honestidad, confianza y por supuesto, amor.

¡FELICIDADES XOCHITL Y JUAN PABLO!