miércoles, 24 de diciembre de 2008

Sólo tienes que estar en el lugar indicado

Este ha sido sin duda un año tremendamente enriquecedor porque he podido vivir en la práctica que la felicidad también se encuentra en los momentos de perturbación si es que los enfrentamos con valentía y sobre todo con fe.

Entendí que los afectos no tienen una forma, color ni dimensión específicos; que todos expresamos el cariño de formas diferentes y que no es posible poner en la balanza lo que no se puede pesar ni medir. Hay que recibir de los seres queridos lo que te dan, como te lo dan porque por sí sola cada cosa que sale de su corazón, tiene un valor inconmensurable.

Dejé de lado la búsqueda del perfeccionismo para poder disfrutar de los regalos que otros que están en condiciones distintas a la mía, me ofrecen día a día en el proceso de crecimiento comunal. El trabajo en equipo resultó más enriquecedor de lo que creía.

Admito abiertamente que todavía me cuesta trabajo ver con caridad cristiana a quienes me caen mal y que peor aún, no tengo intenciones de que eso cambie... bueno, ya dije que abandoné la búsqueda del perfeccionismo en aras de aceptar que soy humano y que tengo mis debilidades. Tal vez en el camino que me falta por recorrer encuentre una experiencia que me ayude a superar dichas debilidades humanas.

Lo que sí puedo decir a un año de distancia es que sigo construyendo mi escalera al cielo y creo estar en el lugar indicado para hacerlo.

¡Felices Fiestas!

sábado, 20 de diciembre de 2008

¡Felices fiestas!

Paz, luz y amor para el mundo en esta Navidad.

Oye mi canto

Diciembre, mes de villancicos y buenos deseos.

Esta semana fueron los conciertos de navidad en el colegio de mis hijos. Este fue el primer año que no estuvieron juntos porque ahora pertenecen a secciones diferentes del instituto.

El primer concierto, el de Andrés, fue como todos los que habíamos presenciado hasta entonces, sólo canto. El de Alejandro fue con la flauta como instrumento de interpretación además del tradicional canto.

Como siempre me emocioné y lloré. Sus dulces y tiernas voces transmiten tanta pureza y tanta paz, que pareciera que vivimos en el cielo cerca de Dios.

Este fue un concierto especial porque además del significado tradicional del momento, significó un logro en la vida de mis hijos, especialmente en la de Andrés.

Desde hace nueve meses que mi hijo ha asistido a terapia de lenguaje y este lunes fue dado de alta.

Todavía queda algo por trabajar con él para que pueda alcanzar el nivel que cualquier otro niño de su edad tiene al hablar, pero me siento feliz de sus logros y orgullosa de su esfuerzo por alcanzar la meta de poder expresarse con claridad. Estoy segura que pronto lo logrará y que seguiré escuchando su canto en todos los rincones del hogar.

jueves, 18 de diciembre de 2008

De música y recuerdos

Recuerdo aquella mañana de escuela cuando mi mamá fue buscarme a mi salón de tercero de secundaria.

"Te tengo una mala noticia, tu maestro de música tuvo un accidente cuando iba de camino a la escuela y falleció."

No pude decir palabra, tristemente lo presentía, la suya fue una de las primeras muertes anunciadas que llegaron a mi vida a través de los sueños y no me quedó más remedio que resignarme ante su partida.

Después de él ya no volví a tocar la flauta, sin embargo nunca la deseché y las partituras que me regaló se convirtieron en parte de mi equipaje.

Hace algunos meses que mi hijo mayor comenzó a recibir clases de flauta en el colegio. Recuerdo el día que fuimos a buscar el dulce instrumento y me encontré con que ya las hacen de colores. Eligió la verde mientras escuchábamos algunas de las mejores rolas de Pink Floyd que sonaban en el ambiente y entusiasmado me dijo: “¿Practicamos mamá?”.

Saqué de un cajón olvidado a mi vieja compañera, le arranqué algunas notas y con nostalgia recordé a aquel buen hombre un poco regordete, con rostro inocente y carácter bonachón.

En ese instante volví a tener 13, volví a sentarme en aquella butaca de madera pintada de gris frente a su escritorio para que me escuchara y me evaluara.

Yo nunca toqué en público (sin contar a mis compañeros de clase), mi hijo sí. No sólo comenzó varios años antes que yo, él ya supo para qué se aprende a tocar un instrumento: para arrancar sentimientos hechos lágrimas de una mamá emocionada.

Me siento feliz porque ya tenemos algo más en común y porque gracias a eso, recuperé una parte muy querida de mi vida.

Caminos bifurcados

Hay cosas en la vida que simplemente son como son y no pueden ni deben ser alteradas.

Así son nuestros caminos que en algún punto del destino se bifurcaron en diferentes y hasta opuestas direcciones.

Gente viene, gente va, lunas llegan, lunas se van, el sol calienta y a veces quema, justo como quema el dolor de ver que alguna vez fuimos raíz del mismo árbol y hoy sólo somos hojas al viento.

Ya no lloraré porque estas cosas pasan. Simplemente me iré volando rumbo al infinito y siempre recordaré el día que fuimos uno de tres.



martes, 16 de diciembre de 2008

El rito: Certifiable


Cada tres o cuatro años sucede: un disco nuevo; generalmente de Sting como solista, pero en esta ocasión se trata de Certifiable, el CD/DVD de la triunfal gira de reencuentro de The Police, grabado en Buenos Aires.
El rito siempre es el mismo. Comienza en Mixup por la tarde, con la ansiedad de escuchar por primera vez las notas y las letras salidas del genio musical de GM Sumner; aunque esta vez se trata de viejas conocidas, de antiguas compañeras de viaje; claro, algo maquilladas, con ropita nueva y también nuevos peinados que las hacen ver y escuchar más actuales. Por la noche, la oscuridad es rota por una vela pequeña y la soledad debe ser absoluta, una copa de vino, un par de cigarrillos, el viejo estéreo encendido. Una tras otra se suceden las canciones que me van regalando emociones de intensidades orgásmicas, les encuentro diferencias e igualdades, las saboreo, me sumerjo en ellas, las hago mías y me vuelvo suya, su escenario, su templo.
Cada tres o cuatro años sucede, y puedo asegurar que esos momentos tan contados, tan aislados, son de los pocos que puedo llamar realmente... solamente míos. Ayer tuve uno, el mejor de todos hasta ahora. Soy feliz.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Diciembre

Vuelven las luces intermitentes, los pinos, los aromas de la infancia: el ponche, los buñuelos, las colaciones; vuelven las piñatas, los cánticos, las pastorelas; y con ellos me vuelve la nostalgia y el malhabido miedo a la enfermedad y a la soledad forzada que conlleva. Cada año me prometo que lo venceré, espero lograrlo este.

Un poco de frío

Quiero un poco de frío, uno sin sol, uno absolutamente gris.

Quiero sacar del armario bufandas, gorros, abrigos y guantes; mirar la nubecilla de mi aliento, agradecer un trago de café caliente, buscar la tibieza de tu abrazo y encontrar mucho más dentro de él.

Quiero un frío como ese de cuando era niña y acompañaba a mi abuela a la misa de cinco de la mañana, uno como el de Central Park, uno como el del día que vi la nieve caer.

Solamente frío... un poco de frío.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Entre la austeridad y las fiestas de fin de año

Con esto de la crisis económica mundial se ha desatado en todos lados una paranoia acerca de que el mundo se va a terminar mañana porque nos hemos quedado sin dinero.

Admito que el tema de las deudas me ha quitado el sueño en más de una ocasión este año, pero gracias a Dios, la cosa no ha estado tan crítica para nosotros. Sin comer y sin sustento no nos hemos quedado; es más, este año hasta pude tomar unas mini vacaciones y llevarme conmigo a uno de mis hijos.

Es verdad que no ha sido el mejor de los años, pero por lo menos parece que ya dejamos de desfilar por el quirófano y eso ya es ganancia porque con salud, casi todo lo que se enfrenta se supera.

Sí, ha sido un año de amarrarse el cinturón, de posponer una vez más ese tan soñado viaje a Nueva York y a Montreal para ver las carreras de F1 (que las pobres también están en crisis y en peligro de extinción), pero no lo veo tan malo porque sé que el día que lo pueda hacer, lo voy a disfrutar aún más.

Yo creo que estas cosas pasan porque nos dejamos llevar por muchos factores externos antes de revisar si nuestra capacidad de pago nos puede dar ese estilo de vida que creemos está diseñado para nosotros. Esto es un asunto de micro economía que después repercute en la macro economía. Si yo soy irresponsable con el gasto en mi hogar, mi familia corre el riesgo de pasarla mal, cuando se trata de un CEO (presidente) de una compañía multinacional, cientos de miles de hogares pagan las consecuencias. ¿Cómo es posible que vayan a pedir dinero porque sus compañías están al borde de la quiebra pero ellos vuelan en jets privados? ¡Cuánta irresponsabilidad y falta de humanidad!

Aquí en mi ciudad he escuchado que dada la crisis económica por la que está pasando el mundo, los festejos de fin de año que las compañías ofrecen a sus empleados se han suspendido porque no hay que “malgastar” el dinero si queremos conservar la fuente de empleo.

Yo personalmente pienso que cancelar un evento de estos es cuidar los centavos y malgastar los millones porque repercute en el ánimo y por ende en la productividad de los trabajadores. ¿Cómo quieren los empresarios que la gente se ponga la camiseta de la compañía si ésta nada más les amarra el cinturón?

Para mi buena fortuna, la empresa para la que trabajo no entró en ese juego de austeridad. Claro que no fue el tamaño de fiesta de otros años, pero la verdad es que nos la pasamos muy a gusto y creo que en gran medida fue porque agradecimos el detalle de tener un momento de convivencia con compañeros que a veces difícilmente vemos.

Mientras haya música, cualquier lugar puede servir para reventarte un rato y olvidarte por unas cuantas horas, que allá afuera te espera la crisis económica mundial y que tendrás que cuidar mucho el trabajo siendo más productivo, innovador y creativo.

Después de un “break” así, yo si enfrento la vida con otro ánimo.

¡FELICES FIESTAS!

martes, 2 de diciembre de 2008

Ger

Sigo creyendo, Ger, que eres mi pequeño. Tal vez lo siga creyendo el resto de la vida, pero eso no significa que pretenda tratarte de esa manera. Cada día me demuestras tu madurez y tu grandeza cuando te enfrentas a los más importantes retos de tu vida y sales airoso ganes o pierdas, cuando concentras todas tus fuerzas en un salto, en una patada, en un examen, en una sonrisa. Me maravilla tu capacidad para enfrentar tus miedos y vencerlos, me encanta cuando das un paso al frente si tu maestro solicita voluntarios para enfrentar a ese niño cinta negra que pega como un mastodonte. Adoro tu jovialidad, tu risa fácil y contagiosa, la capacidad que aún conservas de sorprenderte ante lo más ínfimo, tu solidaridad, tus rezos, tu bondad, tus ojos que se hacen chiquitos cuando ríes y grandes cuando estás serio.
Pero, ¿sabes, Ger? Lo que más adoro es cuando me abrazas en la noche, antes de dormir, cuando me pides que me quede y te cuente una historia en medio de la oscuridad, cuando comprendes que he tenido un día difícil y me pides que sólo escuche alguna que tú has inventado. Amo tus bracitos al rededor de mi cuello y tus vanos intentos por hacerme cosquillas.
Sé que esta etapa no durará mucho, que pronto empezarás a probar tus incipientes alas y que cuando eso suceda comenzaré a enfrentar los mismos miedos que me atacan con tu hermana; pero mientras ese día llega, seguiré jugando Wii contigo aunque no me guste, tirándote penales para que seas Oswaldo o Calero, contando cofres del tesoro en el juego de mesa que te regalaron Alejandro y Andrés, soportando que siempre me ganes en el bakgamon y en el UNO, viendo las películas de Harry Potter y Piratas del Caribe hasta el hartazgo, y todo aquello que quieras compartir conmigo... porque no importa lo cansada que esté ni las ganas de tirarme a la cama para dormir un poco, porque nada es más importante que tú, mi pequeño, mi luz, mi Ger.
Te amo, hijo.

Del rechazo y otras cosas

Hace algunos meses conocí a una mujer revolucionaria. Admito que en el momento en que me topé con sus ideas respecto a la educación de los hijos, mi reacción fue negativa y a la defensiva. ¿A quién le gusta saber que alguien hace las cosas totalmente diferente a lo que haces tú y le funciona la vida mientras que a ti te está llevando el tren?

Después de pasada la primera impresión y de conocer y ver cómo funciona su vida me di cuenta de una cosa: es feliz y su familia también lo es; y no lo digo refiriéndome a esa felicidad que se manifiesta a través de hacer y tener lo que se quiere cuando se quiere; es de esa felicidad que se respira en una vida que como las de todos, está plagada de momentos dichosos y de momentos grises. Ahí descubrí que aun en medio de la problemática cotidiana, de las tragedias y de los enojos que nos provoca el vivir en una ciudad caótica como muchas hay en el mundo, se puede ser feliz y pleno. Ahí me cayó plenamente el veinte de que en la medida en que vives con verdad, eres libre.

Después de superar el rechazo que me causó verla como una "sábelo todo", una "mamá modelo" y "mujer estrella", me di cuenta de que es una persona admirable pues es una mujer con verdadera vocación de madre.

¿Cómo manifiesta su vocación? Educando a su pequeña hija con amor, respeto y valores.

No voy a ahondar en sus métodos porque son extensos de explicar y criar hijos no es como preparar una receta de repostería o de alta cocina, y lo que funciona para algunos para otros no. Lo que sí puedo decir es que esta experiencia me ha dejado con un grato sabor de boca y que me ha motivado para prepararme para educar a mis hijos y educarme a mí misma.

Después de todo, la crítica y el rechazo solamente te perjudican a ti mismo.


Gracias Dios por ponerme en este camino, por favor ayúdame a llegar a buen destino.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Un pequeño triunfo

Finalmente lo hice, vencí mis miedos, publiqué. Me enfrenté a la crítica y creo que aprendí, creo que gané. Queda la necesidad de tener qué contar, de hallar temas nuevos, de inventar vidas con sus días y sus noches; queda vencer a la impaciencia y hacer añicos a la hoja en blanco.