De noche descubro. Me descubro. Entre oscuridades me veo. O no. Palpo. Tiendo puentes. Mis puentes. Los míos. Los que me conectan con la cordura o con la crudeza de algunas realidades. Los que me ponen al alcance de mis renuncias para que pueda ir o venir desde y hacia ellas.
De noche descubro el hilo negro. Lo enredo. Lo enhebro. Me coso con él las heridas abiertas desde el primero de mis días. Me zurzo la ausencia presencial de mi madre, las tristezas y agonías de mi adolescencia. Me bordo adornitos sobre el vientre.
De noche sueño. Me sueño. Me miro hacia adentro. Urgo. Busco en mis entrañas lo que soy y nunca he sabido. Me invento los amores que no me amaron, las cosas que quise y no tuve, los besos que no sucedieron.
De noche sale la luna. Sale y entra. Entra y sale. Brilla y se oculta. Baila. Bailamos.
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