lunes, 8 de octubre de 2012

Aprendiendo a mirarme

A lo largo de mi vida me he quedado con ganas de un montón de cosas porque siempre pensé que no las merecía, que no merecía siquiera intentar lograrlas o tenerlas. De un tiempo para acá he decidido comenzar a darme esas oportunidades, de una a una, sin prisas, esperando el momento correcto para disfrutarlo de la forma más intensa. Después de todo se supone que apenas estoy a la mitad de mis días.
Así las cosas, hace un par de semanas me puse en contacto con una fotógrafa cuyo trabajo me pareció interesante y la contraté para que me hiciera una sesión. Necesitaba mirarme a través de otros ojos, verme reflejada en el espejo del objetivo de una cámara, entender sin sesgos mi fealdad o mi belleza, interpretarla yo misma pero desde una ventana ajena.
Me animé y en el proceso se me revelaron ciertas cosas interesantes. Contrario a lo que siempre creí, me gusta la cámara, disfruté enormemente el momento de sentirme observada y fotografiada, las barreras de la falsa modestia se me cayeron y dejé salir esa mujer que no pensé que me habitara. La fotógrafa logro tomas hermosas que me dejaron en claro lo que poseo y lo que no. Descubrí que mi mirada puede ser dulce, muy; pero también, en circunstancias adecuadas, dura, incitante y, hasta cierto punto, provocadora. Descubrí que la arruga de mi entrecejo no es tan terrible y que puedo vivir con ella sin problemas, que la lozanía no se ha ido del todo y que las arrugas que me adornan el rostro son eso, adornos que la vida me ha ido regalando con el paso de cada día y cada experiencia. Descubrí un rostro común cuya belleza no es exterior sino que proviene de la esencia interna que poseo. Por primera vez fui capaz de verme así, de entenderme, de apreciarme.
Siempre he creído que la fotografía es una especie de magia. Hoy estoy más segura que nunca de ello.
¡Gracias, Zaba!

3 comentarios:

Raelana dijo...

Curioso, yo le tengo fobia a las fotos, odio verme en ellas, dejo que me las tomen muchas veces porque si te niegas lo que hace la gente es que te sacan más. Supongo que un fotógrafo profesional es distinto y que te hará sentirte más cómoda.

Anabell dijo...

Me da mucho gusto que te des estas oportunidades y que les estés sacando provecho a fondo. Me hace feliz saber que ahora conocerás y aprenderás a apreciar a la maravillosa persona que eres.

Te mando un abrazote con mucho cariño.

La lunática dijo...

Sí, un fotógrafo profesional es distinto, querida Rae. Te ayuda a relajarte y a perderle el miedo a la cámara, además de que los resultados siempre serán más favorecedores cuando el ojo que está tras el visor es el de un artista y no el de un aficionado. Te recomiendo que hagas la prueba algún día.
Tocaya de la vida, gracias, gracias, gracias. Las nubes se van despejando poco a poco. Te quiero harto y te abrazo fuerte desde aquí