Lo único que se necesita para borrar el resentimiento es un pedazo de amor pero, ¿realmente puedes amar a quien te ha lastimado?
Mi buen maestro de filosofía me dijo un día que no es la persona la que debe ser condenada, sino el acto que desató el mal. Y no solo juzgarlo, también condenarlo.
Hay dos tipos de daños: los provocados por la mala intención y los provocados por la ignorancia. Casi todos somos autores de daños por la segunda, más que por la primera.
Pero qué difícil es separar a la persona de sus actos, qué difícil es sentir el dolor recorrerte las venas y razonar que debes separar lo hecho, de quien lo hizo.
He hecho un análisis de todo cuanto he catalogado como dañino en mi vida y he llegado a la conclusión de que es mucho mejor poner las cosas en perspectiva y no dejarse llevar por el resentimiento, que vivir cargando con él.
Ahora solo me queda pedir perdón por mis propios actos, que con intención o sin ella, provocaron un daño.
1 comentario:
Creo que todo resentimiento palidece ante el cariño si no dejamos que el primero nos crezca en el corazón. Las relaciones humanas están llenas de idas y vueltas, de arribas y abajos; sin embargo mantenemos las que nos importan, aquellas que nos han enseñado a vivir, las que han compartido con nosotros un trozo de su luz y también algo de sus sombras.
Todo en este mundo puede enriquecernos, amiga, incluso aquello que nos causa dolor a veces.
Abrazos
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