viernes, 6 de junio de 2008

Puede pasar

Hoy no es un día como otros, hoy amaneciste con un nudo en el estómago y no eres capaz de decir que no sabes por qué.

Tienes que hacer la llamada, pero te ocupas en cientos de cosas para que las horas se vayan, tanto como sea posible.

Finalmente de camino al trabajo, no tienes más que hacer que ver las ruedas de otros carros avanzar a paso lento por la periferia de tu terruño querido.

Los dedos cosquillean y sabes que ya no te queda más tiempo, que tienes que llamar antes de que te vuelvas a ocupar tanto, que no sientas que la noche ha caído ya.

- "¡Feliz Cumpleaños! ¿Cómo te la estás pasando?" - Saludas sabiendo que has cumplido y que a partir de ese momento, en cualquier segundo que venga puedes colgar.

¡Qué difícil es olvidarse de 25 años de lágrimas! ¡Qué difícil es mirar lo bueno, en vez de lo malo! Qué triste es que no pueda correr a tus brazos como cuando niña, para decirte lo mucho que te quiero, lo importante que eres para mí. Porque ¿Lo eres?

Hace ya mucho tiempo pensé que no, que el abismo que se abrió entre nosotras es tan grande, que no hay con qué llenarlo. Tus intereses y los míos son distintos, tus metas y las mías están en direcciones opuestas... me cuesta mucho trabajo volver a verte con la admiración que algún día te tuve.

¡Maldita vida! ¡Qué difícil es vivir en esta orfandad cuando no se es huérfano!

Hoy comencé por decirte lo que mi razón me dictó: que fuiste una gran hija, que siempre has sido una extraordinaria hermana, que a pesar de todo y de él has sido una buena esposa, que has sido una buena madre, que me diste todo lo que estuvo a tu alcance y que te agradecía todo eso. También te di las gracias por ser una buena suegra y una buena abuela...

Lo dije y el nudo del estómago se disipó. La carga emocional que he arrastrado por 25 años se empezó de algún modo a aligerar y me sentí bien conmigo misma por darte ese regalo; porque estoy segura que lo sabrás apreciar, porque aunque ya hayan pasado sesenta años, finalmente alguien a quien amas y has amado toda la vida, te lo ha dado.

Tal vez este es el primer paso. Puede pasar que algún día te vuelva a admirar, no por la mujer que fuiste hace 30 años, sino por la mujer que ha tratado de hacer con sus 60 años, lo mejor que ha podido.

¡Feliz Cumpleaños Mamita!

Con amor:
Anabell
Gracias dios por darme siempre más de lo que merezco.

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