Una vez más sentí tu presencia con rostro de piedra venir a decirme que pronto tocarías la puerta para cumplir tu cometido.
Lágrimas y sollozos dejaste a tu paso. Dolientes que no pueden entender que tu misión lejos de ser una maldición, es una bendición para quien te llevas contigo.
Te he visto pasar una y mil veces. Sé que siempre estás cerca, sé que puedes llevarte a quien menos esperamos y me pregunto si cuando te lleves a mis amados, podré alegrarme por ellos y hacer a un lado la pena que dejará su vacío en mi vida.
Hasta la próxima...
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