lunes, 26 de julio de 2010

De la vida, lo que te acomoda... y de la moda, también

Hablando de cosas hasta cierto punto banales, encuentro que me hubiera gustado en algún momento de mi vida, haberme formado cierto estilo en cuanto a mi arreglo personal.

Siempre me ha gustado la elegancia con el que se arreglaban las señoras de los años cuarentas y cincuentas del siglo pasado. El vestido, la media, el peinado y el zapato de tacón, siempre harán verse bien hasta a la mujer menos agraciada.

Veo las fotografías de las abuelas y las tías más mayores y me doy cuenta de que no nada más las señoras de sociedad se sabían vestir bien en aquel entonces.

Y es que es innegable que la media, el sombrero y el guante, hacen la diferencia.

Pero bueno, en estos tiempos volver a todos esos accesorios suena descabellado en primer lugar porque ya no es moda, y en segundo lugar porque igual y requeriría invertir mucho tiempo en el arreglo, mismo que francamente es preferible invertir en otras cosas.

A mí me encanta la televisión y en ella encuentro algunos modelos que me gustaría seguir, pero esas fantasías se desvanecen en el aire cuando me imagino en esas maravillosas vestimentas, una mañana en la que muy seguramente tenga que tirarme al suelo para desconectar alguna computadora que requiera un arreglo físico o que haya que treparse a un anaquel para revisar el ruteador que se niega a sostener en pie a la red. Murphy no falla, ya me lo ha hecho saber.


La que últimamente me tiene encantada con su forma de vestir y en general con su arreglo es Julianna Margulies, en The Good Wife.

Si ven las fotos de cuando Margulies salía en ER, se darán cuenta de que no es una extraordinaria belleza, sin embargo en The Good Wife le han sacado un maravilloso partido a sus facciones y en general a su figura.

Me encanta ese vestuario elegante y sobrio con que caracterizan a su personaje. Será tal vez porque es una abogada o porque es la esposa del político prominente y la quieren representar con el estilo impuesto por las esposas de los políticos norteamericanos como lo hiciera Jackie Kennedy en su momento.

Creo que es el mejor ejemplo de que una mujer bien peinada, bien maquillada, con un traje sencillo pero de corte sobrio, sus zapatos de tacón y por supuesto la media, se ve muy bien.


Claro que no soy la mujer de oficina que se mueve en círculos que requieren este tipo de arreglo, pero sinceramente me gustaría verme así por lo menos algunos días de la semana.

Independientemente de si me es posible o no llegar a un estilo como el de la señora Florrick, soñar no cuesta nada e intentarlo tampoco.

Y ya me voy a dormir porque para todo lo que se tiene que hacer para verse así, es necesario madrugar.

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