miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ocho de Septiembre


La maternidad me llegó por vez primera hace once años, un día como hoy.


Me tomó por sorpresa porque se suponía que mi hijo llegaría hasta noviembre y como en muchas otras ocasiones, no estaba preparada para que eso sucediera.


La noche de anoche de hace once años, mi hijo comenzó a tener sufrimiento fetal, indicativo inequívoco de que mi embarazo definitivamente tendría que ver el fin en ese momento. Cobarde como soy para el dolor, hice de tripas corazón y me aguanté los horrores de una cesárea para la cual tampoco estaba preparada.


Recuerdo que cuando niña pensaba en el momento en que sería mamá, pero aquello era tan lejano que nunca me preparé realmente para la llegada de una experiencia de ese tamaño.


No sufrí para cuidar a mi hijo porque tuve muuuchos años de entrenamiento con mis muñecos. Incluso mi mamá me dio un bebé que mi papá le había regalado cuando yo nací. Era un güerito de ojos azules que atrás tenía una perilla para darle cuerda. Él heredó mis pañales de tela y alguna otra ropa que yo guardaba en una maleta vieja que mi mamá me había dado para jugar.


Pero ser mamá no es saber cuidar bebés... esa es la parte más sencilla de todo el asunto. Lo complicado viene el día que tienes que moldearlos y hacer de ellos, personas de bien.


Con mi hijo mayor cometí muchos errores (como muchos los cometen con sus primogénitos), porque no fui capaz de hacer un lazo entre su inocencia infantil y la adultez que he vivido desde que tengo algo así como once años.


Hoy, esa etapa se ha terminado y no hay marcha atrás. Hoy empieza la etapa de la pre adolescencia, esa donde mi marido dice que seré una extraordinaria madre porque finalmente mi hijo y yo, nos podremos entender.


Ojalá que así sea...


¡FELIZ CUMPLEAÑOS HIJO MIO!


Con amor: Tu mamá.

2 comentarios:

La lunática dijo...

¡Felicidades! =D

Anabell dijo...

¡Muuuchas gracias amiguita querida! =D