Celebrando el día de la mujer me puse a reflexionar la forma en la que ha cambiado mi percepción sobre mi propia condición de mujer.
Hasta hace algunos años, pensé y sentí sin lugar a dudas, que el haber nacido mujer era más una maldición que otra cosa, y es que pareciera que todo está en nuestra contra.
Las mujeres de antes vivían para su hogar, su marido y sus hijos. Ellas no cargaban con el peso de salir a ganarse el pan para la mesa, una condición bastante cómoda, pero que tristemente se veía ensombrecida por una lista interminable de contras que se resumen en: vivir sojuzgada al machismo del marido y no tener voz ni voto en la toma de decisiones que afectan a la familia.
Si la mujer tenía marido y éste ganaba buen dinero, tal vez podría vivir bien, pero lo más probable sería que el señor tuviera por ahí un par de "casas chicas" o "segundos frentes" y por lo tanto, que gran parte del dinero que él ganara con el sudor de su frente nunca se vería en la casa ni en los hijos.
¿Es vida soportar a un hombre que te ningunea, te engaña emocional y sexualmente, no te da libertad ni siquiera para salir a hacer tus pendientes en la calle con tranquilidad y aparte te atosiga con que tú eres la que le pone el cuerno? ¡Definitivamente no!
Y bueno, también estaban los que dejaban abandonada a la mujer después de haberla llenado de hijos; los que no la abandonaban pero que padecían de alcoholismo u otras adicciones que les quitaban la cordura.
¿Y qué hay de la mujer que se quedaba sola y no estaba capacitada más que para trabajar en las labores de la casa?
Sé que muchas familias se sostuvieron de una madre que lavaba, planchaba o cosía ajeno, pero estos trabajos nunca fueron bien remunerados porque dicen que hay quien los hace gratis: "el ama de casa", "la esposa".
Mi bisabuela materna decía que no podías darte el lujo de ser una "mantenida", que había que estudiar y prepararse porque nunca sabías lo que podría depararte el destino.
Agradezco a mi bisabuela haber tenido esa visión porque gracias a mi preparación, hoy puedo proveer a mi hogar lo que con tanto gusto gano en mi trabajo, y no le temo a la adversidad en la forma que se llegara a presentar, pero la verdad de las cosas es que durante mucho tiempo esta visión de la vida se contrapuso con lo que yo deseaba y me costó trabajo encontrar un equilibrio entre mis anhelos profesionales y mis deberes para con la familia.
Por si esta lista de inconvenientes fuera poca cosa, tenemos los "maravillosos" vaivenes de nuestra condición física. Los hombres dicen que religiosamente una vez al mes, las mujeres nos volvemos locas... ¿será?
Hace ya tres años que me hicieron una histerectomía y la verdad es que no puedo decir que mi vida ha sido ciento por ciento mejor sin la marabunta de problemas que me aquejaban, pero reconozco que por lo menos soy mucho más feliz porque lo que más aborrecía de esta condición, ya se fue. Claro que ahora que ya me libré de los cólicos menstruales, las fuertes pérdidas de sangre en cada periodo y el tener que estar en la zozobra de si menstruaré o no, han influido para que me sienta muy bien pero también me he dado cuenta de que al haber perdido todo esto, otras cosas que antes estaban bien se descompusieron y para vida de medio componerlas, pues hay que tomarse religiosamente una serie de medicinas. No hay manera de tener el pastel y comérselo, ¿cierto?
Los únicos dolores de parto que tuve fueron de mi segundo hijo y la verdad es que no me dieron tan fuertes como a algunas mujeres. Me acuerdo que tuve un chorro de horas de contracciones pero hasta me di el lujo de ir a hacer súper (compras de mercado) por aquello de que después no podría hacerlo.
Sí, mis dos hijos nacieron por cesárea y en lugar de recuperarme en tres días, me tardé como tres semanas.
Recuerdo que mi madre (QEPD), me dijo cuando me quitaron la matriz que si estos problemas no serían ocasionados por mi constante y eterna renegadera de vivir con esta condición de mujer y en su momento me disgusté con ella, pero después llegué a la conclusión de que tal vez tenía razón.
Otra cosa que me molestaba de ser mujer era el hecho de vivir a expensas de un hombre que con la mano en la cintura, podría engañarte con otras mujeres (o peor, con hombres).
Una amiga de la familia se fue con su hija recién nacida de viaje, en el camino se le puso mal de salud y optó por regresar. Al llegar a su casa, se encontró a su marido encamado con otro hombre. ¡Plop!
Ah, pero la infidelidad no se da nada más en el aspecto sexual y sin embargo, pareciera que es lo único que nos importa. "¡Puedes estar enamorado de ella, pero no la toques!"
Y claro, la otra cara de la moneda, el hombre que no pone en riesgo sus sentimientos ni sus emociones así que no ve que haga nada malo al compartir la cama con otra que no es su mujer.
Definitivamente es mucho más terrible vivir con un hombre que ama a otra (o a muchas otras) mujeres, pero pese a lo que digan, no me trago todavía aquello de que no importa que él se acueste con otras puesto que no le importan. Creo que la sexualidad es mucho más que sólo placer corporal y que dentro del matrimonio, debería ser exclusivo de los esposos.
Volviendo un poco al punto de la mujer que se prepara para salir a trabajar, nos encontramos con el hecho de que si quieres brillar en tu profesión tienes que dejar de lado el aspecto familiar o si quieres enfocarte en el aspecto familiar, debes resignarte a que tu profesión nunca llegará a relucir. Y aquí caben muy bien las palabras de Jesús: "No puedes servir a dos amos. Quien sirve a dos amos, amará a uno y despreciará al otro. Atenderá a uno y descuidará al otro". ¿Qué hacer entonces cuando ya tu vida está compuesta por estos dos aspectos?
Alguna vez me contaron que una ejecutiva de grupo Pepsico, llegó un día y dijo: "Seguramente en el mundo hay quien haga igual de bien o mejor mi trabajo, pero para criar a mis hijos y atender a mi marido no hay quien lo haga como yo". La mujer renunció a su brillante puesto de directivo y se fue a su casa.
Buscando citas sobre la mujer me encontré esta que reza:
"Mujer, de nada te serviría ser una profesional exitosa, una ejecutiva triunfadora y una mujer destacada, si no logras ser mejor señora de tu casa, mejor compañera de tu marido ¡y mejor madre de tus hijos!"
Zenaida Bacardí de Argamasilla.
¿Y quién es Doña Zanaida Bacardí de Argamasilla? Pues lo único que sé es que es una autora de poemas, cartas y pensamientos y que además es católica.
La verdad es que su frase hace sentido en mi cabeza y en mi corazón porque algún día tratando de encontrar el éxito profesional, vi ensombrecida mi vida familiar y la verdad es que fue en ese punto en el que decidí que en mis prioridades estaba la familia antes que el trabajo. ¡Bendito Dios que puedo hacerlo!
Y luego están las mujeres que mi abuela llama “cariñosamente” "prófugas del lavadero". Esas que botaron todo lo que les estorbaba para ir en pos de su satisfacción disfrazada de felicidad. Recuerdo con qué rabia las miraba porque me parecía una injusticia que ellas gozaran de todos los bienes y no tuvieran ninguna responsabilidad. ¿De verdad? ¡Igual y era envidia!
Hoy podemos ver que estas mujeres tenían una "vida secreta" y que estaba plagada de miedos, frustraciones, resentimientos e insatisfacciones. Muchas de ellas se han entregado al alcohol, a las drogas, al sexo promiscuo y algunas de ellas en el camino, se toparon con la enfermedad y eventualmente con la muerte.
¿Y a quién le debemos toda esta cadena de sufrimientos? ¡Pues a nuestra querida EVA! Esa que por mensa le dio a Adán de comer el fruto que Dios le prohibió.
¿Será realmente que la condenación de nuestra especie está basada en nuestras debilidades?
Si es así, creo que debo empezar por hacer algo si quiero dejar de ser infeliz por todos los contras que pueden rodear mi vida como mujer.
Es verdad que para mí no son los puestos rimbombantes y las oficinas a todo lujo que en la puerta dicen: "CEO", pero soy muy feliz en mi trabajo porque hago lo que amo y me queda mucho tiempo para dedicarme a mis prioridades en la vida.
Es verdad que para mí no será el reconocimiento de una profesionista destacada, pero me llena más de satisfacción hacer algo que le haga la vida más fácil a quienes trabajan conmigo.
Es verdad que para mí no son los viajes de negocios por Europa, Estados Unidos o Asia, pero sé que el día que viaje a estos lugares, será maravilloso porque iré por placer.
Es verdad que las mujeres nos volvemos locas una vez al mes, pero un mundo lleno de mujeres cuerdas sería muy aburrido.
Es verdad que hay hombres que engañan en todos los aspectos, pero la verdad es que el mío no y eso me hace muy feliz.
Es verdad que no puedo darme el lujo de ser una "mantenida", pero sé que si quiero, puedo encontrar tiempo para dedicarle al jardín de mi corazón y de mis anhelos.
Es verdad que me dan envidia las mujeres que se liberan más allá de lo razonable, pero no cambiaría mi vida por la de ellas.
Es verdad que por muchos años me sentí infeliz hija de Eva, ¡pero ya no más!
Hoy mi forma de percibir el mundo femenino ha cambiado porque decidí enfocarme en lo mejor y no en lo peor.
Aquí en México somos muy devotos de la Virgen María en muchas de sus advocaciones. Para todo México está La Guadalupana y para nosotros los tapatíos además está la Virgen de Zapopan.
Personalmente María no significó para mí nada más allá de ser la madre de Jesús. En los últimos meses me he encontrado con que su significado es mucho más grande y enriquecedor de lo que yo creía, pero que como su participación en la obra de su hijo pareciera no trascender más allá de haberle dado a luz y de haberle llorado a los pies de la cruz, nunca le di la importancia que tiene.
Haciendo a un lado la polémica de si es o no la madre virgen de Dios hecho hombre, creo que María es un buen ejemplo de mujer que vive con dignidad y que se entrega a quien le dio la vida, es decir, a Dios.
Finalmente cada quien es la persona que puede ser. Habrá quienes estén llamados a la vida religiosa, habrá quienes estén llamados a brillar en lo profesional, habrá quienes estén destinados a ser padres extraordinarios y habrá quienes estén destinados a cambiar al mundo 180 grados con su creatividad. Habrá bueno y habrá malo; en uno está decidir de qué lado quieres vivir y de quien quieres seguir su ejemplo. ¡El chiste es ser FELIZ en el proceso!
Y si creen que todo el rollo mareador del principio es obra de una imaginación fértil pero fatalista, vean aquella película mexicana de nombre: "¿Por qué nací mujer?", del año 1970. Muuuucho de lo que les cuento me tocó verlo en las familias de mis padres y otro tanto en las mujeres que se me han atravesado en el camino. La escritora Myriam Salinas, supo retratar muy bien en esta historia la vida de la mujer mexicana.