Esta vez no escogeré la melancolía porque, a pesar de todo, tengo más motivos para alegrarme que para abandonarme a la tristeza.
Nada debe compararse a sentirse vivo y ver en los ojos de los que amas que también te aman. Los dolores van y vienen pero siempre hay remedio para ellos. Un té. Una aspirina. Un abrazo. Una llamada. Un libro de Benedetti o un poema de Neruda.
Esta vez no. Esta vez brillará la luz.
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