martes, 20 de abril de 2010
La guerra que se acabó
En alguna etapa de mi vida abril significó más que el mes de mi aniversario de bodas, por tres o cuatro años fue el escenario de un evento que en verdad me apasionaba, por el que era capaz de sendas desveladas y de aún mayores exprimidas de cerebro. El primero de esos abriles descubrí que lo que yo escribía podía gustarle a alguien, que no era una locura abrirle el pecho a gente desconocida y mostrarle todo el contenido guardado durante mi vida entera. Todavía recuerdo la sensación de ver los comentarios positivos a mis tímidos intentos de poesía y la fuerza interior que eso me producía, la vorágine de letras, cuentos, poemas que salían de mi pluma uno tras otro; a veces despertaba en medio de la noche con una idea y corría al baño a plasmarla antes de que el olvido se la robara. La sacudida fue tal que ese primer treinta de abril comencé a preparar el material para el siguiente, me uní a otras personas y la sinergia que se creó sólo puede describirse con la palabra magia. Fueron meses grandiosos, llenos de planes, trabajo y compañía constante, amigas nuevas por montones, creatividad al máximo. Los siguientes abriles tuvieron su encanto y seguí entregada a la satisfacción de esas noches geniales aunque cada año el desgaste era mayor imperceptiblemente y el placer se iba haciendo pequeño, algunas amigas demostraron que no lo eran y las decepciones comenzaron a enseñar su feo rostro cada vez con mayor constancia; mi vida personal se fue complicando, viví cambios importantes que alteraron mi dinámica diaria, me emproblemaron y se llevaron al caño mi creatividad. El distanciamiento final llegó de manera inevitable, se fueron las letras, casi todas las amigas, el tiempo y las ganas, se me agotó el motor para tanta locura. Hoy es veinte de abril y hace apenas un par de días que me di cuenta de que la Guerra Florida debía estar desarrollándose en algún foro; me caminó entre los dedos un gusanito de nostalgia, a fin de cuentas esos abriles serán siempre parte de los grandes recuerdos de mi vida y los culpables directos de que en este momento esté aquí escribiendo o intentándolo por lo menos, pero jamás volvería a participar, la pasión necesaria es mucha y a mí hace rato que no me queda nada de todo aquello.
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