martes, 12 de julio de 2011

De las mentes brillantes: Albert Einstein

Creo que vendría bien abrir un apartado dedicado a las mentes brillantes y voy a abrirlo recordando a Albert Einstein, de quien recientemente he aprendido mucho.

Como sabemos, Albert ejerció en vida las profesiones de científico y catedrático universitario, y es considerado el científico más notable que dio el siglo XX a la humanidad. Su trabajo ha sido la base de muchos de los descubrimientos y de los avances científicos de nuestros tiempos, aunque él haya abandonado su andar por este mundo hace ya cincuenta y seis años.

Conocido popularmente por su fórmula sobre la equivalencia de masa-energía: E=mc² y por su teoría de la relatividad.

Reconozco mi ignorancia sobre muchas otras cosas alrededor de Albert, pero gratamente la vida me ha llevado por el camino de por lo menos rascar la superficie de su pensamiento filosófico; tan notable y brillante como su pensamiento científico.

Aquí les comparto algunas de las frases que más me agradan y que por supuesto no son ocurrencias de un distraído y desparpajado... aunque esa apariencia diera. Aquí cabe bien aquello de: "No juzgues a un libro por su cubierta."
Prefiero un ignorante a un estúpido, la ignorancia tiene cura, la estupidez es eterna.

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.

Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.

Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición de parte de mentes mediocres.

No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos.

El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.

En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento.

La debilidad de actitud se vuelve debilidad de carácter.

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás.

La religión sin la ciencia estaría ciega, y la ciencia sin la religión estaría coja también.

Cada día sabemos más y entendemos menos.

El azar no existe; Dios no juega a los dados.

¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.

Los ideales que iluminan mi camino y una y otra vez me han dado coraje para enfrentar la vida con alegría han sido: la amabilidad, la belleza y la verdad.

Una velada en que todos los presentes estén absolutamente de acuerdo es una velada perdida.

El misterio es la cosa más bonita que podemos experimentar. Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos.

¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida mas fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es está, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino.

Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera.

Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera.

Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela.

Estoy absolutamente convencido que ninguna riqueza del mundo puede ayudar a que progrese la humanidad. El mundo necesita paz permanente y buena voluntad perdurable.

Estoy satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida y con el conocimiento, el sentido, de la maravillosa estructura de la existencia. Con el humilde intento de comprender aunque más no sea una porción diminuta de la Razón que se manifiesta en la naturaleza.

¿Qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida?

No pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto.

La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión persistente.

Creo en el Dios de Spinoza, que nos revela una armonía de todos los seres vivos. No creo en un Dios que se ocupe del destino y las acciones de los seres humanos.

La vida es hermosa, vivirla no es una casualidad.

Quien crea que su propia vida y la de sus semejantes está privada de significado no es sólo infeliz, sino que apenas es capaz de vivir.

Si no chocamos contra la razón nunca llegaremos a nada.

Dios es sofisticado, pero no malévolo.

Lo más incomprensible del mundo es que sea comprensible.

Los conceptos y principios fundamentales de la ciencia son invenciones libres del espíritu humano.

Nada sucede hasta que algo se mueve.


Creo sinceramente que si esto es una probadita, el total debe rayar en lo increíble.

No sé si Albert fue un hombre religioso, pero me queda claro que a través de sus investigaciones, logró estar muy cerca de ver a Dios y de entenderlo... en algún nivel.

Un abrazo con aprecio.

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