Hace unos días tuve la fortuna de recibír una muy grata sorpresa.
Inesperada y por lo tanto inimaginada, sirvió para dejarme claras algunas cosas que venía reflexionando y otras que apenas acababa de conocer.
Vi la abundancia proveniente de un lugar de donde siempre supe que había miseria.
Presencié la alegría que da hacer felices a los demás sin esperar lo mismo a cambio. No todo es un sacrificio y un constante sufrir, para que otros gocen de una alegría.
Me di cuenta que aunque la vida no nos depare lo que en algún momento soñamos, de cualquier manera es posible ser feliz. Basta con que aceptes las cosas y sigas tu camino con una sonrisa para dar a los demás.
Las cosas sencillas son las que más valen y generalmente cuestan muy poco... En ocasiones, nada.
Gracias a don Luis y a Fer, por haber venido a traer amor, esperanza y alegría, desde un lugar del que sólo he esperado soledad, indiferencia, miseria, rencor y mentira.
En verdad no hay nada realmente malo, cuando sabes que al final lo único que queda es Dios y Él es BUENO.
Un abrazo con todo mi aprecio.
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