domingo, 13 de abril de 2008

El dulce sabor de una mujer exquisita.

Compartiendo una velada con mi tocaya, salieron a relucir algunas cosas que a muchas mujeres nos aquejan, pero que raramente notamos la universalidad del asunto hasta que la amiga te dice que siente o le pasa lo mismo que a ti.

Curiosamente, después de tener la charla, me he topado con esto y hoy quiero compartirlo con ella y con quien quiera leer.

Besitos del corazón:
Anabell en el río de piedras

El dulce sabor de una mujer exquisita


Por Gabriel García Márquez.

Una mujer exquisita no es aquélla que más hombres tiene a sus pies,si no aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.

Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo, es aquella que con tan sólo una franca y abierta sonrisa y un buen consejo puede alegrarte la vida.

Una mujer valiosa no es aquélla que tiene más títulos, ni más cargos académicos, es aquella que sacrifica su sueño temporalmente por hacer felices a los demás.

Una mujer exquisita no es la más ardiente (aunque si me preguntan a mí, todas las mujeres son muy ardientes... Los que estamos fuera de foco somos los hombres) sino la que vibra al hacer el amor solamente con el hombre que ama.

Una mujer interesante no es aquélla que se siente halagada al ser admirada por su belleza y elegancia, sino aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.

Y un hombre...un hombre exquisito es aquel que valora a una mujer así...que se siente orgulloso de tenerla como compañera....que sabe tocarla como un músico virtuosísimo toca su amado instrumento...que lucha a su lado compartiendo todos sus roles, desde lavar platos y atender tripones, hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes...

La verdad, compañeros hombres, es que las mujeres en eso de ser 'muy machas' nos llevan gran recorrido... ¡Qué tontos hemos sido! -y somos- cuando valoramos el regalo solamente por la vistosidad de su empaque...

¡Tonto y mil veces tonto! el hombre que come mierda en la calle, teniendo un exquisitímo manjar en su casa.

1 comentario:

La lunática dijo...

Por eso el Gabo... ¡es el Gabo!

¡Gracias por el regalo!

Besos y abrazos

Tu tocaya lunática