martes, 27 de enero de 2009

El abandono

Desde hace unos meses el abandono me persigue, y no es que yo sea su objeto, por el contrario, soy yo quien ha ido dejando de lado sueños, gente, actividades, momentos, creencias, gustos y ganas. Me he ido abandonando al abandono. Ya no escribo, ya no llamo, ya no sueño, ya no salgo, ya ni siquiera lloro. He tomado al abandono de la mano y he abandonado lo que por años llevé pegado a la piel, lo que mucho tiempo pensé imposible de abandonar. Permanece lo indispensable: el amor, la familia, el trabajo, la música, lo fundamental para mi yo más yo. Pero el otro, el que necesita de lo que he abandonado... ese es el que va por la vida sin encontrar tregua para su soledad.
¡Cuánto abandono! ¡Cuántos sueños perdidos! ¡Cuánta oscuridad! Como bien se preguntó una vez alguien a quien también he abandonado: "¿Algún día me libraré de esto?"

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