domingo, 9 de mayo de 2010

Sting y la noche de la magia

En mi vida hay, generalmente, pocos momentos de explosión, pocas oportunidades de que la adrenalina se me manifieste con esa intensidad estremecedora que hace falta, a veces, para ponerle sazón a la existencia. Ayer por la noche tuve un derrame de todo ello, ayer noche volví a ser testigo del milagro de las rolas de Sting en mi vida... ayer noche más que nunca.
El telón de fondo fue muy distinto a cualquiera anterior. He estado presente en cada uno de los conciertos de cada una de las giras que ha traido al músico de Newcastle a México: en 1991 con el Soul Cages, en 1994 con el Ten Summoner's Tales, en 2001 con el Brand New Day, en 2004 con el Sacred Love y en 2007 con el tour de reencuentro con The Police. Cada uno tuvo en su momento un impacto fuerte en mí, cada uno me trae recuerdos de momentos distintos de mi vida, de etapas dolorosas y felices, pero siempre en el clásico ambiente de fiesta de los conciertos masivos... en el Auditorio Nacional, en el Palacio de los Deportes, en el Foro Sol. Ayer noche todo fue distinto. El escenario fue un claustro maravillosamente engalanado, lleno de una extraña mezcla de individuos de la alta sociedad con fans de cepa con "artistas" de la farándula mexicana con gente que quién sabe por qué estaba ahí si no conocía más que una o dos de las maravillas musicales de Sting. Evidentemente para muchos fue una oportunidad de ver y dejarse ver, de caminar por la alfombra roja y aparecer luego en las revistas del corazón como personas altruistas y "comprometidas" con la causa de la educación en México. Mi naturaleza simple y la condición clasemediera de los últimos veinte años de mi vida me habían impedido verme en un ambiente similar en el pasado, digamos que fue la primera vez que estuve en un mismo lugar tanta "gente bonita", en un ambiente tan distinto y tan distante a lo que es mi vida cotidiana.
Siempre he dicho que las canciones de Sting y de The Police son como mi casa y ayer noche en eso consistió la magia: en corroborarlo, en darme cuenta de cómo en cuanto sonó el primer acorde de If I ever lose my faith in you todo lo distinto y lo distante se convirtió en territorio conocido, confortable y amado. La magia empezó a fluír, mi cuerpo a moverse, mi garganta a desgarrarse y mis pies, ampulados por los tacones necesarios para la ocasión y por las horas de espera en pie, a no sentir nada que no fuera una necesidad imperiosa de pegar de brincos. Una mezcla equilibrada de canciones de Police y de Sting en solitario me fue llevando de la mano por lugares, momentos y personas de mi vida, por euforias y felicidades, por mis amores y desamores. A diez metros de distancia pude ver que su rostro muestra las señales (que hace treinta meses no estaban ahí tan descaradamente) de unos sesenta años que se le acercan cada vez más y el bajo café descascarado que le acompaña desde hace tanta vida. El colofón de Roxanne me regaló el momento apoteósico de la noche, la piel de gallina y las ganas desesperadas de llorar mientras no podía parar de saltar con las manos en alto; Wrapped around your finger, Tea in the Sahara, The shape of my heart y Fields of gold me regalaron una deliciosa calma melódica y atiborrada de recuerdos; Every breath you take y King of pain, mis dos más grandes amores musicales "policiacos", fueron pura felicidad. Esos momentos hacen que valga la pena pagar el precio de cualquier boleto.
Cuando Fragile cerró la noche, las manos me dolieron de aplaudir, mis pies retomaron la conciencia de sus ampollas y del dolor por el atrevimiento de haber brincado dos horas con los zapatos inadecuados, mi garganta estaba seca, mis ojitos llenos de lágrimas felices y mi corazón eufórico. El camino al auto fue tortuoso, tanto que lo terminé descalsa. El regreso a casa fue en medio de ese silencio necesario para asimilar una experiencia musical que espero con toda el alma, se repita algún día.

1 comentario:

Anabell dijo...

¡Muuuuchas felicidades amiga!

Sin duda esta es una experiencia para recordar toda la vida. Me da muucho gusto ver que hay compensaciones en tu día a día, y que las sepas disfrutar por todo lo que significan.

Te mando un abrazo apretado con mucho cariño.

Besitos.