Ayer murió Steve Jobs. Todo el mundo habla de eso, de la gran pérdida, de si su legado es del tamaño del de Alva Edison o el de Graham Bell, que si revolucionó el mundo y la forma en que consumimos, leemos, escuchamos, nos comunicamos; que si sus formas o modos eran o no correctos, que si fuen un mal padre pero un gran líder y un largo camino de etcéteras. En lo personal, creo que el tipo fue un genio, un parteaguas, un referente, y de alguna forma me gusta saberme contemporánea de semejante figura y de poder comprender los dos mundos, el de antes y el del después de Steve Jobs, simplemente porque los viví. No puedo opinar mucho más que eso, en cuanto a los asuntos técnicos me confieso una absoluta ignorante; sin embargo, desde que leí el famoso discurso de Stanford hace algunos años, hay algo que me ha dado vueltas en la choya por bastante rato y me genera una buena dosis de ansiedad: ¿se puede ser feliz cuando no amas lo que haces? Porque el "ama lo que haces" o "haz lo que amas" visto desde la retórica suena muy bonito, y desde la perspectiva del joven que tiene frente a sí todas las decisiones importantes de su vida puede resultar altamente motivador y un excelente consejo para resolver disyuntivas; pero desde el ángulo del adulto cuarentón que un día se despierta con el terrible descubrimiento de que ni remotamente ama lo que hace y que se le va la vida en un trabajo al que asiste diariamente sólo por la indispensable remuneración económica, ¿es la muerte del sueño llamado felicidad? Entonces...¿hay que romper con todo e ir en busca de eso que se ama y de lo que a veces ni siquiera se tiene comciencia plena? ¿Se puede ser feliz así, aceptando la realidad y buscando las aristas positivas para enfocarse en ellas y construir una mejor existencia a partir de ello? ¿Hay alguna esperanza para nosotros, los desgraciados-desterrados-del-nirvana-laboral?
6 comentarios:
Ains, niña, todas esas preguntas me las estaba haciendo yo esta misma mañana... y tanto en un sentido como en otro, las cosas las veo muy negras.
Amiguitas, les mando un abrazo apapachador. Sé que eso no cambia la situación por la que pasan, ni la forma en la que esto afecta sus vidas, pero es lo único que tengo para ofrecerles como muestra de mi cariño, respeto y admiración.
Las quiero.
Querida Rae, ha sido un gusto saber que lees, ¡gracias! Fíjate que le he estado dando más vueltas al asunto desde ayer y creo que llegué a dos conclusiones:
1. El equilibrio absoluto, ese en el que todos los aspectos de la vida, TODOS, estan en armonía, es utópico. Siempre va a haber algún punto, algún detalle, un algo que no funcione a la perfección. Steve Jobs fue un genio en muchos aspectos, pero también he escuchado que fue un padre ausente y que sus hijos no tienen un buen concepto de él. Seguramente si escarbamos en la historia de los que han sido grandes referentes de la humanidad, encontraremos aspectos oscuros, como esos que vemos en nosotras mismas todo el tiempo. Habría que preguntarse si el tipo fue realmente feliz. Tal vez sólo sea algo que le atribuímos porque cumplió con el estándar contemporáneo de éxito.
2. La felicidad no siempre o solamente la poseen aquellos que van sonriendo por la vida de una forma constante o los que han tenido grandes logros económico-laborales. Podemos hallar momentos de felicidad en muchas partes, en sitios, en canciones, en libros, en momentos; todo está en que nos decidamos a entenderlo, a vivirlo y a ponerlo encima de las negatividades que nos poseen y reodean; esa es la parte complicada, o por lo menos la que me está costando más trabajo.
En fin, que el hámster no para, ¡ja!
**
¡Gracias, tocaya!
**
Un abrazo a ambas :)
Estoy muy de acuerdo contigo tocaya. Confirmas una vez más que lo vivido siempre tiene algo útil además de hacernos sufrir cuando lo hace.
Creo que cambiaré el título de la entrada anterior por algo que no sea tan determinante y con lo que mucha gente no pueda sentirse identificada por sus circunstancias personales.
Gracias a ambas por hacérmelo ver.
Les mando un abrazo con aprecio.
Tocaya del alma, no tienes que modificar nada o por lo menos eso creo. Ora si que cada quien habla según le va en la feria y es genial compartir con el mundo tanto los aspectos de tu vida que funcionan como los que no tanto. Siempre he dicho que las personas que encontraron a tiempo ese algo para lo que fueron creados son afortunados, los demás seguramente encontraremos sentido en otros aspectos y seguramente, también, seremos capaces de encontrar la serenidad en algún momento de nuestras vidas.
Besos y abrazos :)
Tampoco creo que haya que modificar el título de la entrada anterior, me parece acertado y que se complementa con esta, porque cada uno tenemos nuestras circunstancias. Quizás yo me siento más identificado con este por el momento personal que estoy pasando, en el que tengo la sensacion de que no haya nada que vaya bien en mi vida.
A veces pienso que he luchado por mis sueños, que lo he intentado una y otra vez y que siempre he fracasado, que tengo que aceptar que nunca se cumplirán y que es mejor olvidarlos y centrarme en las pequeñas cosas que comenta Anabel que pueden hacerme feliz, pero siempre cuesta dejar atrás los sueños y luego eso, que ves discursos como el de Jobs, donde parece que si no consigues las cosas es porque no te pones a ello, pero lo cierto es que no todo el mundo tiene su talento o su suerte, o sus circunstancias.
¡¡Besos a las dos!!!
Y sí, os suelo leer aunque no siempre deje comentarios ;)
Publicar un comentario