sábado, 1 de noviembre de 2008

Lectura para una noche de insomnio: La muerte civil

Estando ya a pocas horas de celebrar otro día de muertos, yo vengo a hablar un poco sobre otro tipo de muerte: La muerte civil.

La muerte civil es un estado en el que se le retira cualquier derecho y personalidad jurídica a un ser humano, aunque siga físicamente vivo. Generalmente se le otorga a quienes están presos con cadena perpetua o a quienes serán sometidos a la pena de muerte.

Yo he descubierto que la muerte civil tiene otra aplicación, es verdad que no tiene nada que ver con la pérdida de derechos civiles, pero a quien se le otorga, deja de existir en la vida de quien se la da.

No es por darme baños de pureza, creo que no hay persona en el mundo que no tenga un lado flaco, pero sí puedo decir que soy una persona pacífica que casi siempre tiene buena voluntad para con el prójimo. Así me educaron.

El paso de los años me ha enseñado que las relaciones interpersonales son sumamente delicadas y que si bien están llenas de cosas maravillosas que hacen que el corazón rebose de felicidad, también tienen momentos difíciles y que tristemente en algunas ocasiones, condenan a la relación a una muerte irremediable.

En mis 36 años de vida, solamente dos personas me han dado la muerte civil (que yo sepa). Digamos que comparado con el tiempo que he vivido y el número de personas que han pasado por mi camino esto no debería ser significativo, pero tristemente lo es.

El duelo de la muerte física la vive el que se queda, el duelo de la muerte civil la vive el que la recibe.

Me queda claro que por mucho que mis padres se hayan esforzado por educarme para ser una persona de bien, muchas veces me equivoco y lastimo con mis acciones o con mi actitud a la gente que me rodea. Reconozco que soy una persona increíblemente reactiva y que muchas veces me muevo y emito juicios usando solamente mi percepción (muchas veces) limitada de lo que ocurre a mi alrededor.

Todo en la vida tiene un precio y mis actos no son la excepción. A partir de este día debo cargar con el peso de otra muerte civil, que si bien quien me la dio no tiene un significado fuera de proporciones en mi vida, es un hecho que no deja de ser doloroso pues me hace dudar de mi calidad como persona.

Sé que este es un sentimiento pasajero y que eventualmente superaré sus efectos en mi vida, pero hoy me duele y me preocupa.

En fin, seguiré trabajando por ser una buena persona, por conservar mis valores y por no dejar que estas situaciones me quiten la fe en la humanidad... porque si hablamos de dolores, la gente a la que mis actos pudieron lastimar también me lastimó a mí.


"[...] Y allá en el otro mundo,
En vez de infierno encuentres gloria,
Y que una nube de tu memoria me borre a mí [...]"

Échame a mí la culpa - José Angel Espinosa "Ferrusquilla"

Gracias por leer, gracias por comprender.

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