Puede que llegue o que no, que al final decida, en el umbral, que no es esta casa la que desea visitar para quedarse un tiempo y apiadarse de su habitante solitaria.
Puede que una vez dentro cambie de opinión al ver la austeridad del contenido y su dignidad decida que no, que no soportaría estar rodeada de semejante pobreza.
Pero también puede que se pueda, que encuentre detalles, destellos, alguna mota de color fantástico, algo que le haga pensar que si se ordena y limpia un poco, ese espacio puede generar belleza; tal vez no ahora, tal vez ni siquiera mañana, pero sí algún día en el futuro.
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