lunes, 25 de febrero de 2008
"Somewhere Back in Time Tour": IRON MAIDEN
Dicen que la comida es el camino al corazón de un hombre. Para mí, el camino al corazón de un hombre estuvo marcado por la música, más específicamente por el metal, por Iron Maiden.
Este 21 de Febrero tuve la enorme fortuna de disfrutar desde casa (Guadalajara), uno de los mejores espectáculos que he visto. El concierto de la gira "Somewhere back in time" de Iron Maiden.
Yo ya había asistido a un concierto de Maiden en 2001, cuando se presentaron en el Foro Sol del D.F. en la gira "A Brave New World" (si mal no recuerdo), donde conocí a Rob Hallford (vocalista de "Judas Priest") y a Queensryshe, en aquel entonces no estaba muy empapada de su música, pero eso no fue impedimento para que pasara un gran momento al lado del hombre que amo y unos cuates más.
Hoy, después de 7 años, me reencuentro con ellos y la experiencia es mejor aún que la anterior, pues ahora estoy mucho más conectada con ellos y con su música.
La telorena en esta ocasión fue Lauren Harris (hija del genio creador de Maiden, Steve Harris).
Lauren resultó ser una chica de muy buena vibra, con gran talento vocal y energía descomunal sobre el escenario, además de ser muy linda y de cuerpo envidiable.
La entrada de Maiden fue genial. El espectáculo comenzó con un video de fragmentos de la gira con "Transylvania" (mi favorita) de fondo.
Después vino parte del discurso con el que Winston Churchill motivara a las fuerzas armadas inglesas el 4 de Junio de 1940 y que Maiden utiliza para entrada de "Aces High": "We shall fight on the beaches, we shall fight on the landing grounds, we shall fight in the fields and in the streets, we shall fight in the hills; we shall never surrender". No está por demás decir que la banda se prendió al máximo en espera de ver a sus ídolos salir a interpretar esta y otras 15 rolas fenomenales.
A pesar de que los años dejan huellas físicas, Iron Maiden es uno de los mejores ejemplos de que mantenerte concentrado en lo que te gusta, hace que conserves energía para hacer renacer cada noche, un repertorio musical que data de hace más de 20 años.
"2 Minutes to midnight", "Fear of the Dark", "Powerslave", "Wasted Years", "Can I play with Madness?", "Iron Maiden", "The rime of the ancient mariner" (mi segunda favorita después de "Transylvania"), "Revelations", "The Trooper", "Run to the hills", "The number of the beast", "Heaven can wait" (donde subieron al escenario a cantar los coros a miembros del fan club), "Moonchild", "Hallowed be thy name" y "The Clairvoyant", fueron las rolas que nos hicieron levantar los brazos y cantar a todo pulmón para acompañar a Bruce Dickinson en los coros.
Yo personalmente me pasé casi todo el concierto admirando a Steve Harris (mi favorito de todos, sin restarle puntos a otros miembros de la banda), pues me parece que es uno de los tipos más ubicados y geniales que el mundo de la música nos ha permitido conocer. Desde mi personal punto de vista, Harris ha sido el pegamento que ha mantenido a la agrupación en su lugar, haciendo lo que debe.
En segundo lugar admiré de la capacidad vocal y la energía que Bruce desprende. Se pasó gran parte del concierto corriendo de un lado a otro, usando gran cantidad de disfraces para darle a cada canción, su sello característico.
En un momento alguien le dio un sombrero charro con la cara de Eddie (la mascota), en la parte frontal. Él lo usó pero no advirtió este detalle hasta mucho tiempo después y fue entonces que hizo un comentario algo así como: "Este es el sombrero más cool que he usado en mucho tiempo". Obvio, la banda se prendió mucho más.
El escenario recordaba a aquel usado en la gira "Life after death" de 1985, en donde el tema principal era el arte egipcio del disco "Powerslave", con Eddie como protagonista, por supuesto.
A mí me gustó mucho más que el usado en la gira que vi hace 7 años. En este se podía ver un telón con "The Trooper", el barco de "The rime of the ancient mariner" y la ciudad cosmopolita para "Iron Maiden".
El buen Janick Gers hizo no solo despliegue de su talento con la guitarra, sino que mantuvo a la audiencia entretenida con sus piruetas con la guitarra y sus poses geniales.
Dave Murray siempre sonriente, de repente se le veía correr de un lado a otro, pero creo que de todos, fue el que menos corrió por el escenario.
Harris fue de aquí para allá moviendo a todo lo que da, su padrísima greña larga de toda la vida. Como le caracteriza, tocó apoyando un pie sobre los alta voces cantando con la gente de las primeras filas (¡¡¡Suertudotes!!!)
A Nicko McBrain también se le veía muy sonriente a través de la cámara que ubicaron a su izquierda, porque desde su lugar tras la batería en el centro del escenario, no se le alcanzaba a distinguir. Gran baterista, no cabe duda.
Adrian también estuvo genial aunque desde mi perspectiva se mantuvo un poco serio. Definitivamente un genio de la guitarra. Él, Murray y Janick, sin duda hacen una terna magnífica que le ha dado un sonido aún más espectacular y majestuoso a las rolas de Maiden.
Bueno, qué decir de Bruce Dickinson. Simplemente FENOMENAL. Recuerdo haberle escuchado decir alguna vez que para estar en este negocio necesitas un ego muy gordo y que él tenía uno obeso (no me cabe duda de ello). Levantar y mantener animada a una audiencia tan especial y exigente como la metalera, no es trabajo sencillo y él es uno de los mejores animadores que conozco en el ámbito musical.
Dueño de una gran calidad vocal (aunque no de mis favoritas), el tipo interpreta con gran energía y sentimiento cada una de las rolas que canta. Mis respetos para el señor Dickinson.
El que no puede faltar: Eddie, la mascota. Ese esqueleto al que se le puede ver en todas y cada una de las portadas de los discos de Iron Maiden, caracterizado del elemento usado en el momento.
La salida de Eddie (de casi 3 metros de alto) al escenario se dio durante "Iron Maiden", donde como siempre, fue a molestar a Janick para disfrute de los fans.
Mi momento favorito se dio durante "The rime of the ancient mariner". Donde de fondo se podía ver el barco en el que viajaba el marinero y su tripulación, a Bruce contando la historia y el extraordinario ambiente que dan las guitarras de Murray, Gers y Smith en los diferentes niveles de la canción. Creo que fueron los mejores 13 minutos y medio de todo el concierto. Si tienen oportunidad de escucharla, háganlo, no se van a arrepentir.
En otra ocasión prometo venir a hablarles del maravilloso poema de Samuel Taylor Coleridge que dio pie a esta extraordinaria canción escrita por Harris.
Sin duda me atrevo a decir que esta fue una de las mejores experiencias musicales que he tenido y miren que no han sido pocas. La banda (público) cada vez se comporta mejor y su respuesta hace que los intérpretes se sientan más felices y satisfechos, de haber hecho una parada en esta tierra de dios.
Ojalá esto de pie a que haya muchos más eventos de gran nivel, en donde Iron Maiden y otras grandes bandas de metal y rock, vengan a hacer despliegue de su enorme talento musical.
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