martes, 30 de septiembre de 2008

Ayer...

Ayer supe de ti y de tus ojos cansados, de tu piel marchita, del abandono al que te has sometido. Supe que poco queda de tu cintura y de aquel brillo que salía de tu sonrisa.
Ayer supe de ti y me ha dolido saber que toda la felicidad que te he deseado siempre, es una quimera.
¡Qué lástima! ¡Qué pena!

No hay comentarios: