viernes, 19 de septiembre de 2008

Desesperanza

Cada día te vuelves más poderosa, te esparces por minuto y devoras todo a tu paso como una especie de "nada". Dan ganas de tomar familia y salir corriendo a otra tierra en la que se pueda esperar lo mínimo que se pide para poder vivir: la paz, pero también la promesa de que a un arduo trabajo corresponderá una recompensa proporcional.
Llevas largo tiempo arañando mi entraña pero de unos meses para acá todo parece confabularse para impedir tu derrota a manos de mi anémico optimismo.
A veces, como hoy (sobre todo después de escuchar el noticiero en la radio de camino al trabajo), me pregunto ¿qué más?, ¿cuánto más podremos aguantar?, ¿dónde están las soluciones?, ¿aún existe esperanza para este pobrecito país tan madreado por sus propios hijos?, ¿cuándo podré garantizarles a mis pequeños al salir de casa por la mañana, que al volver no habrán tenido un nuevo encuentro con un revólver?
Bienaventurada tú, desesperanza, porque eres lo único que prospera en esta tierra de narcos, delincuentes y políticos miopes.

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