sábado, 17 de septiembre de 2011

El Perdón

Este fue un buen día... hoy, como nunca antes, sé que puedo reconstruirme cuantas veces sea necesario.

Sé que siempre va a haber cosas de las cuales me puedo doler, pero también sé que hay algo adentro de mí que me permite seguir mi camino; es mi decisión  cargar o no, los lastres del rencor.

Como dice el proverbio chino: "Si buscas venganza, más vale que caves dos tumbas, porque una será para ti".

Lo siento pero soy demasiado joven para morir.

Estas palabras que voy a compartirles estaban destinadas a mis ojos en momentos de mucho pesar en mi corazón. Me llegaron por medios distintos: una presentación de power point, una estampa que le dieron a mi hijo mayor en la escuela y venían mencionadas en un libro que una amiga me regaló.

Es conocida con muchos nombres, aquí la llamaré: Da siempre lo mejor.

Y lo mejor vendrá...

A veces las personas son egoístas, ilógicas e insensatas...
Aun así perdónalas.

Si eres amable, las personas pueden acusarte de egoísta e interesado...
Aun así sé gentil.

Si eres un vencedor, tendrás algunos falsos amigos y 
algunos enemigos verdaderos...
Aun así vence.

Si eres honesto y franco las personas pueden engañarte...
Aun así sé honesto y franco.

Lo que tardaste años para construir, alguien puede destruirlo de una hora
para otra...
Aun así construye.

Si tienes paz y eres feliz, las personas pueden sentir envidia...
Aun así sé feliz.

El bien que hagas hoy, puede ser olvidado mañana...
Aun así haz el bien.

Da al mundo lo mejor de ti, aunque eso pueda nunca ser suficiente...
Aun así da lo mejor de ti mismo.

Y recuerda que, a fin de cuentas,
es entre tú y Dios...
NUNCA FUE ENTRE TÚ Y ELLOS.

Beata Teresa de Calcuta

¿Cuántas de estas cosas han sido en el pasado una cadena, un pesar y hasta una condena?

El mundo está lleno de personas que actuamos con insensatez y egoísmo en algún momento de la vida (o en muchos tal vez).
Cargar la pena de lo que me hayan hecho (y de lo que yo les he hecho, porque no me excluyo del grupo), más el rencor que me inspiran al recordar constantemente lo sucedido, es el mejor remedio para encontrar una temprana muerte. 

Ese veinte me cayó maravillosamente un día que un amigo puso en su muro de Facebook: "El resentimiento  es como tomar veneno y esperar que sea el otro el que se muera." Ilógico, ¿no? Desde ese día me esfuerzo por no guardarle rencores a nadie. Algunas veces tengo éxito, otras no... pero vaya, ¡que no quede en letra muerta!

¿Cuántas veces hemos sido vistos como lambiscones por ser amables? Admito haber dejado de ser amable con ciertas personas para que no me tacharan de interesada. ¿Qué me gané con eso? Creo que nada. Darle gusto a los demás para quedar bien es una tarea sumamente desgastante y que no reditúa el esfuerzo. No inviertas donde no obtendrás ganancias. Suena avaro, lo sé... pero en este concepto, cuidar lo que eres y más aún lo que das, es lo mejor que puedes hacer. No porque esperes algo a cambio por ser amable, sino por el simple hecho de hacerle la vida mejor a los demás.

Tontamente he dejado de lado algunos sueños por temor a que los demás no los entiendan. Algo similar a lo que pasa en lo dicho en el párrafo anterior. Hoy sé que mientras mis sueños y aspiraciones no vayan en contra de la integridad y dignidad de los demás, no tengo por qué dejar de perseguir mis aspiraciones más altas. Los falsos amigos y los verdaderos enemigos de todas maneras existen. 

Realmente la parte de la honestidad y la franqueza es algo que me causa mucha frustración. Tristemente en este México que hemos construido, hay un dicho que reza: "El que no es tranza, no avanza." Me da mucha pena ver que muchos lo creen y lo han convertido en un lema de vida que se practica sin vacilar. 

Pero eso sí, por mucho que no "avance", la tranquilidad de mi alma descansa en mi honestidad y franqueza, razón por la cual nunca las dejaré de lado.

Me consta que hay cosas que llevan mucho tiempo construir, y que se ven rotas de un momento a otro. Admito también que dejé de construir porque estaba convencida de que no valía la pena seguir trabajando en algo que alguien más, tarde o temprano, terminaría por derribar. Hoy construyo por el puro placer de disfrutar el proceso y ver de pie, aunque sea por unos segundos, lo que soy capaz de crear.
No lo sé, tal vez mi depresión se debió principalmente a un temor en despertar la envidia en los demás si era feliz. En un mundo en el que: asaltan, matan, secuestran, hay caídas en la economía, gente muriendo de hambre, gente sufriendo enfermedades terribles y pobreza, ser feliz no es popular. Puedes ser tachado de insensible ante las penas de los demás y también de egoísta porque sólo se puede ser feliz si no se interesa por nadie más fuera de ti.

He aprendido que no puedes ser lo suficientemente pobre como para sacar a alguien de su pobreza; que no puedes estar lo suficientemente enfermo como para aliviar a alguien más y no puedes estar lo suficientemente triste como para que alguien más deje de serlo.

Es difícil hacer el bien y no ser reconocido por ello, pero se puede. Basta saber que en nuestro corazón, no cabe la falta de misericordia. Aun cuando pensemos que el mundo está acabado y no hay razones para hacer el bien cuando a los que hacen el mal parece irles tan bien. Creo que el amor, la paz y la conciencia bien lo valen.

Admito que muchas veces dejé de dar lo mejor de mí porque estaba convencida de que nunca sería suficiente. Hoy eso no me importa. Lo que sea que haga tendrá un impacto en quienes me rodean. Más vale que sea un impacto positivo, que uno negativo.

Y lo más importante de todo... fui muchos años por el mundo pensando en que ser y hacer todo lo que la madre Teresa menciona en estas reflexiones, era algo entre la gente y yo. Hoy me queda claro que aunque así lo parezca, en realidad esto va mucho más allá de lo terrenal. Como dice la filosofía de Sting: "Somos ESPÍRITUS en un mundo material." (...Y no al revés).

Un abrazo con aprecio.

Nos vemos en la próxima.

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