No creas que ha pasado otro 3 de agosto sin que me acuerde de ti.
Sin que recuerde todas las tardes en las que me fui a refugiar a tu casa para hacer de tu soledad y la mia, una compañía.
No pasa un 3 de agosto y muchos otros días, amiga querida, sin que recuerde nuestras charlas, las cartas a tus queridas amigas y las anécdotas sobre tu chapis adorado.
Hoy que es día de tu santo te recuerdo Lidia, y te digo que aunque no te haya podido ver en los instantes previos a tu partida, nunca he dejado de quererte y de extrañarte.
Te me has adelantado un poco, pero sé que cuando "azote la res manita", te volveré a ver.
Te quiero mucho, güera querida.
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