Me gustan los espacios mágicos, interiores o exteriores, grandes o pequeños. He descubierto que no sólo me mueven el bosque y el mar con todos los pequeños detalles que los llenan, también esos rincones que muestran con franqueza lo que sus habitantes son, aman o sueñan.
Hace un par de días estuve en un sitio así. A nadie que entre a ese lugar le puede caber la más ínfima duda de que quien lo habita es una persona que no sólo ama la música en todas sus manifestaciones, si no que la vive y la respira; alguien que disfruta de los cielos abiertos y que aprecia la luna, las nubes, la lluvia, el viento, los árboles y la lluvia.
Me gustan los fragmentos de tiempo en los que éste parece desdibujarse, en los que nada perturba una plática agradable y variada con alguien a quien se le tiene un afecto verdadero. Hace un par de días disfruté de una tarde así.
Tiempos y espacios, a veces todo se conjuga para crear momentos perfectos.
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