martes, 4 de agosto de 2009

Mi tío Pepe

Se dice que en todas las familias hay un tío Pepe. La mía no podía ser la excepción, pero mi tío Pepe no es como cualquiera, el mío es olvidadizo, pausado, sencillo; seguramente es una de las personas que más admiro en el mundo porque es simple y feliz. Nunca hizo gran fortuna, tal vez porque nunca lo necesitó. Es la viva imagen del dicho popular "No es más rico el que tiene más sino el que necesita menos". Hombre de familia, íntegro, hogareño, buen padre, buen esposo, buen tío, estupendo abuelo, un gran hombre en resumen.
Recién regreso de departir con él y su familia por su cumpleaños y, como siempre, salí de esa casa con el ánimo renovado y las ganas de enfrentar con entereza la crisis económica que se me viene encima porque acabo de ver el claro ejemplo de un hombre que vive en carne propia una aún más dura y sin embargo le regala al mundo toda la paz que lleva dentro, con una simple sonrisa.
Creo que, malamente, nunca he dicho esto, pero en verdad quiero mucho al tío Pepe que la vida me regaló.

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