Dicen por ahí que vale más un buen adiós, que vivir del chongo por cosas que no valen la pena.
Hoy me veo en la necesidad de ponerme un bozal y guardarme las ganas de decir dos o tres frescas que pongan en su lugar a quien se lo merece, pero no lo voy a hacer porque hay otras personas y proyectos que me importan mucho como para dejar que se vayan al caño por babosadas.
Lo que sí puedo afirmar, es que ha llegado el momento de ponerle punto final a las cosas y llevarme lo que es mío y sólo mío.
Admito que me duele porque compartí mi juguete más querido y ver cómo lo hacen pedazos es un golpe muy fuerte, pero no importa... eventualmente me volveré a levantar y como siempre, él estará conmigo.
Hoy le han dado la estocada definitiva a uno de los más maravillosos sueños que jamás tuve y no me queda más que recoger los pedazos y seguir adelante, de cualquier modo, ese sueño ya vivía en terapia intensiva.
Recordaré con cariño los buenos momentos y a las personas que tan gentilmente tuvieron a bien, seguir mis locuras.
Así es este mundo de letras, muchas veces incomprendidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario