La final de la Champions con su polémica semifinal anglohispana detrás y su promesa de gran espectáculo. La liguilla del torneo mexicano de clausura 2009, sin tres de los cuatro grandes, no se sabe si para bien o para mal; juegos que en el papel no se le antojan a nadie pero que terminaré viendo porque más allá de mi expectativa de diversión está mi masoquismo futbolero. La final de la Concachampions, tan irrisoria como el nombrecito del torneo, con dos de los peores equipos nacionales de la última campaña (Cruz Azul incluído aunque me duela). La Copa Libertadores sin equipos mexicanos, con su tradición de aires discriminatorios esta vez llevados al extremo a causa de la influenza que nos ha convertido en leprosos modernos.
En fin, que la oferta futbolera para estas semanas es abundante... felicidad para los que lo disfrutamos. Calamidad para quienes lo sufren.
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